Era sábado 25 de octubre a las 6:00 AM. Como de costumbre, me había despertado naturalmente y como cada sábado, me odiaba por eso. Atendí las necesidades de mi gata, comió, le dimos una vuelta a la sala, le dí besos y me acosté con la certeza de que no me volvería a dormir.
A las 8:00 AM me despertó el Pájaro carpintero, la súplica de las peras, y dos personas con micrófono pidiéndole a los niños y niñas que hicieran una bulla. Era la celebración de halloween en el conjunto. No me pude sentir más miserable.
Era imposible poner música, ver tv, y huir del ruido. Como a las 10 AM me asomé por la ventana y había más personas pequeñas corriendo felices. Princesas, ninjas, superhéroes, un león y otras criaturas saltaban sobre rinocerontes inflables.
Como a las 11, supongo que a los organizadores se les empezó a agotar la playlist infantil y pusieron Latino de Proyecto Uno, Traicionera y un popurrí de Pastor López. A las pequeñas criaturas parecía no importarles el brusco cambio de género musical. Luego siguió El Venao, más merengue, vallenato, el día estaba soleado y pasó lo inevitable, me dió sed.
Mientras miraba de nuevo por la ventana pensé, “ya me bañé y puedo salir al parque. Para no desentonar, aprovecho y me estreno el disfraz que compré para la oficina; tengo un pitillo ecológico, entonces puedo sentarme en una banca, tomar unas cervecitas con la máscara puesta… no es mala idea”.
Pero Bogotá hizo lo suyo. En cuestión de zeptosegundos se oscureció, las primeras gotas fueron la señal de la huída y todo el mundo empezó a correr. Me ahorré lo de una multa, porque en el conjunto ponen multa por todo y todavía más importante, de que madres y cuidadores tuvieran que explicarle a sus hijos e hijas, por qué una Hannya tomaba Coronita en un parque. Gracias a Bogotá esas pequeñas ninjas, princesas, leones y demás criaturas pueden seguir creyendo en la magia, en que un demonio japonés aparece solo para castigar a sus padres y no se parece en nada a una adulta, proto-otaku, cervecera y desparchada.
Bogotá me salvó de mí misma. Finalmente me quedé en el apartamento estudiando sobre imperialismo y preparando el próximo artículo para Hekatombe.




