uno de sus mensajes, Donald Trump dentro de su ignorancia declara al supuesto grupo Antifa, como grupo terrorista; todo con el ánimo de crear un enemigo interno, algo muy común a los fascismos. En nuestras latitudes el fascismo criollo existe, es algo innegable, pero tiene particularidades que le son muy propias. Señalemos seis de ellas.
1) La nostalgia por un pasado glorioso. El fascismo es básicamente una fuerza conservadora (neoconservadora), que reposa en los pilares sociales heredados del feudalismo colonial, centrado en fuerzas tradicionales como la religión, la raza (blanca), la familia patriarcal, el ejército, la élite hereditaria de capitales de origen feudal y que, sumada a otra supuesta élite empresarial, se han convertido en parasitarias del estado. Cuando esta fuerza ha tenido que dar concesiones dadas las dinámicas y cambios sociales, y retoma nuevamente el poder, perfila como destino y futuro de la nación, el pasado. Para ellos, “todo tiempo pasado fue mejor”, y reinstalarlo, es su imperativo.
2) La concentración autoritaria del poder. Con el gobierno Petro, se ha hecho visible el enorme poder que los gobiernos anteriores concentraban en el poder ejecutivo sobre los demás poderes y estamentos. Poderes y estamentos que, de algún modo, aún le son fieles. Los juicios a favor de los hermanos Uribe, la lentitud en la justicia para abordar casos de corrupción de anteriores gobernantes, clanes políticos y candidato; el bloqueo en el congreso de las reformas políticas y sociales que desea impulsar el nuevo gobierno, y la cooptación de todos los órganos de control (fiscalía, procuraduría, contraloría, defensoría del pueblo) y de los medios de comunicación, entre otros, todo eso atestigua como el poder hegemónico tradicional tenía prácticamente secuestrado al estado, y hoy por hoy, incluso, todavía funcionan como oposición, creando un estado paralelo; es un estado profundo dentro del Estado. Sobra decir que este estado está al servicio, no del pueblo que eligió a Petro para hacer cambios, sino de las élites que siempre han gobernado y no desean reforma alguna.
3) La deslegitimación de las elecciones y del ejercicio democrático. Si lo hizo Donald Trump en Estados Unidos y Bolsonaro en Brasil, se tenía que hacer también en Colombia, por medio de noticias falsas y desinformaciones (fake news). Con el eco de los medios es una estrategia poderosa para crear inestabilidad y deslegitimidad, lo que se conoce como un golpe blando, y ayuda a preparar el terreno para un golpe de estado definitivo. Cada nada se menciona que la elección del presidente Petro es ilegítima dado que, sin pruebas concluyentes, denuncian la superación de topes en los aportes económicos de su campaña, y la intromisión de dineros de dudosa procedencia, lo que ha incitado a la apertura de bulos legales suficientes para crear ruidos mediáticos.
4) Entre la monarquía y el cipayismo. Trump sueña con ser monarca y Milei se cree el rey de la selva. A falta de un exacerbado nacionalismo, para el fascismo criollo es buena la idea de vender las bondades del servilismo. Entrega, traición y servilismo, son términos para designar a ese tipo de personas que, tal como en la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel, y reconociéndose como ser inferior, entrega la patria, sus riquezas y los suyos, al servicio de un poder extranjero. Característica heredada desde la conquista española, y que los mexicanos reconocieron en el malinchismo, término que se integra a la figura de la chingada. Nos dice Paz, a propósito del malinchismo y esa doble idea de romper y abrir: “Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta, determinada por el poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violación rige oscuramente todos los significados”. La dialéctica de “lo cerrado” y “lo abierto” se cumple así con precisión casi feroz. Por su oscuro apetito por chingarse al que sea y lo que sea (incluyendo menores), Donald Trump, por ejemplo, castiga de manera infame a la nación o persona que no se deje. Ahora se entiende el triste papel de personas como Javier Milei, Vicky Dávila, María Corina Machado, Fico Gutiérrez y el desfile triste de todos los cipayos de diversas naciones que visitaron hace poco la Casa Blanca.
5) Conformación de un grupo de seguridad selectiva. Llámese Camisas Pardas, las SS, la Gestapo, el F2, el DAS, las Convivir, las brigadas de seguridad de Fico en Medellín, o el AIDS en EEUU todos estos organismos de seguridad han sido conformados, a veces creados, con fines específicos de hacer vigilancia, espiar, obtener información, encarcelar, planear y hacer muertes extrajudiciales. Para la legitimidad de su existencia y de sus funciones, se valen de una estrategia de crear un problema y plantear una solución, y para ello usan todos los medios disponibles, incluyendo los medios de comunicación que continuamente promulgan la narrativa sobre la existencia de un enemigo interno que genera un problema y la necesidad de resolverlo. Por citar un ejemplo: enemigo interno (inmigrantes)-problema (s) (inseguridad, apropiación de fuentes de empleo)-solución (creación del AIDS)-accionar (identificar, perseguir, encarcelar, deportar).
6) Usar los medios y el arte para una batalla cultural. El neo fascismo actual no sólo ataca los medios cuando le son adversos, sino que los utiliza con fines de propaganda. En esa alianza entre élite económica y política los medios son un elemento crucial que posibilita crear desinformación a los opositores, aparte que sirve a fines propagandísticos. En Colombia, la clase empresarial son los dueños de los medios, lo que facilita ese acceso directo a la propaganda ideológica, aparte que sirve como una fuerza de oposición y de manipulación. Otro tanto puede decirse del arte y la crítica. Nada de eso de que “el arte es ruptura de la tradición, tradición de la ruptura”, como dijera Octavio Paz. El arte, sugieren los nostálgicos fascistas, debe seguir los parámetros de los cánones clásicos, y punto. Por eso, lo ideal es volver a aquel momento cuando el arte era grande. Antes de contemplar una banana pegada a un muro con cinta, dicen, hemos de volver a Leonardo, Rafael, Rembrandt, Mozart, Cervantes y Shakespeare, y censurar a García Márquez, Botero, Diego Rivera y Débora Arango, que no hacían arte de verdad sino propaganda comunista. Espero, apreciado lector, que con la semblanza de estos seis puntos le sean suficientes para declararse, como yo, en ser Antifa. Tenga en cuenta que, si así lo hace, en palabras de Trump, puede ser considerado miembro de un grupo terrorista.
Referencias
Paz, Octavio. El laberinto de la Soledad. Fondo de Cultura Económica. México. 1989.
Paz, Octavio. Los hijos del limo. Biblioteca de bolsillo. México. 1991.




