Bob Marley es un símbolo e icono mundial de la liberación humana que, desde la música, lo etnopolítico, el panafricanismo y el misticismo propio de la fe milenaria Rastafariana nos enseñó con su vida y obra que el camino de la libertad redentora es el amor en las acciones. Aunque Marley murió prematuramente en el año de 1981, con tan sólo 36 años de edad producto de un cáncer no tratado en su pie derecho, que hizo metástasis en todo el cuerpo, él pudo en algo más de una década de carrera artística convertirse en el más respetado intérprete y activista de la música Reggae y cultura Rasta de todos los tiempos.
Las ideas políticas panafricanistas o de regreso al África, Bob Marley las adoptó del ideario etnopolítico del también jamaiquino Marcus Garvey, un líder sindical y descendiente cimarrón que durante su vida viajo por gran parte de Latinoamérica, debatiendo cuestiones laborales y luego volvió a Jamaica donde hizo una carrera política exitosa, pero fue perseguido y obligado a viajar a radicarse varias veces en los Estados Unidos en donde fundo una organización en Harlem, New York, para políticos locales y lideres negros.
Marley al recorrer el mundo reconoció que la pobreza, el desamor y la ignorancia, como insatisfacción de las necesidades humanas y estado carencial es algo que hace parte de la realidad cotidiana que viven hoy nuestras culturas y sociedades en el mundo a causa de una babilonia imperialista y capitalista que divide y reina.
Garvey es considerado como el profeta jamaicano del rastafarismo, aunque él mismo jamás se presentó como predicador o profeta. Garvey en Estados Unidos fue perseguido por el kukuxklán, así como encarcelado y obligado a salir del país. Murió en Londres y sus restos fueron trasladados a Jamaica donde fue proclamado héroe nacional.
Marcus Garvey consideraba que Selassie I, con su ineptitud fue el responsable de la invasión que Mussolini realizó a Etiopía a mediados de la década de los treinta del siglo pasado. Haile Selassie I, fue el líder espiritual de Bob Marley: hasta el final de su vida, aunque Selassie I murió derrotado en el país africano de Etiopia donde ejerció su reinado, en el año de 1975, seis años antes de la inesperada partida del Rastaman, cantautor jamaiquino y gran influencia sociopolítica mundial: Bob Marley.
A la tumba del emperador Selassie I, su pueblo no le permitió colocar lapida, ni hacerle homenaje póstumo, contrario a lo que pasaría en la tumba de Marley que es uno de los sitios más visitados y de memoria Rasta, hoy en el mundo contemporáneo. Sin embargo, el rastafarismo es claro cuando dice en una de sus sentencias que: rastafari no nace ni muere, sino vive en Jah (Jehová).
La música Reggae es y ha sido el vehículo de propagación del mensaje rasta por todo el mundo, su mística es una forma potente de intercambio social y sus letras un lenguaje metafísico, ontológico y relacional muchas veces indescifrable, ya que en esencia es él espíritu de la protesta social y el tejido emancipador a la tiranía represora de todo un pueblo.
Un futuro revolucionario que a través de la ganja encuentra las meditaciones precisas para la búsqueda de la verdad, es decir, aquella migración mística del alma a la vida hacia la Tierra, para luego regresar al Jah Rastafari, ya que como lo dijo Bob Marley, “todo hombre o mujer tiene derecho a decidir su propio destino y en este juicio no existe parcialidad”.
Referencias bibliográficas
White, T. (2008). BOB MARLEY. Ediciones Robinbook, s I., Barcelona.
Publicado: 14 de octubre de 2018.
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Jairo Crispín. Estudio Lenguas Modernas en la Universidad Distrital y es Trabajador Social de la Universidad Nacional de Colombia, apasionado por la literatura, amigo de la casa Hekatombe. Jcrispin@unal.edu.co