Los medios corporativos de comunicación usan toda la jerga judicial para que las y los ciudadanos de a pie no entendamos las decisiones arbitrarias de la clase política tradicional colombiana. Por eso en Heka le vamos a contar bien claro que es la JEP y que fue lo que hizo la clase política en contra de ella.
La Jurisdicción Especial para la Paz es un mecanismo nacido del acuerdo de paz entre el gobierno nacional y las FARC*** que se elaboró ante la necesidad de construir un instrumento judicial que permitiera la verdad y la no impunidad en la medida en que la justicia ordinaria está llena de trabas y corrupción y no ha logrado ni verdad, ni justicia, ni reparación a las víctimas en todos estos años.
La JEP estaba reglamentada de tal forma en que la verdad sobre la participación de todos los actores en el conflicto fuera la premisa fundamental. Es decir, quien dijera toda la verdad –elemento básico para la reconciliación y la construcción de paz- tendría unas garantías mínimas en términos judiciales, en función de la gravedad de los crímenes cometidos. Cuando hablamos de los actores del conflicto no solo hablamos de las FARC y del Ejército Nacional, también nos referimos a los miembros de la clase política y económica que fungieron como financiadores y autores intelectuales de la guerra, es decir, miembros de las élites como políticos, grandes empresarios, terratenientes y grandes ganaderos que promovieron por ejemplo el paramilitarismo, que valga decir, ha dejado un saldo mayor de víctimas que todas las guerrillas juntas, según datos de informes de memoria histórica como “BASTA YA” y “Colombia Nunca Más”.
Los medios corporativos de comunicación así como los chismes del uribismo hicieron creer a la opinión pública que la JEP solo era para que las FARC pudieran participar políticamente en un marco de legalidad, pero eso solo es una mínima parte de lo que es en realidad la JEP, que como ya dijimos, es uno de los mecanismos para la VERDAD de todos los actores implicados en el conflicto armado.
La clase política presente en el Congreso e incluso en la Corte le hicieron zancadilla al propósito de VERDAD que buscaba la JEP ¿por qué? Resulta que en la JEP estaban habilitados para ser magistrados las y los defensores de derechos humanos, que la tienen bien clara sobre las vergüenzas de los actores del conflicto en la guerra, porque son quienes más han escuchado a las víctimas y se han caminado esa Colombia que va mucho más allá del Club de los Lagartos o del Club el Nogal, también estaban habilitados personas internacionales que podrían tener una visión más objetiva frente a los actores y los hechos cometidos.
El que defensores de derechos humanos pudieran ser magistrados era una garantía para la verdad y la justicia ¿qué pasó entonces? Que la clase política encabezada por las fuerzas uribistas del Centro Democrático, el Partido Conservador y el Partido Cambio Radical, en alianza con el santismo, reformaron los artículos 104, 10O Y 105 –entre otros- de la JEP, artículos que posibilitaban la participación de los defensores de derechos humanos como magistrados de la JEP. Como quien dice, en Colombia es una inhabilidad para el aparato judicial ser defensor de derechos humanos. Mientras que los defensores de militares, que han estado muy implicados en delitos de guerra, podrán ser magistrados de la JEP ¿cómo la ve?
Sumado a eso, los civiles como políticos, grandes empresarios, grandes ganaderos y terratenientes ya no están en la obligación de integrarse a la JEP sino que ahora va a ser una acción voluntaria, así que es decisión de ellos decirle o no la verdad al país, y de igual forma, si deciden acceder a la JEP, con esas reformas, pues no va a pasar nada, porque los magistrados habilitados van a ser funcionales a la clase política o a la misma élite (política, económica y militar) que estuvo relacionada con esos otros actores del conflicto armado. ¡Ah! Y quienes estaban imputados por para-política van a tener garantías de participación política sin necesidad de que haya verdad. La “paz” se va a cimentar sobre la impunidad de las élites que intervinieron en la guerra.
Todo parece indicar que hasta el momento, la única opción es que la ciudadanía consciente que defiende la paz y la democracia salga(mos) a las calles a defender una PAZ con justicia social y llena de VERDAD.
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*** No le coma cuento a los chismes del uribismo, ni santos es fariano ni las FARC son santos ni santistas, son fuerzas diferentes y opuestas que defienden intereses antagónicos y se sentaron a negociar. Los conflictos se tramitan entre opuestos. Santos es una cara light de las élites, Uribe una versión dura, pero a la larga Santos y Uribe, en términos económicos no guardan un discurso opuesto, que es el del beneficio a las élites en detrimento del bolsillo de la gente de a pie.