¡Escándalo! ¿Es un escándalo?

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Preferiría seguir hablando de Gladys y la orcanización, para, al mejor estilo de Fajardo, desentenderme de lo que está pasando en el país y ponerme a ver ballenas… pero es que es muy difícil. La verdad es que me agota este escándalo, por eso no me quiero poner a hacer una cronología de todo lo que ha pasado, en lugar de eso, aprovecho para recomendar el análisis que hace el profesor Shameel Thahir en su Instagram, y mejor hago algunos comentarios que de pronto pueden resultar impopulares, pero ni modos.

Aclaro que mi intención no es salir a defender el gobierno a capa y espada, así que si no soporta las críticas, por favor no lea esto. Tampoco voy a darle todo el palo del mundo a Gustavo Francisco, así que si es un troll, le advierto que no va a encontrar argumentos para atacar al gobierno.

¿Nos debería sorprender lo que hizo Armando Benedetti?

No. Benedetti es leal a sus intereses, no a Gustavo Francisco, ni al gobierno del cambio, ni a un proyecto de país. La propuesta de Petro en elecciones respondía a los intereses de Benedetti, ya sea por promesas, por aparato clientelista o por querer ser el poder detrás del poder, no en vano, Laura Sarabia, quien fue de su UTL, terminó convertida en la sombra del presidente.

Benedetti se sintió traicionado, porque después de apoyar la candidatura de Gustavo Francisco recibió un puesto que para él no era estratégico, el juego no le salió bien y pues hizo lo que ha hecho durante años: atacar lo que apoyó y de paso demostró que es un macho violento.

¿Gustavo Francisco no debió aliarse con Benedetti?

La política no es pura, ni aquí ni en ninguna parte existen los gobiernos de ángeles. Petro en ese momento debió aliarse con él, así como con otros hombres de la política tradicional. Es ingenuo pensar que Gustavo Francisco llegaría a la presidencia solamente por las canciones lindas, estampatones y rodadas en bici, así no funciona la política. La dinámica política es más cercana a Juego de Tronos y a House of Cards que a la versión de Disney que a veces nos imaginamos.

¿Laura Sarabia debería estar en ese puesto?

No, pero descalificar a Sarabia por ser joven y mujer, es una bobada machista. En ese cargo debía estar desde el principio una persona que esté comprometida con el proyecto político, que conozca la estructura del Estado y que no sea la cuota de la esposa, o del aliado, o de un exfuncionario de Duque, sino que sea cercana a Gustavo Francisco.

¿Este es un escándalo importante?

Si y no. Si porque se supone que en un gobierno que es del cambio, en el que convergen los sectores sociales y populares, ya sea en algunos cargos o en el papel, no deberían presentarse este tipo de cosas. Ahora, no es comparable con otros “escándalos” y la reacción del presidente ha sido bien diferente a la de sus antecesores, pues retiró del cargo a los protagonistas y pidió que investigaran; no embolató a la opinión pública, ni se espero a que el Congreso tomara cartas en el asunto, como ha pasado en gobiernos anteriores, por ejemplo, con las mociones de censura al ex ministro de defensa Diego Molano, al que Duque respaldó hasta el final a pesar del uso desmedido de la fuerza pública en el paro nacional, o a Guillermo Botero con el bombardeo y asesinato de los niños en Caquetá, o también esta el caso de Karen Abudinen.

No es esperable un gobierno sin escándalos, y eso nos lleva al siguiente punto.

¿El gobierno está en peligro por este escándalo?

El gobierno del cambio está en peligro desde el momento en que Gustavo Francisco ganó las elecciones. No creo que se caiga por esto, pero sí nos permite identificar claramente a los actores que están en contra y lo que hacen para desviar la atención de asuntos como la presunta alianza, que analistas vienen señalando, entre la Fiscalía y el Clan del Golfo.

También es claro el papel de los medios corporativos de comunicación y las formas en las que se quedan con el humo en lugar de buscar el origen, la verdadera candela.

¿Soy una fanática de Gustavo Francisco y eso no me deja ver las cosas claramente?

No. Me gusta Gustavo Francisco. Me gusta desde hace años y me gustó más luego de que me dio la mano mientras era Senador, le escribí a mis amigas y llamé a mi mamá porque fue una experiencia religiosa, sin embargo, he criticado en varias publicaciones de la Revista Hekatombe su obtusa visión sobre los feminismos, el apoyo incondicional a Hollman Morris, su alcahuetería a Fabián Sanabria, algunas declaraciones, entre otras cosas. Con esto puedo decir claramente que no estoy ciega de amor, sino que hay un gusto crítico.

Nos queda esperar el resultado de las investigaciones y que Gustavo Francisco se empiece a rodear mejor. Mientras, no le demos al presi un carácter de mesías, y no caigamos en las alertas de influencers que dicen que el país se está quemando porque creen que la política es respetuosa, racional y prístina.

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