Home Opinión Inglaterra, (neo/post) fascismo y The Boys

Inglaterra, (neo/post) fascismo y The Boys

0
- ¿Qué estás vendiendo?, le pregunta Sister Sage a Firecracker en la cuarta temporada de The Boys.
 - Propósito —responde—. Vendo propósito. Esta gente no tiene nada. Tal vez perdieron un trabajo, una casa o un niño por drogas y a los políticos les vale una mierda. Los medios de comunicación los avergüenzan por el color de su piel, entonces, los reuno les cuento una historia y les doy un propósito, ¿Quisieras creer que haces parte de una comunidad de guerreros que luchan contra un mal secreto o que eres un intrascendente don nadie solitario que nadie recordaría?

Es noticia la resistencia antifascista en el Reino Unido. Vecinas, vecinos, gente desorganizada y movimiento antifa se han encontrado para proteger a migrantes de la horda de ultraderecha. Los ataques empezaron después de que un joven asesinara a tres niñas. Se difundió que el perpetrador era un refugiado y no un oriundo de Cardiff, una ciudad costera que queda al sur de Gales, en realidad parecía que la extrema derecha buscaba cualquier excusa para desplegar los ataques.

la apología de la grandeza imperial y el “no futuro” neoliberal de Margareth Thatcher, llevan a que en lugar de que se fortalezca la conciencia de clase y la lucha por cambios estructurales, se configure una identidad desde las premisas que señala Firecracker

Cuando vi los videos de antifas haciendo retroceder a los ultras, los racistas conservadores  y a los fascistas, pensé en las canciones de la república española y en The Boys, seguramente porque hace unas semanas se acabó la cuarta temporada que se enfocó en desarrollar aún más el fascismo solapado de las grandes corporaciones, así como el avance de la ultraderecha y el poder de las fake news.

Sin lugar a dudas, el pasado colonialista del Reino Unido todavía pesa. Instituciones segregacionistas, la apología de la grandeza imperial y el “no futuro” neoliberal de Margareth Thatcher, llevan a que en lugar de que se fortalezca la conciencia de clase y la lucha por cambios estructurales, se configure una identidad desde las premisas que señala Firecracker en su diálogo con Sister Sage. Lejos de culpar de la pobreza al modelo y al sistema mismo, todo recae contra sectores de la población que históricamente han sido objeto de múltiples formas de opresión, sin embargo, esto no es nuevo, pues ya lo decía Marx hace casi 200 años:

“El obrero medio inglés odia al irlandés, al que considera como un rival que hace que bajen los salarios y el standard of life. Siente una antipatía nacional y religiosa hacia él. Lo mira casi como los poor whites de los Estados meridionales de norteamérica miraban a los esclavos negros. La burguesía fomenta y conserva artificialmente este antagonismo entre los proletarios dentro de Inglaterra misma. Sabe que en esta escisión del proletariado reside el auténtico secreto del mantenimiento de su poderío”.

Cuando se revisa el perfil de muchos de los sectores que están en la calle en la ofensiva antimigratoria, es evidente que se trata de una clase media precarizada y una clase trabajadora sin trabajo, que ha identificado como el problema y el enemigo a enfrentar a la diáspora migratoria que, en una perspectiva histórica, es en realidad efecto de la dinámica colonial. La crisis del modelo económico y civilizatorio se solventa mediante el chivo expiatorio que supone la población racializada que también compone a la ya golpeada clase trabajadora. La simplificación de las dinámicas sociales y políticas y la responsabilización de actores excluidos o discriminados ha sido una de las principales características de los fascismos de ayer y hoy.

Los ataques fascistas se han presentado en albergues para migrantes, mezquitas, tumbas y negocios en todo el país, en ciudades como Rotherham y Tamworth (norte); Manchester, Hartlepool y Liverpool (noroccidente); Hull (este); Stoke-on-Trent y Nottingham (centro); Leeds (nororiente); Bristol y Plymouth (suroccidente); incluso en Belfast, Norte de Irlanda. Siempre incentivados a través de redes sociales, lo que da cuenta de un ejercicio descentralizado que, acompañado de un mayor margen de representación política, busca capitalizar la embestida por medio de normas que contribuyan aún más a la segregación.

En un capítulo, Ryan, el hijo de Homelander, es obligado a aparecer en un programa de marionetas que representan la nueva formación del equipo. Black Noir toca en el piano un villancico pegajoso, mientras Deep y los demás interpretan una canción que invita a señalar antifascistas y a cualquiera que esté en contra de los Súper:

Cuando veas algo, di algo.
Llama al 1-800-1 Vought.

Puede ser el parásito
de la asistencia social,
o tu maestro que quiere
adoctrinar,
un socialista que dice
que tu país no es genial.

Mantén el oído atento
y la vista en alerta,
pero como sea,
no te lo guardes para ti

Cuando veas algo, di algo.
Toma el teléfono y llama…

Desde tiempos de David Cameron, como señala Amelia Morris, fue creado un ambiente de sospecha “en torno a todos los inmigrantes y, en ocasiones, a todas las personas de color. Un número cada vez mayor de personalidades de la sociedad civil, incluidos médicos y profesores, se encargaron de comprobar la situación de inmigración de las personas, una cultura de vigilancia que perpetuó la falsa dicotomía del inmigrante «bueno/malo»”, tanto sectores conservadores, como laboristas han contribuido a la escalada de violencia.

El gobierno actual ha aumentado el pie de fuerza y rechazado los ataques, pero ¿será suficiente para detener la avanzada de esta extrema derecha que se viene fortaleciendo desde hace tanto tiempo?. En el diario Público, señalan que «hay un paralelismo entre zonas marginadas de Gran Bretaña que votaron a favor del Brexit y los disturbios de estos días, eso no debe sorprendernos, la decadencia social y una presunta amenaza de lo extranjero y el ‘otro’ son la mecha que enciende el fuego y que llevó al Brexit, a Trump, Le Pen, a ARD en Alemania o a Vox en España», de acuerdo con el analista Will Hutton, autor de This Time No Mistakes o The State We’re In.

La crisis del modelo económico y civilizatorio se solventa mediante el chivo expiatorio que supone la población racializada que también compone a la ya golpeada clase trabajadora. La simplificación de las dinámicas sociales y políticas y la responsabilización de actores excluidos o discriminados ha sido una de las principales características de los fascismos de ayer y hoy.

Es importante tener en cuenta que el fascismo de hoy es un fascismo no homogéneo, de defensa del libre mercado, no es el fascismo corporativista, de capitalismo nacional, del que las clases dominantes echaron mano en el siglo XX, como respuesta al fortalecimiento del movimiento obrero y la inminencia de los procesos de rebelión y revolución. No me quiero detener en la caracterización de este tipo de fascismo, sin embargo, vale la pena señalar que el historiador italiano Enzo Traverso lo denomina «posfascismos» en plural, y que según Diego Sztulwark “Se trata de una categoría a la que se le puede reprochar imprecisión –solo indica un “después” del fascismo–, pero que a cambio tiene la ventaja de habilitar un análisis concreto de las mixturas de rasgos racistas, autoritarios y xenófobos de estos movimientos que denuncian a las élites de las finanzas, sin dejar de entablar, no obstante, vínculos estrechos con ellas”.

Mientras tanto, la gente se sigue organizando para enfrentar el fascismo, haciendo gala de la tradición de lucha inspirada en los treintas por la república española y que más tarde encarnaría el espíritu del punk y el ska. Organizaciones sociales, artistas, vecinas y vecinos circulan la “Declaración – Detengamos a la extrema derecha: unámonos contra el racismo, la islamofobia y el antisemitismo”:

“Todos aquellos que se oponen a esto deben unirse en un movimiento de masas lo suficientemente poderoso como para hacer retroceder al fascismo. La mayoría de la gente en Gran Bretaña aborrece a Robinson y a la extrema derecha.

Nosotros somos la mayoría, ellos son unos pocos. Gran Bretaña tiene una orgullosa historia de derrotar a fascistas y racistas. Podemos derrotarlos de nuevo. Debemos hacer frente al racismo, la islamofobia y el antisemitismo. Debemos unirnos y movilizarnos contra la extrema derecha y el fascismo”.

Y como dice la consigna: ¡No pasarán!

Referencias

Sztulwark, D. (2022, 29 agosto). El neofascismo, fase dura del neoliberalismo. Revista Anfibia.

Morris, A. (2024, 10 agosto). La extrema derecha británica se alimenta del racismo político dominante. Jacobin Revista.

Standuptorac. (2024, 9 agosto). Unite against Tommy Robinson and the far-right threat. Stand Up To Racism.

Público. (2024, 5 agosto). Crecen las movilizaciones antifascistas en Reino Unido tras el aumento de la violencia de la extrema derecha. Público.

Salir de la versión móvil