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Revista Hekatombe se autogestiona

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La autogestión es una forma colectiva de producir. Su objetivo no es la acumulación de riqueza y la explotación de otras personas, sino la construcción de las garantías de existencia básicas. Sus valores son el apoyo mutuo y la solidaridad antes que la competencia ciega y el egoísmo.

En Revista Hekatombe elegimos el camino de la autogestión para garantizar nuestro funcionamiento, y poder ser fieles a nuestros principios de ovejas negras. Cuando alguna de las personas que nos leen adquiere uno de los artículos que hacemos, está dando un respaldo directo a nuestra existencia como medio alternativo de comunicación.

En este momento contamos con hekaretablos, agenditas, tulas y cuadernos. Pillen para que se antojen, encuentran por cuánto sale cada cosa. Si les interesa algo pueden escribirnos un mensaje interno a nuestro Facebook, Twitter o Instagram. Siga sin compromiso.

Hekaretablos

Arrancamos vendiendo los HekaRetablos, son grandecitos, resistentes y bien bonitos. Tienen base de madera, miden 35 x 50 cm y valen $38.000 pesos sin incluir el costo de envío.

Estos son: 

Esto tiene solución

Si eres una persona graciosa, aguda, llena de esperanza y te pillas las jugaditas sucias del gobierno, debes tener este retablo en tu pared. Venta por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

Llena tus paredes de un estilo calle y elegante.

La Pola rebelde

 Si crees en la independencia real, te trama el espionaje y entiendes los múltiples significados de «Pola», así es, necesitas este retablo. Venta por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

All power to the people

 Si crees que el poder no debe ser para unos pocos, sino pa’l pueblo, y además tienes mucho estilo, este retablo tiene que estar en tu casa. Venta por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

La lucha es larga, comencemos ya

¿Eres de esas personas que creen que para que el amor al prójimo sea eficaz, también tiene que buscar el cambio social? Si es así, pez, comprate este retablo. Venta por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

Mi patria es el mundo entero

 Si amas la bici y además no copeas de fronteras, ni xenofobias, necesitas este retablo en la cabecera de tu cama. Venta por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

Pelea como Rosa

Si te apasiona romper cadenas y la política, si te paras reduro contra fachos y traidores de clase, la Rosa maravillosa debe estar en tu casa. Venta por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

Si no puedo bailar no es mi revolución

La gran Emma Goldman tenía las claridades: organización, formación y obvea, la farra. Si compartes esta filosofía de vida, este retablo fue hecho para ti. Venta por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

Siempre nea

Si sientes orgullo por ser una nea y no gente de bien, este retablo es para ti. Venta por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera. Llena tus paredes de un estilo calle y elegante.

Los siete principios de los pueblos zapatistas

Si crees que los liderazgos deben ser colectivos y te emberraca el autoritarismo venga de donde venga, y cuando piensas en viajes lo primero que te imaginas son las zonas zapatistas de Chiapas, este hekaretablo es para ti. Sale por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

Ahora que estamos juntas

Si tienes claro que la policía no nos cuida, pues quienes nos cuidan son nuestras amigas, sales a marchar cada 8 de marzo, 25 de noviembre y lo quemas todo cuando hay un hecho de violencia machista, este hekaretablo es para ti. Sale por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

Paulo Freire

Si crees que la educación es fundamental en el camino de la liberación, le escupes a la educación bancaria y autoritaria, este retablo es para tí. Sale por 38 lks y no incluye costo de envío. Mide 35 x 50 cms. Base de madera.

Tulas Hekatombe

Para no encartarse con esas bolsas enormes y siempre tener estilo, hasta para ir a la tienda, llegan las Tulas Hekatombe, pillen tan bonitas:

No me azare

Si eres una de esas personas que son rayadas y ama a los perritus, gaticus y no copias de opiniones del papa, necesitas esta tula en tu vida. La puedes llevar por tan solo 23 lks, no incluye el costo de envío. Mide 37 x 40 cms aprox.

Si eres una de esas personas que no se deja de nada, ni de nadie, y siempre andas con estilo y flow, necesitas esta tula. La puedes llevar por tan solo 23 lks, no incluye el costo de envío. Mide 37 x 40 cms aprox.

Indomestikable

Si eres una de esas personas que no se deja domesticar de nada, ni de nadie, esta tula es para ti. La puedes llevar por tan solo 23 lks, no incluye el costo de envío. Mide 37 x 40 cms aprox.

Recuerden que para adquirirlos nos pueden escribir por nuestras redes sociales y que nos apoyan con nuestra existencia como medio alternativo de comunicación.

Carta abierta al Congreso: nos preocupa la Reforma Tributaria

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Como parece que el gobierno no tiene ni idea de las necesidades del país y tampoco le interesa solucionarlas (por eso propone IVA a los servicios públicos, a la canasta básica familiar y subsidios miserables), se nos ocurrió enviarle esta carta a las y los congresistas, para que no tengan pierde y sepan que nos preocupa la reforma tributaria y tenemos los ojos puesta sobre ella.

Les proponemos a ustedes que también la firmen, que la rotemos en todo lado. Queremos llegar a 10.000, 100.000 firmas, muchas firmas, para que allá en el Congreso sepan que hay un montón de gente que no va a aceptar que nos dejen más mal de lo que estamos.

Parafraseando a Yu-gi-Oh! “¡Vamos a firmar!”

Carta abierta al Congreso: nos preocupa la Reforma Tributaria

Señoras y señores

Congresistas de la República de Colombia

Las y los abajo firmantes nos dirigimos a ustedes para manifestarles nuestra preocupación por la reforma tributaria radicada por el gobierno nacional, pues claramente demuestra estar completamente desconectada de la realidad del país al buscar asignar a la ciudadanía de a pie la carga tributaria que le corresponde a grandes banqueros, empresarios y terratenientes.

Nos preocupa que esta desconexión con el país se vea reflejada en el Congreso de la República al ser aprobada la reforma tributaria presentada por el gobierno nacional, ya sea con algunos cambios secundarios o tal cual fue radicada. Por eso las y los abajo firmantes nos dirigimos a ustedes, para informarles cuáles son algunas de las medidas que consideramos prioritarias y ustedes tengan claro qué deben proponer y aprobar en los debates de los próximos días:

– Necesitamos renta básica de verdad, no subsidios hiperfocalizados y miserabilistas.
– Los alimentos saludables de la canasta básica familiar deben estar libres de IVA.
– No más inversión en dotación de armas para la fuerza pública.
– No más aumento de salario para las y los congresistas.
– Evaluar y gravar de forma justa los beneficios fiscales de las grandes empresas y de la banca.
– Son urgentes los subsidios a las Mypimes ya sea que estén formalizadas o no.
– Carga tributaria acorde a las grandes fortunas de los ricos y superricos.

Decimos esto porque sabemos que existen otras formas para tapar el hueco fiscal resultado de la no muy buena administración de los recursos del país, por ejemplo, con medidas como impuestos a las bebidas azucaradas, o a las iglesias, entre otros.

También queremos que sepan, que las personas abajo firmantes estaremos muy pendientes de los debates en comisiones, en plenaria, de las proposiciones que presenten, de sus argumentos para defender o no las medidas propuestas por el gobierno y procuraremos darlas a conocer a nuestras familias y amigos, para que tengan presente esta información a la hora de votar en las próximas elecciones, cumpliendo nuestro deber democrático como ciudadanos y ciudadanas.

Cordialmente,

Firme aquí.

Gracias por la firma y el enlace para rotar con las amistades para invitarlas a que firmen es este: https://forms.gle/kc5yzrhPA7pbQzeY6

Ser gobierno no es ser poder

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Esta máquina, al ser un proceso también, se va modificando internamente. Resultado de la movilización, por ejemplo, de organizaciones étnicas excluidas del mapa de poder; de organizaciones populares; de mujeres; de diversidad; el aparataje institucional va incluyendo tanto políticas que amplían derechos como cargos con otros sectores sociales.

Ser gobierno no es ser poder, es una frase que se repite continuamente, en unas ocasiones como una explicación sobre los alcances reales del momento actual, y en otras como un mantra ante la impotencia política.

El Estado es como una máquina en continua construcción, esta construcción implica un proceso social de ampliación de derechos o de restricción. También se puede entender como una relación social que se va sedimentando en función de las tensiones políticas que se van dando en la historia. 

Como producto de la tensión, o de las «correlaciones de fuerza», el Estado va adquiriendo una forma contradictoria. 

En el caso colombiano, se trata de una forma centralista, ya que muchas de las decisiones vienen de Bogotá, y se extienden hacia centros administrativos que le son subsidiarios a nivel regional. Racista, por cuanto se asienta sobre una estructura heredera del orden colonial de exclusión que funciona desde una lógica fundamentalmente asistencial; así como clasista y patriarcal, en tanto los recursos y cargos se concentran y ordenan por la cercanía o distancia a los grupos de elite, una elite blanqueada y masculina. 

Cabe decir que esta garantía de derechos puede seguir marcada, por ejemplo, por la lógica asistencial —colonial— que no fortalece políticamente, ya que el derecho se asume como la transacción cortoplacista de una suma de recursos específicos dirigida a los sectores obligados a la periferia social, cultural y geográfica. 

Esta máquina, al ser un proceso también, se va modificando internamente. Resultado de la movilización, por ejemplo, de organizaciones étnicas excluidas del mapa de poder; de organizaciones populares; de mujeres; de diversidad; el aparataje institucional va incluyendo tanto políticas que amplían derechos como cargos con otros sectores sociales. Pero también puede ir restringiendo los derechos que apuntan a lo público, a mayor igualdad y a la justicia social, así se sigan preservando algunas cuotas de inclusión. Cabe decir que esta garantía de derechos puede seguir marcada, por ejemplo, por la lógica asistencial —colonial— que no fortalece políticamente, ya que el derecho se asume como la transacción cortoplacista de una suma de recursos específicos dirigida a los sectores obligados a la periferia social, cultural y geográfica. 

Pero además esta configuración no es homogénea en las instituciones que componen al Estado, unas son más proclives a la ampliación e integración de personas y derechos, y otras, por el contrario, a la preservación de las estructuras de exclusión. 

Hay un asunto adicional: quienes han logrado manejar en la historia, desde arriba, esa maquinaria, han sido los sectores de élite nacional y regional que cuentan con los recursos suficientes para tener redes de clientela que insertan en la máquina y que responden a sus intereses, sumado, por supuesto, a la posesión de empresas y medios de comunicación que empujan las decisiones que se tomen desde el Estado hacia sus intereses específicos. 

Visto así, la tarea de ampliación de derechos desde el Estado asume también una perspectiva histórica —una perspectiva compleja si se asume, además, una postura radical anticapitalista y escéptica del Estado…—.

Cuando llega un gobierno distinto, que en la práctica es una administración de esa maquinaria heredada, este cuenta con una capacidad parcial para movilizar en una dirección u otra ese proceso sedimentando. 

Visto así, la tarea de ampliación de derechos desde el Estado asume también una perspectiva histórica —una perspectiva compleja si se asume, además, una postura radical anticapitalista y escéptica del Estado…—. En lo inmediato, esa tarea se dificulta mucho más cuando se ocupa un lugar marginal en una institución conservadora, del tipo que tiende a la exclusión. En este tipo de espacio se impone una pregunta constante: ¿Qué tanto se modifica la máquina desde adentro y qué tanto se pasa a ser un instrumento más de la máquina? 

En ese sentido se puede ratificar una certeza que se dice frecuentemente en ciertas organizaciones alternativas: esa máquina-proceso difícilmente se modifica solamente desde adentro, siempre será necesario que los sectores periféricos, subalternizados, la empujen también desde fuera, pero no solo en la perspectiva transaccional de recursos inmediatos, sino de cambio sustancial de las relaciones que reproducen las lógicas opresivas y de exclusión estatal. De otro modo difícilmente se pasará de ser gobierno a ser poder, y ser poder popular también. 

Proverbios Burros, un retrato del país

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Fui al concierto del lanzamiento de Proverbios Burros, el más reciente trabajo de Velandia y La Tigra. Ya había escuchado Venezuela, un pedacito de La Jodencia y Camilo de Chucurí, la canción que de manera desafiante interpretaron Edson y Adriana Lizcano en el Festival Gabo.

Es un retrato del país que nos invita a hablar sobre la lucha, la frontera porosa entre lo que toca hacer y lo que debería hacerse

Sería impreciso hablar de cada canción de los Proverbios burros, como si se tratara de una suma de temas, cuando en realidad es un todo. Es un retrato del país que nos invita a hablar sobre la lucha, la frontera porosa entre lo que toca hacer y lo que debería hacerse, la cultura popular, desde una posición abierta, más allá de moralismos en torno a lo correcto y lo incorrecto.

Y es que eso es la rasqa, es rebeldía, frenesí, dichos e historias cotidianas, rurales, urbanas y ñeras. Un género sin género que funciona también como emisora para hablar del absurdo, la farra y la precarización laboral. No se encasilla, se porta mal, se aburre como los pasillos, y es fiesta del monte. 

No fue necesaria ninguna coreografía, ni un set de baile para quedar con la boca abierta

El escenario fue ambientado con un burro, una mica, una olla exprés, un caballo nostálgico, publicidad sobre empanadas y milagros, una remontadora, promociones de calzones, un billete de Raúl Gómez Jattin y una foto de cuatro músicos cansados. No fue necesaria ninguna coreografía, ni un set de baile para quedar con la boca abierta, bastaron los versos, el bajo, la batería, los invitados y un instrumento que es como un palito que grita según le indica la mano abierta.

Los Proverbios burros son para llorar, sentir rabia, enamorarse y sorprenderse. 

No termino de recuperarme de este concierto y de saber que fui fotografiada por Iván Gaona, así esté perdida entre la multitud. Se habla del reencuentro de Velandia y La Tigra, pero lo cierto es que siempre han estado presentes, nunca ausentes.

Ni quien quiera. Sobre el machismo en la academia

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Artículo enviado en el marco de la convocatoria ¡Publica en Hekatombe!

Cuando entré a la universidad a los 16 años, observaba con fascinación a mis profesores, hombres doctos, a quienes admiraba genuinamente y de los cuales pensaba “su ingenio es más que natural”. También contaba con profesoras brillantes, de las cuales pensaba “sí, pero es una excepción”, para que una mujer llegue al punto de reñir académica e intelectualmente con un hombre, tiene que destinar un doble esfuerzo para poder alcanzarle. Consideraba, adicionalmente, que han existido grandes pensadores y muy pocas grandes pensadoras; claro, cómo no, nadie hablaba de ellas y no tenía muchas herramientas para llegar a sus máximas.

Pensaba que, posiblemente en unos años cuando fuésemos egresados, ellos iban a ser grandes maestros ilustres, y yo una maestra promedio.

Veía a mis compañeros hombres dando sus aportes en clase, con una seguridad tal, que podrían “venderle hielo a un esquimal”. Pensaba cuando los escuchaba hablar (haciendo aportes menos elaborados de los que caldeaba mi cabeza) que de cualquier forma ellos lo hacían mejor. Pensaba que, posiblemente en unos años cuando fuésemos egresados, ellos iban a ser grandes maestros ilustres, y yo una maestra promedio. Luego, con el paso del tiempo, empecé reconocer que mis aportes no eran insustanciales al lado de los de mis compañeros hombres, y decidí empezar a exteriorizarlos, me di cuenta con ello de que muchas personas concluían en lo aportante de lo que decía.

Que los mensajes sutiles que recibimos tanto dentro como fuera del aula, nos empuja a desarrollar una dicotomizada percepción de la existencia, en la cual a los hombres se les carga de confianza y seguridad, y a las mujeres de dudas y vergüenza frente a sus habilidades.

Pasaron los años, y por fortuna conocí los feminismos. Con ellos entendí, de la mano de autoras como Iría Marañón y Marina Subirats, que esa sensación de inferioridad académica e intelectual no era aislada e inconsistente, sino estructural y sistemática. Que los mensajes sutiles que recibimos tanto dentro como fuera del aula, nos empuja a desarrollar una dicotomizada percepción de la existencia, en la cual a los hombres se les carga de confianza y seguridad, y a las mujeres de dudas y vergüenza frente a sus habilidades.

Cuando me encontraba sobre los 20 años, empecé a frecuentar círculos en los que el tema de discusión central era la política local y nacional. Me quedaba completamente absorta, cuando observaba cómo dentro de un grupo nutrido de personas, se presaba total atención a los planteamientos de los compañeros hombres, y en esa misma medida los que realizaban las compañeras eran totalmente ignorados así apuntaran a lo mismo, se encontraran mejor nutridos, desarrollados y argumentados. Se escuchaba a quien levantaba la voz, hombre; a quien controvertía sin argumentos firmes, hombre; a quien manoteaba sin razón aparente, hombre.  Así mismo, las discusiones más álgidas se daban entre ellos, muy pocas veces me topé con quien decidía contraargumentar los planteamientos de alguna de las mujeres presentes.

Recuerdo bien la campaña presidencial del 2022, en la que el candidato Rodolfo Hernández salió a decir: “Es bueno que ella haga los comentarios y apoye desde la casa. La mujer metida en el Gobierno, a la gente no le gusta”, lo que despertó respuestas de todo tipo, incluyendo las del ala “alternativa” y de “izquierda”, donde se encontraban esos mismos hombres, que meses atrás no habían escuchado a las compañeras; hablando de que ellos si reconocían el valor del trabajo de las mujeres. Frente a esto publiqué en mis redes sociales con tanto desparpajo como genuina indignación el siguiente post:

Me hace un ruidito el hecho de evidenciar cómo a muchos que se ven siempre por ahí en redes criticando los feminismos, y las luchas de las mujeres, se les hace ahora sí muy práctico y "funcional" expresar lo "dadivosos" que son con nosotras; 
-"Nosotros si le damos el poder a la mujer" – dicen.
-No, pues muchas gracias ome, que tan generosos.
Ahí si les sirve hablar de la importancia de la lucha de las mujeres. (Empezando por que lo hacen desde una perspectiva tan androcéntrica, que se arrogan el hecho de que sean ellos los que "dan" ese poder). Eso ni de izquierdas ni de derechas, la fraternidad y la adulación de los hombres por, y entre ellos mismos, no tiene espectro político.
Siempre, así lo nieguen, van a tener presente y por delante las percepciones, opiniones y conclusiones de otros hombres. Luego, las de mujeres "que si son intelectuales", comprometidas con el conocimiento, las "verdaderas feministas". (Y obviamente si, Rodolfo es nefasto. Lo que no quiere decir que del lado de los seguidores de Petro no haya muchos que se jactan de una igualdad formal, más no real).”

Luego decidí alejarme esos círculos politiqueros que viven cómodamente inmersos en el pacto patriarcal, y sobre los 22 años incursioné en el mundo laboral. Una vez más encontré allí a quienes revestían su imagen con la de un hombre “deconstruido”, que entendía la envergadura de las luchas de las mujeres, que reconocían el valor de los aportes realizados por estas en el devenir de la humanidad. Sin embargo, cuando nos encontrábamos en determinados espacios, y al momento de realizar lluvias de ideas, propuestas y proyecciones, pareciese que las mujeres nos esfumáramos del lugar, que nuestra presencia fuera imperceptible, porque los susodichos bien podían pasar largos ratos conversando entre ellos, retroalimentando sus ideas. Igual, NI QUIEN QUIERA, a hombres necios odios sordos. Yo escuchaba a mis compañeras con fascinación; veía el valor, la calidad y la potencia de sus propuestas, no era necesario que quienes no quisieran escuchar, lo hicieran.

Sin embargo, cuando nos encontrábamos en determinados espacios, y al momento de realizar lluvias de ideas, propuestas y proyecciones, pareciese que las mujeres nos esfumáramos del lugar, que nuestra presencia fuera imperceptible, porque los susodichos bien podían pasar largos ratos conversando entre ellos, retroalimentando sus ideas.

Con el paso del tiempo he logrado afinar cada vez más la mirada respecto a la sutileza del proceder del pacto patriarcal, y en esa misma medida, he activado mis tácticas de defensa. Creo en el poder de la educación para que cada vez haya en el mundo más niñas seguras de sus capacidades y habilidades, que no se sientan amedrentadas, ni vean menguadas sus posiciones por voces que tratan de opacar y ridiculizar la fuerza y potencia de las cosas que las mujeres pensamos y decimos.

Decía una de las tres damas que se le presentaron a Cristina como un rayo de luz para iluminar su entendimiento en el libro La ciudad de las damas de Christine de Pizan:

“-No temas, querida hija, no hemos venido aquí para hacerte daño sino para consolarte. Nos ha dado pena tu desconcierto y queremos sacarte de esa ignorancia que te ciega hasta tal punto que rechazas lo que sabes con toda certeza para adoptar una opinión en la que no crees, ni te reconoces, porque sólo está fundada sobre los prejuicios de los demás ¿Dónde anda tu juicio, querida? ¿Has olvidado que es en el crisol donde se depura el oro fino, que allí ni se altera ni cambia sus propiedades sino todo lo contrario, cuanto más se trabaja más se depura y afina? ¿Acaso ignoras que lo que más se discute y debate es precisamente lo que más valor tiene? Piensa en las Ideas, es decir, las cosas divinas que mayor trascendencia tienen: ¿no ves que incluso los más grandes filósofos cuyo testimonio alegas en contra de tu propio sexo no han logrado determinar qué es lo verdadero o lo falso, sino que se corrigen los unos a los otros en una disputa sin fin?”

Así como en el siglo XV las damas le ayudaban a Cristina a develar el poder de su propio entendimiento, hoy los feminismos nos llaman a que, en contrapuesta al pacto patriarcal, saquemos del anonimato y la timidez todo lo que las mujeres hemos dicho, decimos y tendremos por decir. Cobijadas en el apoyo mutuo como acto político, con el cual, ni quien quiera ser (o no) validada por quienes, obnubilados por el ego, se nieguen a ver.

Por Una lectora vaga. Bibliotecaria y futura maestra, encarretada poesía. En Instagram es @lecturasvagas.

La importancia y la dificultad de la participación: a propósito de los diálogos con el ELN

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En Colombia, la participación social ha sido limitada a sectores específicos de la sociedad. Esta limitación responde a múltiples razones, siendo la más explícita el conflicto armado.

al vincularla como una práctica ajena a los sectores populares y propia de los sectores de elite, fue reforzando el alejamiento de la participación en tanto acción básica de la ciudadanía.

El silenciamiento por medio de las amenazas, los desplazamientos forzados, los confinamientos, la desaparición o el homicidio, y luego mediante el miedo ante la inminente activación de uno de estos mecanismos, implicó la configuración de una cultura política del temor por el uso de la palabra pública sobre temas políticos o asociados a este ámbito, teniendo efectos evidentes en la concepción de la democracia. 

A su vez, la difusión de imaginarios sobre lo que significaba el uso de la palabra pública en términos de satanización, al relacionarla como una práctica propia de tendencias de izquierda que eran macartizadas; o bien de exclusión, al vincularla como una práctica ajena a los sectores populares y propia de los sectores de elite, fue reforzando el alejamiento de la participación en tanto acción básica de la ciudadanía.

En ese sentido, se fue desarrollando una idea problemática: quien participa es «un otro» que, como tal, tiene poco que ver con la vida cotidiana de la mayoría social. 

Asimismo, la construcción del Estado colombiano desde dinámicas clientelares y gamonales, en las que la exigibilidad de derechos se fue traduciendo en una transacción de recursos y favores grupales o individuales antes que, como tal, en un ejercicio de ampliación de ciudadanía, supuso un modo específico de participación marcado, en múltiples casos, por el posicionamiento individual o grupal que busca beneficios localizados más allá de demandas globales que cambien sustantivamente las condiciones de vida de sectores más amplios de la población. 

la construcción del Estado colombiano desde dinámicas clientelares y gamonales, en las que la exigibilidad de derechos se fue traduciendo en una transacción de recursos y favores grupales o individuales antes que, como tal, en un ejercicio de ampliación de ciudadanía

Estas dos dimensiones en la configuración de la participación llevaron a qué, con ciertas excepciones, quienes se animaran al uso público de la palabra, la incidencia y/o la movilización, fueran en realidad un número reducido de grupos, organizaciones y comunidades. 

De ese modo, en los distintos escenarios, es frecuente ver solo a ciertos grupos de este sector con propuestas claras, en otros casos a personas que se atreven a hablar desde la catarsis, y en otros más, a individuos que buscan acumular políticamente para fines más personales que colectivos. 

Si bien algunos espacios fueron efectivos,  muchos otros espacios de participación se fueron convirtiendo en escenarios de exposición de ideas reiterativas animadas exclusivamente por el posicionamiento personal, lo que llevó a qué se convirtieran en escenarios desgastantes. 

Poco a poco se fue volviendo costumbre que la deliberación en torno a puntos claros no fuera necesariamente una prioridad, y se dejara de lado la voluntad por la llegada a acuerdos concretos y de un alcance importante que fuera más allá de la lógica transaccional.

Así las cosas, ante las formas en las que se fue configurando la participación, cabe preguntarse por los modos efectivos de generarla. Entonces: ¿Cómo superar el desgaste que genera la participación? ¿Un desgaste al que no está dispuesta a someterse una persona que apenas se anima a llegar a estos espacios? 

En ese sentido, los modos de participación tendrían que partir de un acuerdo entre quienes la motivan y quienes la aceptan, siendo estos últimos, en especial, los sectores que frecuentan estos escenarios. 

Sin acuerdos claros de intervención y deliberación y sin la disposición a cumplirlos, el camino de la participación, una vez más, no llevará a nada concreto

Es común escuchar en espacios de exposición (porque muchos, como tal, no son de deliberación) a voces que llaman a la concreción, la propuesta específica  y a las nuevas ideas ante las intervenciones reiterativas; así como a voces que responden de inmediato haciendo llamados a la importancia de la expresión sin restricciones de tiempo o concreción. Lo que lleva a preguntarse sobre si realmente es efectiva la participación, aún cuando no existen este tipo de restricciones, ni la conciencia sobre su necesidad. 

El avance hacia la participación general y decidida de la sociedad, es un proceso lento y difícil si se tiene en cuenta el miedo y la lógica transaccional, tendría que partir de un acuerdo básico de debate y deliberación que apunte a la efectividad antes que a la reiteración de posiciones, a las exposiciones de motivos ampliamente conocidos, y al mero posicionamiento personal.

Sin acuerdos claros de intervención y deliberación y sin la disposición a cumplirlos, el camino de la participación, una vez más, no llevará a nada concreto, y se correrá el riesgo de echar por la borda uno de los procesos de paz con el ELN más avanzados y las posibilidades que abre.

La ‘jugadita’ contra la reforma a la salud

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Pues me ví el video de Noticias Uno en el que las representantes Katherine Miranda —Alianza Verde—, Carolina Arbeláez —Cambio Radical— y Julia Miranda —Nuevo Liberalismo—, radicaron una proposición para crear una subcomisión que puede entorpecer el proyecto de ley de reforma a la salud, ya sea al dilatar el trámite y garantizar su archivo, o para legitimar públicamente la creación y posterior discusión de una reforma que vaya en contravía de la original. A continuación comparto mis comentarios:

¿Nos sorprende que la representante Katherine Miranda hiciera eso?

No me sorprende, pero la verdad es que me sorprende que se sorprendan y me pregunto ¿Qué esperan de ella? Con esta proposición Katherine nos recuerda que el centro no está por fuera de la derecha, por eso le fluye el trabajo en equipo con Cambio Radical y con el Nuevo Liberalismo para sabotear la reforma a la salud.

¿Es una jugadita?

De hecho es una muy buena jugadita la de las representantes, y, a propósito, se le nota a Miranda su amplia experiencia en el Congreso y el hábil manejo de la Ley V.

Resulta que cuando es debatido un proyecto de ley, las y los congresistas pueden radicar proposiciones, que son básicamente documentos en los que exponen cambios, propuestas o ajustes. Esto hace parte del trámite normal y no es ilegal, pero la forma en la que las representantes lo hicieron no fue la ideal, pues se supone que estas proposiciones también son puestas a discusión, no se pupitrean de afán, como se ve en el video de Noticias Uno.

Lo que sí me parece grave

Miranda en una entrevista a un medio corporativo señaló que ella no tiene la culpa de que los 25 representantes del Pacto Histórico no estuvieran pendientes del debate, y tiene razón.

Personalmente este gravísimo ‘descuido’ lo atribuyo a dos variables: la primera, es la conformación de las listas cerradas, pues se constituyeron en un sancocho de activistas, influencers, personas sin proceso, ni formación política, que básicamente están cumpliendo un sueño personal. La segunda, a la falta de disciplina dentro del Pacto Histórico. Si nos ponemos a ver a congresistas como Aida Avella, Wilson Arias, Iván Cepeda o incluso, Alfredo Mondragón, podemos notar que se caracterizan por sus debates sustentados, así como por su disciplina y formación permanente, alejándose de las frases cliché, cifras erróneas, recomendaciones tontas, y de intervenciones descontextualizadas que ahora son la constante en los sectores alternativos.

En el video se alcanzan a ver dos congresistas del Pacto Histórico que claramente no están haciendo incidencia en favor del proyecto de reforma a la salud, sino que están en plan visita. Eso en un espacio de amigos es comprensible, pero el Congreso no es un club, es un lugar hostil en el que están en puja constante la continuidad y el cambio, en el que las sonrisas y los saludos ambientan intereses políticos, no amistades profundas y sinceras.

También cabe preguntarse ¿Dónde estaba el resto de representantes a la Cámara por el Pacto Histórico?, parece que el único queriente del proyecto de ley fuera Raúl Ávila, el subsecretario general de la Cámara de Representantes que, con desespero e impotencia hacía caras para que se mosquearan los sectores alternativos y votaran en contra de la proposición.

Si el Pacto Histórico fuera una convergencia seria y juiciosa, en este momento habría un proceso disciplinario abierto y una investigación en curso porque no se trató de un error de aprendices, sino de desidia con la discusión de un proyecto clave para el gobierno del cambio.

Quienes votaron por esta lista, en lugar de estar atacando a una congresista de la que no deben esperar nada, deberían exigir disculpas públicas a sus representantes y mayor compromiso con estas medidas, porque para eso fueron elegidos y elegidas, no para que hagan chistes con el Partido Liberal, ni para que se ausenten durante una discusión tan importante.

David Graeber: en deuda

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Fragmento de: En Deuda. Una historia alternativa de la economía. 2016. Tomado de la Biblioteca Anarquista.

Si debes cien mil dólares al banco, el banco te posee. Si debes cien millones, tú posees el banco.
Proverbio estadounidense

Hace dos años, por una serie de extraordinarias coincidencias, asistí a una fiesta en el jardín de la Abadía de Westminster. Me sentía un poco incómodo. No es que los demás invitados no fueran agradables y amistosos, ni que el padre Graeme, organizador del acontecimiento, no fuera un anfitrión encantador y amable. Pero me encontraba fuera de lugar. En cierto momento el padre Graeme intervino para decirme que había alguien, cerca de una fuente cercana, a quien me gustaría conocer. Resultó ser una joven esbelta e inteligente que, según me explicó, era abogada, «pero del tipo activista. Trabaja para una fundación que proporciona apoyo legal para los grupos que luchan contra la pobreza en Londres. Creo que tendrán ustedes mucho de que hablar».

Y conversamos. Me habló de su trabajo. Le conté que durante años había estado implicado en el movimiento global por la justicia social («movimiento antiglobalización», como estaba de moda llamarlo en los medios de comunicación). Ella sentía curiosidad. Por supuesto, había leído mucho acerca de Seattle, Génova, los gases lacrimógenos y las batallas callejeras, pero… bueno, ¿habíamos conseguido algo con todo eso?

«En realidad», repliqué, «es asombroso todo lo que conseguimos en aquellos dos primeros años».

«¿Por ejemplo?».

«Bueno, por ejemplo casi conseguimos destruir el FMI».

Resultó que ella desconocía lo que era el FMI, de modo que le expliqué que el Fondo Monetario Internacional actuaba básicamente como el ejecutor de la deuda mundial: «Se puede decir que es el equivalente, en las altas finanzas, a los tipos que vienen a romperte las dos piernas». Me lancé a ofrecerle un contexto histórico, explicándole cómo, durante la crisis del petróleo de los 70, los países de la OPEP acabaron colocando una parte tan grande de sus recién descubiertas ganancias en los bancos occidentales que estos no sabían en qué invertir el dinero; de cómo, por tanto, Citibank y Chase comenzaron a enviar agentes por todo el mundo para convencer a dictadores y políticos del Tercer Mundo de acceder a préstamos (en aquella época lo llamaban go-go banking); cómo estos préstamos comenzaron a tipos de interés extraordinariamente bajos solo para dispararse casi inmediatamente a tipos de más del 20 por ciento por las estrictas políticas de EEUU a principios de los 80; cómo esto llevó, durante los años 80 y 90, a la gran deuda de los países del Tercer Mundo; cómo apareció entonces el FMI para insistir en que, a fin de obtener refinanciación de la deuda, los países pobres deberían abandonar las subvenciones a los alimentos básicos, o incluso sus políticas de mantener reservas de alimentos; así como la sanidad y la educación gratuitas; y cómo todo esto había llevado al colapso y abandono de algunas de las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables del planeta. Hablé de pobreza, del saqueo de los recursos públicos, del colapso de las sociedades, de violencia y desnutrición endémicas, de falta de esperanzas y de vidas rotas.

«Pero ¿cuál era tu posición?», preguntó la abogada.

«¿Acerca del FMI? Queríamos abolirlo».

«No, acerca de la deuda del Tercer Mundo».

«También la queríamos abolir. La exigencia inmediata era que el FMI dejara de imponer políticas de ajuste estructural, que eran las que causaban el daño inmediato, pero resultó que lo conseguimos sorprendentemente rápido. El objetivo a largo plazo era la condonación. Algo al estilo del Jubileo bíblico.Por lo que a nosotros concernía, treinta años de dinero fluyendo de los países más pobres a los ricos era más que suficiente».

«Pero», objetó ella, como si fuera lo más evidente del mundo, «¡habían pedido prestado el dinero! Uno debe pagar sus deudas».

Fue entonces cuando me di cuenta de que esta iba a ser una conversación muy diferente de la que había imaginado al principio.

¿Por dónde comenzar? Podría haber comenzado explicando que estos préstamos los habían tomado dictadores no elegidos que habían puesto la mayor parte del dinero en sus bancos suizos, y pedirle que contemplara la injusticia que suponía insistir en que los préstamos se pagaran no por el dictador, o incluso sus compinches, sino directamente sacando la comida de las bocas de niños hambrientos. O que me dijera cuántos de esos países ya habían devuelto dos o tres veces la cantidad que les habían prestado, pero que por ese milagro de los intereses compuestos no habían conseguido siquiera reducir significativamente su deuda. Podría también decirle que había una diferencia entre refinanciar préstamos y exigir, para tal refinanciación, que los países tengan que seguir ciertas reglas del más ortodoxo mercado diseñadas en Zúrich o en Washington por personas que los ciudadanos de aquellos países no habían escogido ni lo harían nunca, y que era deshonesto pedir que los países adopten un sistema democrático para impedir que, salga quien salga elegido, tenga control sobre la política económica de su país. O que las políticas impuestas por el FMI no funcionaban. Pero había un problema aún más básico: la asunción de que las deudas se han de pagar.

En realidad, lo más notorio de la frase «uno ha de pagar sus deudas» es que, incluso de acuerdo a la teoría económica estándar, es mentira. Se supone que quien presta acepta un cierto grado de riesgo. Si todos los préstamos, incluso los más estúpidos, se tuvieran que cobrar (por ejemplo, si no hubiera leyes de bancarrota) los resultados serían desastrosos. ¿Por qué razón deberían abstenerse los prestamistas de hacer un préstamo estúpido?

«Bueno, sé que eso parece de sentido común, pero lo curioso es que, en términos económicos, no es así como se supone que funcionan los préstamos. Se supone que las instituciones financieras son maneras de redirigir recursos hacia inversiones provechosas. Si un banco siempre tuviera garantizada la devolución de su dinero más intereses, sin importar lo que hiciera, el sistema no funcionaría. Imagina que yo entrara en la sucursal más próxima del Banco Real de Escocia y les dijera: “Sabéis, me han dado un buen soplo para las carreras. ¿Creéis que me podríais prestar un par de millones de libras?”. Evidentemente se reirían de mí. Pero eso es porque saben que si mi caballo no gana no tendrían manera de recuperar su dinero. Pero imagina que hubiera alguna ley que les garantizara recuperar su dinero sin importar qué pasara, incluso si ello significara, no sé, vender a mi hija como esclava o mis órganos para trasplantes. Bueno, en tal caso, ¿por qué no? ¿Para qué molestarse en esperar que aparezca alguien con un plan viable para fundar una lavandería o algo similar? Básicamente ésa es la situación que creó el FMI a escala mundial, y es la razón de que todos esos bancos estuvieran deseosos de prestar miles de millones de dólares a esos criminales, en primer lugar».

No llegué mucho más lejos porque en ese momento apareció un banquero borracho que, tras darse cuenta de que hablábamos de dinero, comenzó a contar chistes acerca de riesgo moral, que de alguna manera no tardaron en convertirse en una historia larga y no especialmente interesante acerca una de sus conquistas sexuales. Me alejé del grupo.

Sin embargo, la frase siguió resonando en mi cabeza durante varios días.

«Uno debe pagar sus deudas».

La razón por la que es tan poderosa es que no se trata de una declaración económica: es una declaración moral. Al fin y al cabo, ¿no trata la moral, esencialmente, de pagar las propias deudas? Dar a la gente lo que le toca. Aceptar las propias responsabilidades. Cumplir con las obligaciones con respecto a los demás como esperaríamos que los demás las cumplieran hacia nosotros. ¿Qué mejor ejemplo de eludir las propias responsabilidades que renegar de una promesa, o rehusar pagar una deuda?

Me di cuenta de que era esa aparente evidencia la que la hacía tan insidiosa. Era el tipo de frase que hacía parecer blandas y poco importantes cosas terribles. Puede sonar fuerte, pero es difícil no albergar sentimientos intensos hacia asuntos como estos cuando uno ha comprobado sus efectos secundarios. Y yo lo había hecho. Durante casi dos años viví en las tierras altas de Madagascar. Poco antes de que yo llegara había habido un brote de malaria. Se trataba de un estallido especialmente virulento, porque muchos años atrás la malaria se había erradicado de las tierras altas de Madagascar, de modo que, tras un par de generaciones, la gente había perdido su inmunidad. El problema era que costaba dinero mantener el programa de erradicación del mosquito, pues exigía pruebas periódicas para comprobar que el mosquito no comenzaba a reproducirse de nuevo, así como campañas de fumigación si se descubría que lo hacía. No mucho dinero, pero debido a los programas de austeridad impuestos por el FMI, el gobierno había tenido que recortar el programa de monitorización. Murieron diez mil personas. Me encontré con madres llorando por la muerte de sus hijos. Uno puede pensar que es difícil argumentar que la pérdida de diez mil vidas humanas está realmente justificada para asegurarse de que Citibank no tuviera pérdidas por un préstamo irresponsable que, de todas maneras, ni siquiera era importante en su balance final. Pero he aquí a una mujer perfectamente decente, una mujer que trabajaba en una fundación caritativa, nada menos, que pensaba que era evidente. Al fin y al cabo, debían el dinero, y uno ha de pagar sus deudas.

Nacer, crecer, llamar, colgar, morir

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me molesta que las cifras se usen para sostener el orden social en lugar de desestabilizarlo. Me raya que el conocimiento se construya para legitimar, y no para incomodar

Es domingo. Llega un mensaje a mi WhatsApp de un número desconocido. Lo abro y veo la foto de perfil: es el alcalde de mi ciudad, Carlos Mario Marín, o al menos fue el nombre de usuario que vi. No tengo idea por qué me llega ese mensaje, es un enlace de El Espectador en el que desarrollan el informe que él dio para Asocapitales sobre su gestión durante este período. Se titula “Manizales: la ciudad con las mejores cifras de Colombia”.

Frunzo mi ceño, me molesta ese título. Como ciudadana, como trabajadora social y habitante de este tierrero sé que ese título es demasiado ruidoso y distante de la realidad, y como investigadora me molesta que las cifras se usen para sostener el orden social en lugar de desestabilizarlo. Me raya que el conocimiento se construya para legitimar, y no para incomodar.

No es sencillo encontrar cifras actualizadas, pero a 2019 el número de personas trabajando en call centers en Manizales llegó a 6.400. Actualmente debe ser mucho más alta.

El alcalde me pide que revise sus cifras, pues bien, hablemos de cifras entonces.  Manizales es una ciudad pequeña, somos 458.442 habitantes. En el informe de Asocapitales el alcalde afirma lo siguiente: “En 2019 recibí a Manizales en la posición 18 en desempleo y cerramos el 2022 siendo una de las dos ciudades con más trabajo del país”. Más adelante dice también: “Nunca en la ciudad se había generado tanto empleo. Hoy tenemos el máximo histórico de gente trabajando: 228.000 personas, según el Dane, y somos la ciudad con más puestos de trabajo formales del país”.

Es interesante e importante que una ciudad genere empleo, obviamente. Sin embargo, siempre hay que hacerles preguntas a esos empleos. ¿Cuáles son? ¿qué tan dignos son? ¿cómo se siente la gente trabajando allí? ¿qué tanto se correlacionan esos empleos con los proyectos de vida de las personas trabajadoras? No es sencillo encontrar cifras actualizadas, pero a 2019 el número de personas trabajando en call centers en Manizales llegó a 6.400. Actualmente debe ser mucho más alta.

Manizales se ha convertido en una ciudad atractiva para estas empresas, principalmente multinacionales, que ven como un diamante en bruto a esta ciudad universitaria con miles de jóvenes que viven en condiciones precarias y necesitan trabajar y estudiar para poder comer y soñar con otro futuro posible.

Según el DANE, a 2021 el sector de los call centers empleó a 705.000 personas en el país, aumentando un 3,2% respecto a 2020, y un 22,3% con relación a 2019. Estos puestos son ocupados por un 80% de personas jóvenes (18 a 28 años) (Torres, 2022). Manizales se ha convertido en una ciudad atractiva para estas empresas, principalmente multinacionales, que ven como un diamante en bruto a esta ciudad universitaria con miles de jóvenes que viven en condiciones precarias y necesitan trabajar y estudiar para poder comer y soñar con otro futuro posible.

Como docente universitaria escucho todos los días a mis estudiantes sobre sus experiencias en estos trabajos. Llegan con ojeras, con crisis de ansiedad, agotadxs, hastiadxs de vivir, y ahogándose en el sin sentido de reproducir todos los días la misma dinámica de sentarse por ocho o diez horas en un cubículo en el que llaman a cientos de personas o reciben llamadas, para seguir un guion, colgar, descansar un corto tiempo en la jornada, atragantarse con el almuerzo o la cena, ir al baño en tiempo récord, volverse a sentar, y repetir, a cambio de un salario mínimo, y en medio de dinámicas laborales en las que el autoritarismo es el protagonista.

Este país es el número uno en este tipo de industrias, seguido de India, Bulgaria, Sudáfrica y El Salvador. ¡Qué casualidad! No son precisamente los países nórdicos los favoritos. Tenemos mucha suerte.

Los ingresos de este sector de tercerización son de aproximadamente 25 billones de pesos al año. Colombia es un lugar paradisíaco para este tipo de sector, y ¿cómo no? Si el salario mínimo es un chiste, la explotación laboral se sostiene triunfante y la precarización se profundiza cada vez más. Este país es el número uno en este tipo de industrias, seguido de India, Bulgaria, Sudáfrica y El Salvador. ¡Qué casualidad! No son precisamente los países nórdicos los favoritos. Tenemos mucha suerte.

Si siguen leyendo este aburrido artículo lleno de números, sigamos. Entre enero y julio de 2023 se suicidaron 26 personas en Manizales, de acuerdo con el boletín de julio de Medicina Legal. Desde hace años Manizales aparece en el top diez nacional frente a los índices de suicidio. Volviendo a mis estudiantes, cada vez expresan con mayor dureza que la salud mental es su principal preocupación. La idea de morir no es poco frecuente, al contrario, aparece seductoramente como una posible fuga ante una vida sin sentido. Trabajar en un call center le suma problemas de salud mental a sus vidas, y además les piden que agradezcan, que por eso comen.

¿De verdad hay que sentir orgullo por esto? ¿en serio me están pidiendo que eduque jóvenes en la universidad para pedirles que salgan a dedicarse a esto? ¿el alcalde me está pidiendo que aplauda estas cifras cuando la gente acá se está matando porque no encuentra un sentido al que aferrarse?

David Graeber publicó en 2018 su libro “Trabajos de mierda: una teoría”. Allí plantea que hay trabajos que no tienen propósito y que le hacen daño a la sociedad porque además ejercen una profunda violencia psicológica; son inútiles, innecesarios y se obliga a quien trabaja allí a que finja que es justificable y necesaria la existencia de este empleo.

Una ciudad que le ofrece a sus jóvenes como único y mejor trabajo posible (aún siendo profesionales muchas veces) el trabajar para bancos y empresas que buscan endeudar a la gente, venderle cosas que no necesita, mentirles a sus clientes, ofrecerles falsas soluciones a sus problemas y recibir madrazos durante horas a cambio de joder su salud mental y recibir un salario mínimo, es una vergüenza de la que tendríamos que estar hablando y que deberíamos frenar.

Tal vez existan excepciones frente a las condiciones laborales en los call center, pero, lo claro es que muchos de ellos ofrecen trabajos de mierda y sus trabajadorxs solo son números para quienes los dirigen y administran. ¿De verdad hay que sentir orgullo por esto? ¿en serio me están pidiendo que eduque jóvenes en la universidad para pedirles que salgan a dedicarse a esto? ¿el alcalde me está pidiendo que aplauda estas cifras cuando la gente acá se está matando porque no encuentra un sentido al que aferrarse?

La vida tiene que ser más que esto, tenemos que exigir y luchar por otras condiciones laborales. Otro presente tiene que ser posible, y eso implica que cuando la explotación y la precarización nos llame, le vamos a colgar, le vamos a tirar el teléfono, la vamos a bloquear, así como yo a usted, señor que me escribió al WhatsApp invitándome a aplaudir ficciones.

“Bienvenidos al mercado laboral,
compre el obrero más barato.
¡OFERTA ESPECIAL!,
garantía asegurada, es sumiso y eficaz,
su contrato es basura,
no dudes en llamar”.
Gástale una broma, Los Muertos de Cristo

Referencias:

-Graeber, D. (2018). Trabajos de Mierda: una teoría. Barcelona: Ariel.

-El Espectador. (27 de agosto de 2023). “Manizales: la ciudad con las mejores cifras de Colombia”. URL: https://www.elespectador.com/especiales/manizales-la-ciudad-con-las-mejores-cifras-de-colombia/

-Medicina Legal. (2023). Boletines estadísticos mensuales. URL: https://www.medicinalegal.gov.co/cifras-estadisticas/boletines-estadisticos-mensuales

-Torres, A. (2022). “Uno siempre cambia el trabajo de su vida (por un call center o por otra vida)”. URL: https://cerosetenta.uniandes.edu.co/uno-siempre-cambia-el-trabajo-de-su-vida-por-un-call-center-o-por-otra-vida/

Breve manifiesto instructivo para la anarquía relacional: Andie Nordgren

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El amor es abundante y cada relación es única

La anarquía relacional cuestiona la idea de que el amor es un recurso limitado que solo puede ser real si se limita a una pareja. Tienes la capacidad de amar a más de una persona, y la relación que tienes con una persona y el amor que sientes por ella no disminuye el amor que puedes sentir hacia otra. No compares ni clasifiques a las personas y las relaciones: aprecia a los individuos y tu conexión con ell@s. No es necesario declarar que una persona es “primaria” en tu vida para que esa relación sea real. Cada relación es independiente y es una relación entre individuos con autonomía.

Amor y respeto en lugar de exigencias

Decidir no basar una relación en la mentalidad de que la gente tiene derechos y obligaciones es respetar la independencia y la autodeterminación de los demás. Tus sentimientos por una persona o su historia en común no te da derecho a darle órdenes o a controlarla para que haga lo que es considerado normal en una relación. Explora cómo puedes interactuar sin ignorar los límites y las convicciones personales. En vez de buscar compromisos en cada situación, permite que la gente que amas escoja caminos que mantienen intacta su integridad personal, sin que esto signifique una crisis para la relación. Mantenerse lejos de las exigencias y la mentalidad de que se tiene derecho a algo es la única forma de asegurarse que estás en una relación que es verdaderamente mutua. El amor no es más “real” cuando la gente hace compromisos por los demás porque es parte de lo que se espera.

Encuentra tus valores básicos en las relaciones

¿Cómo quieres que te traten los demás? ¿Cuáles son tus límites y expectativas básicas en cada relación? ¿Con qué tipo de gente quieres pasar tu vida y cómo quisieras que funcionaran tus relaciones? Encuentra este conjunto de valores básicos y úsalos en todas las relaciones. No hagas reglas y excepciones especiales para demostrarle a alguien que tu amor es “de verdad”.

El heterosexismo está ahí, desenfrenado, pero no te dejes guiar por el miedo

Recuerda que hay un sistema normativo muy poderoso en acción que dicta qué es el amor verdadero y cómo debería vivir la gente. Cuando decides no seguir estás normas, muchos van a cuestionar tu persona y el valor de tus relaciones. Colabora con la gente que amas para encontrar salidas y trucos para enfrentar lo peor de estas problemáticas normas. Encuentra sortilegios positivos para contrarrestarlas y no permitas que el miedo guíe tus relaciones.

Sienta las bases para el dulce inesperado

La libertad de ser espontáne@, el poder expresarse sin el agobio del “deber ser” o el miedo al castigo, es lo que da vida a las relaciones basadas en la anarquía relacional. Organiza cosas con base en el deseo a encontrarse y explorarse mutuamente, no con base en deberes y exigencias, y la desilusión cuando no son cumplidas.

Finge hasta que lo consigas

A veces puede parecer que tienes que ser un absoluto súper humano para poder lidiar con toda la ruptura de normas que implica escoger relaciones que no se conforman a la norma. Un truco fantástico es la estrategia de “finge hasta que lo consigas”: cuando sientas fuerza e inspiración, piensa cómo quisieras verte actuar. Transforma eso en lineamientos básicos y apégate a ellos cuando las cosas se pongan mal. Busca el apoyo y habla con otr@s que desafían las normas, y nunca te reproches cuando la presión de las normas te haga actuar en un modo que no quisieras.

La confianza es mejor

Escoger decidir que tu compañer@ no te desea el mal lleva a un camino mucho más positivo que la desconfianza que te hace sentir que necesitas la validación constante de la otra persona para saber que está contigo en la relación. A veces la gente tiene tanto en su interior que simplemente no queda energía para interactuar y cuidar de los demás. Crea relaciones en las que replegarse es apoyado y perdonado rápidamente, y dale a la gente muchas oportunidades de hablar, explicar, verte y tomar responsabilidad en la relación. ¡Recuerda tus valores y cuidar de ti mism@, sin embargo!

Transformación a través de la comunicación

Para la mayor parte de las actividades humanas existe una norma de cómo se supone que deben funcionar. Si quieres desviarte de este patrón, necesitas comunicar: de otro modo, las cosas simplemente tienden a seguir la norma, cuando los demás se comportan de acuerdo con esta. La comunicación y las acciones conjuntas por el cambio son la única vía para escapar de las normas. La conversación y la comunicación deben estar al centro de las relaciones radicales y no ser vistas como un estado de emergencia al que recurrir sólo cuando hay “problemas”. Comunica en un contexto de confianza. Estamos tan acostumbrados a ver que la gente nunca dice lo que piensa o siente de verdad, que hemos aprendido a leer entre líneas y a extrapolar sus verdaderas intenciones. Pero esas interpretaciones sólo pueden surgir de experiencias previas: usualmente basadas en las normas de las que quieres escapar. ¡Pregúntense cosas mutuamente y sean explícit@s!

Personaliza tus pactos

La vida no tendría mucha estructura o significado si no nos uniéramos con otras personas para lograr cosas: construir una vida conjunta, educar niñ@s, poseer una casa y crecer junt@s en las buenas y en las malas. Este tipo de esfuerzos requieren mucha confianza y dedicación por parte de la gente para funcionar. La anarquía relacional no se trata de nunca comprometerse a nada: se trata de personalizar los pactos que haces con la gente que te rodea, y de liberarlos de las normas que dictan que ciertos tipos de pacto son un requisito para que el amor sea real, o que pactos como educar niñ@s o vivir junt@s tienen que ser guiados por un cierto tipo de sentimientos. ¡Empieza de cero y sé explícit@ en el tipo de pactos que quieres hacer con otras personas!

2006 – Tomado de Biblioteca Anarquista

El desafío de la paz total

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La Alta Consejería de Paz inició conversaciones con algunas de las bandas criminales de Quibdó. También ha buscado espacios de conversación con las dos principales bandas de Buenaventura: los Shotas y Espartanos; y además, está procurando establecer encuentros con bandas de Medellín. Y todo esto en paralelo con los diálogos con la insurgencia del Ejército de Liberación Nacional y con el grupo disidente de las FARC conocidas como primera disidencia o Estado Mayor Central.

Todo un conjunto de organizaciones que vive de las rentas ilícitas pero también de ingresos lícitos y de múltiples nexos con el mundo de la «legalidad».

También se están buscando los mecanismos para la conversación con las Farc-Segunda Marquetalia y con la nueva generación paramilitar de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el grupo criminal más grande del país en este momento.

Es evidente que se trata de un complejo entramado de grupos al margen de la ley, un grupo heterogéneo que responde a distintas historias y dinámicas políticas, económicas, territoriales y nacionales. Todo un conjunto de organizaciones que vive de las rentas ilícitas pero también de ingresos lícitos y de múltiples nexos con el mundo de la «legalidad». 

¿Cómo desmontar esa estructura?, ¿siguiendo con la guerra?, ¿la misma con la que se ha insistido por más de cincuenta años? O con formas específicas de conversación que lleven a tensionar las lógicas convencionales de justicia pensadas para países sin guerra, o países que buscan superar los conflictos armados por la vía militar. 

Estos enfrentamientos generan no solo desplazamientos sino confinamientos que impiden el desarrollo de las dinámicas comunitarias y sociales. Por eso algunas voces, aunque no las suficientes, llaman a un cese al fuego multilateral.

Evidentemente se trata de un gran reto, cuya dificultad incrementa si se tiene en cuenta que uno de los segmentos que maneja los hilos del poder ha llegado al lugar en el que está por medio, precisamente, de las economías de la guerra. 

En este momento de cese al fuego bilateral con el Ejército de Liberación Nacional el nivel de conflictividad territorial no disminuye, y no necesariamente porque se esté violando el cese sino por los enfrentamientos entre ELN y Estado Mayor Central, o Autodefensas Gaitanistas de Colombia y ELN. Estos enfrentamientos generan no solo desplazamientos sino confinamientos que impiden el desarrollo de las dinámicas comunitarias y sociales. Por eso algunas voces, aunque no las suficientes, llaman a un cese al fuego multilateral.

¿No sería esta una razón suficiente como para defender la política de paz total aún con todos los retos que representa?

La superación militar del conflicto fue un fracaso porque la capacidad de fuego y táctica nunca logró superar la guerra de guerrillas ni los controles paramilitares ni delincuenciales, y la negociación con un solo actor armado no bastó, como lo puso de manifiesto el acuerdo con las Farc —en gran medida incumplido por los gobiernos Santos y Duque—. Dicho eso ¿No sería esta una razón suficiente como para defender la política de paz total aún con todos los retos que representa?

Por supuesto, entendiendo que en gran medida la efectividad a largo plazo de la «paz total» depende de la democratización de la tierra con la reforma agraria y de una reforma profunda a la fallida política de «guerra contra las drogas», basada, en gran medida, en la ilegalización, la satanización del consumo y la persecución del eslabón más débil de la cadena: los pequeños productores. 

La iniciativa de paz total, pese a su importancia histórica, parece avanzar casi sola, o por lo menos sin el acompañamiento suficiente, al contar solo con el respaldo de algunas expresiones de la sociedad civil, el gobierno, y el impulso, real o táctico, de algunos grupos armados.

En el debate público, posibilitado por el poder mediático, los temas son la fabricación del escándalo de coyuntura y la satanización de las conversaciones de paz y de las propuestas de reforma con contenido social. Por su parte, a nivel territorial y de organizaciones sociales y étnicas, en gran medida los debates giran en torno a lo electoral —que parece ser asumido desde un punto de vista cortoplacista antes que estratégico—, o a las ventanas de oportunidad generadas por el nuevo gobierno para la consecución de recursos inmediatos. La iniciativa de paz total, pese a su importancia histórica, parece avanzar casi sola, o por lo menos sin el acompañamiento suficiente, al contar solo con el respaldo de algunas expresiones de la sociedad civil, el gobierno, y el impulso, real o táctico, de algunos grupos armados.

Esperemos que el tiempo alcance y el camino quede abierto para que la transición de la guerra a la superación dialogada del conflicto armado sea posible, y el país no esté advirtiendo simplemente lo que será la nueva reconfiguración del control territorial de la violencia.

Propuestas reencauchadas: resumen del debate ‘Cara a cara’

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A diferencia de muchas personas, mi época favorita del año no es diciembre, es el periodo de elecciones: me encantan los debates. Me gusta ver los ataques, escuchar las propuestas vacías de muchos, identificar los desplantes y las alianzas. Todo eso es maravilloso para mí. 

En esta época me convierto en una criatura monotemática. Acostumbro a ver los debates, tomar notas y escribir resúmenes, pues es una forma de repasarlos y de disfrutar cada segundo. Como no me puedo dedicar a ver todos los debates y de entrada ya estoy colgada, me propuse ver solamente los debates en los que participan casi todos los candidatos: no tiene ninguna gracia una charla entre Juan Daniel Oviedo, Diego Molano y Jorge Luis Vargas, pues básicamente proponen lo mismo; o uno en el que esté Carlos Fernando Galán y no participe Rodrigo Lara, porque es divertido ver cómo se descompone el primero con cada palabra del segundo.

A continuación, comparto mis apuntes del debate de la Revista Semana, el ‘Primer cara a cara’.

Seguridad

Pese a que es un tema que, aparentemente, les preocupa muchísimo a todos los candidatos, las propuestas son las mismas de siempre: inteligencia policial, cárceles, aumento de la fuerza policial, y ahora incluyen el uso de la IA. No hay nada novedoso y ya es costumbre que la prevención sea una versión mal ajustada de la película Minority Report, según parece, siempre la empiezan a ver y nunca la terminan.

Jorge Luis Vargas – Cambio Radical. Fue policía por 38 años y piensa seguir haciendo lo que ha hecho la policía durante este periodo de tiempo, porque esa, según él, es la experiencia. Dijo que capturó al Mono Jojoy, pero la verdad esa historia no cuadra, porque él fue asesinado por el ejército en 2010. Criticar al presidente Petro es uno de sus “cabalitos de batalla”, pero en realidad nunca pasa de decir que el presidente es ‘malo’.

Diego Molano – Salvación Nacional. Básicamente él partió la historia de seguridad en dos, antes todo era crimen y con Duque todo fue bueno, pero llegó Gustavo Petro y volvimos a la oscuridad. Va a crear una mega cárcel. También critica al presidente sin tener argumentos.

Juan Daniel Oviedo – Firmas. Es el candidato técnico, pero la verdad no dice nada técnico. Con la inmersión urbanística en Bosa y un recorrido de 24 horas por la ciudad ya tiene conocimiento de sobra. Va a montar un Puesto de Mando Unificado en las localidades, pero no está claro para qué. Quiere promover la reconciliación entre jóvenes y policía, y no dijo cómo.

Carlos Fernando Galán- Nuevo Liberalismo. Su propuesta es absolutamente innovadora: va a enfrentar las bandas delincuenciales y fortalecerá la policía con cámaras. A nadie se le había ocurrido esto.

Robledo – Dignidad y Compromiso. Dice que todas las propuestas parecen un disco rayado y tiene razón, porque también las suyas lo parecen.

Lara – Firmas. Quiere parecer incluyente, así que habla de las mujeres y la seguridad.

Bolívar. Habla de atacar las causas de la inseguridad. Es curioso porque dijo que cuando era niño vivía en El Quiroga y era peligroso, si es así, la mayoría de los bogotanos crecimos en ollas. Va a crear 60 nuevos CAIs.

Preguntas al de al lado

Los candidatos le preguntaron alguna cosa a su compañero de al lado.

Bolívar a Lara: le preguntó sobre su bloqueo a la JEP hace años. Mal ahí, pues debió aprovechar para preguntar, por ejemplo, sobre su propuesta de crear, básicamente, unas Convivir en Bogotá y por qué cree que armar ex militares y ex policías ayuda a garantizar la seguridad.

Lara a Robledo: ¿El MOIR es continuismo de la alcaldía de Claudia López? Respondió que no lo es, porque él ya no es del MOIR sino de Dignidad y Compromiso. La respaldó pero se distanció en muchas cosas como el TransMilenio por la carrera Séptima.

Robledo a Galán: ¿Por qué exaltó a Peñalosa en Twitter? La respuesta fue que buscó lo mejor de cada ex alcalde, incluyendo a Peñalosa.

Galán a Oviedo: ¿Cómo se pueden enfrentar organizaciones criminales? Habla de  focalización en localidades y trabajar con el sistema de justicia.

Oviedo a Molano: preguntó por el “manejo de la población indigena emberá”. La respuesta fue: no va a permitir que impongan una región en Bogotá y los va a devolver a su tierra.

Molano a Vargas: le preguntó sobre su propuesta de seguridad y la respuesta fue que tiene 38 años de experiencia.

Vargas a Bolívar: ¿si no le alcanzó el sueldo como senador por qué si de alcalde? Bolívar contó que está haciendo novelas para pagar las deudas y la campaña y que paga impuestos.

Movilidad 

Frente a la movilidad los candidatos se quedan en que TransMilenio es horrible, es indigno y es insuficiente. Solamente uno habló sobre las calles destapadas, tampoco fue claro si van a ajustar la semaforización de la ciudad.

Jorge Luis Vargas: va a seguir con los anticolados de Claudia López y los gestores de convivencia en las estaciones de TransMilenio, que también van a cuidar las bicicletas y va a pasar la ALO sobre la reserva Van der Hammen. Habrá Pico y placa para motos, no es claro lo que hará con el de carros.

Diego Molano: CAIs en las estaciones de TransMilenio y será gratis solo para quienes lo hagan bien, no queda claro qué. Ataca al presidente Gustavo Petro. Va Pico y Placa con IA para carros.

Daniel Oviedo: el candidato que es técnico y no político se echa un discurso político sin propuestas y sin cifras. La movilidad será administrada con gestión de conocimiento, va a solucionarla con IA. Dice que la congestión es ‘tremenda’.

Carlos Fernando Galán: dice que avanzará en obras, va a cambiar el IDU, ajustará las rutas del SITP y hará una revolución del órden y el respeto, en la que el líder sea el sol y el ejército sean mariposas. Saca la carta de Mockus de la cultura ciudadana. Usa palabras que estuvieron de moda en las elecciones pasadas y las antepasadas, como ‘multimodal’.

Jorge Robledo: propone pasaje cero para TransMilenio, dice que es posible porque Bogotá pone casi que toda la plata para que funcione, y piensa aprovechar los recursos que el gobierno de Gustavo Petro planteó en el PND, como decía mi abuela ‘bravo con el marrano, pero con las morcillas no’. Cree que es fácil pasar de la moto al TransMilenio.

Rodrigo Lara: quiere construir a toda velocidad las líneas 4, 5 y 6 del metro. Propone volver al pico y placa con hora valle. Va a tapar huecos, acabará la mafia de las grúas.

Gustavo Bolívar: si el gobierno nacional para el 1 de enero del 2024 logra que la parte del metro que va por la Caracas en el centro y Chapinero sea subterránea, pues hace el ajuste, y si no, pues sigue como va. Propone el tranvía por la Séptima y es importante que no tenga llantas por la contaminación que generan. Propone pasaje preferencial de TransMilenio y dejará las bases para un tren de alta velocidad.

Preguntas rápidas

Gustan de Iván Duque y Álvaro Uribe: Oviedo, Molano y Vargas.

Sobre el himno de Bogotá: Galán y Oviedo son antipáticos y no lo cantan; Rodrigo Lara no es afinado; Bolívar sabe el ritmo, pero le falla en cositas.

El desplante: Molano y Vargas hicieron equipo durante el debate, pero Vargas no votaría por Molano y ese momento fue reincómodo, pues Molano se puso todo rojo mientras Vargas le decía que no contara con él para nada.

Las frases destacadas

Rodrigo Lara le dijo a Carlos Fernándo Galán: “en el fondo, Carlos, no hay pecado del hecho que tengas el apoyo de Claudia o que te hayas reunido secretamente con Germán Vargas 10 veces, arrodillado, pidiéndole su apoyo, pero no quisiste llevar el aval de él porque a ti te gusta mostrarte independiente en público y actuar en comprometido en privado. Tampoco hay pecado en recibir el apoyo de Peñalosa, es un actor político legítimo. Tienes el apoyo de Orlando Molano, el privatizador de parques, el que le cobra a los muchachos 140 mil pesos cada vez que van a jugar fútbol. No hay pecado en ello, lo importante, Carlos Fernando, es que tengas el valor, la fuerza, de ser sincero con los bogotanos”.

Jorge Robledo a Daniel Oviedo: dice Oviedo que los jóvenes no quieren nada gratis, sino que reconozcan sus necesidades particulares. Robledo le responde: “¿qué tal?, ¿de dónde sacó esa teoría? ¿dónde está la prueba?, ¿cómo así? ¿Usted se está muriendo de hambre y le dan un pasaje gratis en un TransMilenio y se pone bravo?, le recuerdo que el 35% del salario de una familia se va en el transporte público, ¿le parece poco?”.

Gustavo Bolívar a Diego Molano: “Quien dice que los niños son máquinas de guerra y que los jóvenes en este país son terroristas, no merece gobernar esta ciudad”.

Jorge Robledo a Vargas y Molano: “los doctores no entienden qué es la responsabilidad política. Creen que es que los absuelvan los duquistas. Numerosos miembros de la fuerza pública violaron la ley en la represión de las protestas y ustedes eran los jefes, y ustedes tienen que responder políticamente porque se supone que los subalternos actúan de acuerdo con lo que ustedes les digan, y si no actúan así qué tipos de jefes son. Responsabilidad política no es que los absuelvan los copartidarios”.

Responde Molano a la pregunta ¿quién manda en su casa?: “las decisiones importantes del país, yo. Las de a dónde vamos en vacaciones, y dónde estudian mis hijos, mi señora”.

Recomendaciones

Comparto algunas recomendaciones a los candidatos para que los próximos debates sean mejores:

Vargas y Molano. Dejen de insistir con su experiencia en seguridad porque ustedes fracasaron en ese tema. Es más, bájense de la candidatura.

Oviedo. Dice que es el candidato de las estadísticas y todos dan más datos estadísticos que usted; dice que es técnico y no político, pero sus intervenciones fueron una colección de frases de cajón de político en decadencia.

Galán. Deje de buscarle problema a Lara, él se lo lleva por delante, es más agradable, gracioso y tiene mejores respuestas, él básicamente lo dejó por el piso.

Robledo. Respetuosamente creo que debe bajarle la intensidad a la cámara de bronceo. Los ataques que hace a los demás candidatos van a la yugular, pero cuando habla de Petro da la sensación de que va a sacar el acta de nacimiento.

Lara: parece que llevaba meses preparándose para el debate, todas sus intervenciones fueron concretas, cuando atacaba a Galán, Vargas y Molano, fue contundente. Fue el que le puso picante al debate. 

Bolívar: debe ser más concreto en sus respuestas, en un debate no aplican las explicaciones largas sobre algún tema, eso solo le queda bien a Petro. Si atacan al presidente no lo defienda, mejor presente sus propuestas, ya no está en el Senado.