Hace algunas semanas la ciudadanía de Fontibón mostró sus preocupaciones frente a la resolución 0289 de 2023, emitida por la Secretaría Distrital de Planeación, que define las directrices de lo público para la formulación de la Actuación Estratégica (AE) del Distrito Aeroportuario Fontibón – Engativá. Era apenas natural la reacción de los habitantes de la localidad, pues en dicha resolución se abre el camino para comenzar a formular la AE y, según algunos vecinos, pondría en riesgo su patrimonio residencial y las actividades cotidianas que se realizan en el territorio.
Formas de planificar la ciudad
Una de las grandes transformaciones que trajo consigo el capitalismo fue la revolución urbana. Durante los albores de la expansión industrial en Europa y Estados Unidos se experimentó la mayor ola de urbanización jamás vista en la historia de la humanidad, a finales del siglo XIX y el XX, el mundo presenciaba la nueva forma de vida de miles de personas que migraron del campo a la ciudad, estableciendose como una fuerza laboral que sostendría el modelo económico. Según el francés Henri Lefevre, la sociedad urbana debía enfrentar dos problemas: el alojamiento de cientos de obreros y la organización industrial1, fue así que se volvió necesaria la planificación de la vida urbana.
Así la planificación urbana podría responder, por una parte, a las necesidades sociales, culturales, ambientales y políticas de la ciudadanía; o por la otra, a los intereses de los grandes capitalistas que encuentran en ella una de las maneras de producir excedentes de capital. En otras palabras, la ciudad tiene al menos dos formas de planificarse: una en la que priman los derechos colectivos y la otra que pone por encima los negocios de unos pocos sobre los derechos de muchos.
A pesar de que, la urbanización y las lógicas urbanas se han transformado radicalmente y dependen del espacio en la que se sitúe (no es igual la ciudad latinoamericana a la europea o estadunidense), estas dos formas de concebir la vida urbana siguen vigentes.
El Distrito Aeroportuario ¿A beneficio de quiénes?
En Colombia según la Ley 388 de 1997, se deben diseñar los Planes de Ordenamiento Territorial (POT). En Bogotá, la alcaldesa Claudia López fijó el nuevo POT mediante el Decreto Distrital 555 de 2021 en el que se incluye la AE del Distro Aeroportuario. Incumpliendo sus promesas de campaña, la alcaldesa construyó un POT que, con algunas diferencias, mantuvo la esencia de la propuesta peñalosista: un ordenamiento que beneficia a las grandes inmobiliarias, al modelo TransMilenio y a la especulación urbana mediante la puesta en marcha de planes parciales y renovaciones urbanas.
La AE Distrito Aeroportuario, según la Resolución 0289 de 2023 “(…) busca conformar una de las principales ciudades-aeropuerto de América Latina (…) a partir del desarrollo y consolidación de plataformas de logística especializada y servicios de alto valor agregado, que se soportan en el anillo logístico aeroportuario y sus proyectos estructurantes” con base en el anexo 7 del POT se ejecutará en 741.5 hectáreas (528,7 en Fontibón y 212,8 en Engativá) así como afectará a 150.711 habitantes (88.529 en Fontibón y 62.182 en Engativá). La AE recoge, entre otras cosas, lo estipulado en el Decreto 824 de 2019 emitido por Enrique Peñalosa.
Para lograr dicho objetivo, busca articular esta propuesta con el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura, tales como: la ampliación de la Calle 13 (con TransMilenio incluido), Regiotram, Avenida Longitudinal de Occidente, entre otros. Así, lo que se espera es darle sustento de movilidad al tráfico de mercancías y de operaciones logísticas demandadas por el mercado global. Por otra parte, aunque en los documentos oficiales no se diga textualmente, si es posible que ocurra que en las zonas circundantes de estos proyectos de movilidad se ejecuten inversiones inmobiliarias con el objetivo que generar demanda a los sistemas de transporte que allí funcionarán. Esta situación ya viene sucediendo sobre el eje de la Calle 13, en donde el paisaje urbano se copó de inmensos edificios pertenecientes a la especulación inmobiliaria, lo que se puede profundizar, aún más, con la aplicación de la AE, ya que en el anexo 7 del decreto 555 se contempla la aplicación de renovación urbana, justamente alrededor de estos proyectos de infraestructura. Por tanto, no solo se corre el riesgo que el patrimonio habitacional de cientos de vecinos sea convertido en bodegas, sino que, además, exista una fuerte especulación inmobiliaria que desplace, por presión del mercado, a otros cientos de ciudadanos.
Si bien se hace necesaria la adecuación de la estructura vial para el transporte fácil y rápido de mercancías, esto no es suficiente, por lo que se convierte en prioridad gestionar predios para convertirlos en zonas de almacenaje de productos que permitan reducir los costos a los grandes exportadores e importadores2, de manera que, la AE plantea “facilitar procesos de agregación de predios para desarrollar intervenciones que aprovechen las ventajas de la localización en la franja del aeropuerto (…) establecer condiciones para la transformación de usos del suelo considerando las restricciones de la operación aeroportuaria”3, dicho en otras palabras, el distrito gestionará las condiciones jurídicas y normativas para que los grandes capitales puedan apropiarse del valor del suelo de las viviendas circundantes al aeropuerto.
Así las cosas, los barrios situados al costado más occidental del aeropuerto (que limitan con los municipios de sabana de occidente), tanto de Fontibón como de Engativá, podrían estar en riesgo de convertirse en zonas de bodegas, incluso, las propias directrices plantean construir una zona franca de 40 hectáreas en el barrio San Pablo4. Lo que se podría evidenciar en este caso, es que las valorizaciones de estos predios disminuyan antes de aumentar, con el objetivo de que los especuladores del suelo urbano compren más barato5 y especulen con el valor de los predios durante años hasta que el proyecto comience a funcionar en su totalidad.
En paralelo, mientras unas zonas son adecuadas para satisfacer la demanda de los proyectos que están en ejecución y que hacen parte estructurante de la AE (los proyectos de movilidad) otras corren el riesgo de convertirse en zona industrial al servicio de las operaciones de logística, tráfico y carga de mercancías.
Esto no es como un plan macabro de unos cuantos tecnócratas, sino que se da bajo las necesidades de abrirle paso a los grandes inversionistas para poner en juego sus excedentes de capital y así duplicar sus ganancias, es decir, el POT de Claudia López y la AE.
Referencias
1 H. Lefevre, Derecho a la ciudad (Madrid: Capitán Swing, 2017), 163-167.
2 Cabe mencionar que según el DANE Bogotá y Cundinamarca importan ocho veces más de lo que exportan (sin contar petróleo y derivados). En total la capital exporta 557 millones de dólares e importa 5.440 millones de dólares.
3 Anexo 7 Decreto 555: “Guía para la formulación de las Actuaciones Estratégicas” diciembre 2021. Pág. 23.
4 Secretaría de Planeación. “Directrices para la definición de lo público para la Actuación Estratégica Distrito Aeroportuario”. Enero 2023.
5 F. Engels, Contribución al problema de la vivienda (Madrid: Fundación Federico Engels, 2006), 11-44.
Por Sebastián Buitrago. Miembro del Colectivo de Desde La Izquierda. Habitante de la localidad de Fontibón. Twitter: @SebasBuitrago_
Otro elemento para este análisis son los mercados ilegales. Ya no es ningún secreto que Eldorado acopia y despacha un producto vital en el «mercado global», con gran demanda concentrada en EUA y Europa. Es decir, la mano invisible mueve la «guerra contra las drogas» con un dedo, y con el resto destruye comunidades y se echa los pases.