Colombia, julio de 2018. Solamente 70 personas conforman en la actualidad el pueblo indígena mapayerri. Víctimas del conflicto, de la ausencia del Estado, de colonos, multinacionales y de un sistema que no permite y no reconoce formas diferentes de vivir a las establecidas por occidente, esta comunidad nómada esta al borde de la extinción.
La Constitución del 91 y el reconocimiento de los pueblos indígenas en ella, se convirtió en una luz de esperanza para las y los mapayerri. Hace 27 años solicitaron la constitución de un resguardo indígena que les permitiera habitar su territorio ancestral, Nacuanedorro en el municipio de Vichada, constituido por el parque nacional El Tuparro y una zona de explotación de hidrocarburos.
Pese a que la Corte Constitucional “reconocíó el derecho como grupo étnico a la propiedad colectiva para su preservación, y el Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de Villavicencio dictaminó medidas cautelares para la protección de su territorio” según el comunicado de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas, hasta la fecha solo han recibido el desden del Estado.
La situación llevó a que en 2002 el pueblo mapayerri se aliara con la comunidad Awia Tuparro del pueblo sikuani, para solicitar ante la alcaldía de Cumaribo, la configuración del resguardo interétnico Marimba Tuparro, proceso torpedeado por el entonces Incora. Este hecho se ha repetido con otras entidades gubernamentales, pese a que la Corte Constitucional se ha manifestado a favor de los pueblos indígenas en cinco ocasiones y la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, ordenó al Incoder que en 2013 debía ser culminado el proceso, cosa que no sucedió.
Para acabar de completar, el pueblo mapayerri y la comunidad Awia Tuparro parece que no ven una luz de esperanza. El gobierno entrante no ha demostrado interés en temas relacionados a la titulación de resguardos, sino que por el contrario el hecho de que José Félix Lafaurie, antiguo presidente de Fedegan y recientemente anunciado director de Restitución de Tierras envía un mensaje de dilatación y extinsión. Cabe recordar la denuncia hecha por Ariel Avila en 2016 sobre el ejército antirestitución sobre el ejército antirestitución, la relación de éste con Fedegan y el despojo a pequeños campesinos.
Hasta la fecha siguen las demoras, cada día que pasa un poquito de esta cultura se pierde, un poquito de sabiduría y de vida se esfuma para siempre. Entonces es urgente hacerle saber al gobierno entrante que no son solamente 70 mapayerris exigiendo que se cumpla la ley, sino que cada día crece en número y convicción la cantidad de personas, de ciudadanos y ciudadanas libres que les apoyan y que trabajarán.
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Por: Stephanía Pinzón. Me conocen en el bajo mundo como @TerribleStepha. Co-directora de la Revista Hekatombe.