Hasta acá hemos llegado. El hijo de un guerrillero que fue perseguido. El hijo de un insurgente que sufrió las vejaciones de un estado criminal y su guerra sucia. El hijo de un militante progresista que sufrió persecución judicial y mediática en legalidad. Ese hijo es Inti Asprilla. Hoy se levantó con un eslogan: «Paz sí, Santrich no».
Hasta acá hemos llegado. El hijo de un guerrillero que fue perseguido. El hijo de un insurgente que sufrió las vejaciones de un estado criminal y su guerra sucia. El hijo de un militante progresista que sufrió persecución judicial y mediática en legalidad. Ese hijo es Inti Asprilla. Hoy se levantó con un eslogan: «Paz sí, Santrich no».
Para eso sirve la memoria histórica en estas izquierda devenidas en verdes pálidos. Asumir la paz como un discurso desobligante y políticamente correcta. Una paz sin dientes pero sí con garras. Garras con manicura pero garras.
No estamos para defender el discurso de paz. Luchamos por una paz de contenidos y hechos. Una paz para los que han cumplido y los que han sido perseguidos.
No sabemos si Santrich es culpable. Pero hoy sí sabemos que Inti no tiene memoria. Hoy sabemos que Inti se monta en una ola populista porque #sepuede. Hoy sabemos que ni siquiera los hijos de los que lucharon contra el régimen hoy pueden identificar el régimen.
Nosotros y nosotras sí tenemos memoria. Y esto no lo olvidaremos.
Paz sin condiciones.
No más montajes.
No más oportunismo de centro.
Publicado: 12 de junio de 2019.
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Por: Juan Flórez.