Estaba agotada de freestalear indicadores y de enfrentarme a esas tablas de Excel que aparecen por montones cada fin de año. Que la tasa de generación, el porcentaje, el documento terminado, que cómo se va a medir el 2026. El caso es que decidí descansar con una lectura corta y muy ligera pero que tuviera relación con lo que pasa en el país, así terminé leyendo un artículo de opinión de El Colombiano.
¿Por qué es crucial defender la democracia? Se pregunta Luz María Sierra, directora de dicho medio. Era justo lo que necesitaba, una reflexión muy chistosa sobre la visión que tiene de la democracia. Me reí, me escandalice, me sorprendí, fue una montaña rusa de emociones en dos minutos. Después de leerlo me sentí vigorosa, con ganas de salir rápido de ese Excel y responder semejante barbaridad.
El artículo es más un cuestionario de 16 preguntas que se acerca a una tarea colegial respondida de afán en TransMilenio, o bueno, en el Metro. Sin reflexión, sin estudiar, es puro pálpito, son como 900 palabras de confirmación del viejo dilema liberal dictadura vs democracia. Tan vacío y flojo que deja de lado la variable oligarquía, y no le permite ir un poquitico más allá y plantearse qué tan democrático es un régimen oligárquico como el de Colombia. Lo de la autora es una reflexión típica de esos sectores tan correctos y biempensantes.
Democracia a secas es todo y nada, para los liberales (no en términos partidistas) es garantía de elecciones, aunque ni siquiera, es el poder insertar un papelito en una urna cada tanto, es la acción de votar y de legitimar su privilegio sin tener que problematizar nada. También es que exista libertad de expresión, pero para expresar lo que los sectores biempensantes o lo que las familias bien quieran decir. Una libertad de expresión tibia o extrema (pero a la derecha, claro), con un evidente sello de clase.
Hace poco quedé enganchada con un texto de Estanislao Zuleta que se llama “Democracia y participación” que se encuentra en el libro Colombia: violencia, democracia y derechos humanos. Es que estoy convencida que para entrar a opinar de cualquier cosa una tiene que instruirse, una costumbre que deberían adquirir algunos y algunas opinadores. Estanislao dice:
“El derecho fundamental es el derecho a diferir, a ser diferente. Cuando uno no tiene más que el derecho a ser igual, todavía eso no es un derecho. Pero además de derecho —decía Carlos Marx— es necesaria la posibilidad. La democracia va en tres direcciones: la una es la posibilidad, la otra es la igualdad y la otra es la racionalidad. La igualdad debe ser una búsqueda económica y cultural. Es casi una burla para una población decir que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, sino lo son ante la vida.
¿Qué dice la ley? Anatole France dijo en el siglo pasado: “Queda prohibido a ricos y pobres dormir bajo los puentes”. Desde luego, solo les queda prohibido a los pobres, porque los ricos no van a dormir bajo los puentes. Si no hay igualdad ante la ley se convierte en burla”.
Tener unos acuerdos básicos positivizados en una Constitución, que exista separación de poderes y ficción de libertad no es sinónimo de democracia. Que una oligarquía se valga de su posición de poder para tomar decisiones sobre las vidas y bienes comunes de un país, tampoco es democracia.
Para Luz María, la falta de democracia se traduce, por ejemplo, en no poder elegir EPS. A propósito, hace poco me cambié de EPS, de una mala a otra mala para probar si era menos mala que la anterior. Para mí, eso no es poder elegir cómo quiero ser tratada cuando esté enferma, la elección sobre el acceso a la salud no debería estar mediada por principios comerciales. Dice ella que sin democracia hay apagones digitales, pero se le olvidaron los que se dieron en Siloé en pleno estallido social hace unos años, y también se le pasan cosas como el problemita de la brecha digital y de conectividad, e incluso la brecha en el servicio de luz eléctrica, o las travesuras de Abudinen.
No es solo un pensamiento de la directora de El Colombiano, sino que se trata de una idea generalizada de democracia en occidente y de quienes la aceptan pasivamente , en la que se cree que hay libertad y derechos pero sin importar la ya mencionada posibilidad, en los que la elección no va más allá de decidir cómo queremos que nos maten, o como profundiza Jorge González:
¡Libertad!, para vivir en la miseria
¡Libertad!, para morir en la cárcel por deudas
¡Libertad!, para torturar al esclavo
¡Libertad!, para proteger al millonario
¡Libertad!, para globalizar el hambre
¡Libertad!, para dejar hecho mierda el planeta
¡Libertad!, defensores del derecho a estafarte
Dicho esto, a continuación voy a enlistar algunas de sus frases célebres en las que indica cómo para ella se proyecta Colombia si no se recupera la democracia que le gusta, que supongo, es la de la oligarquía, de los delfines, de los mismos de siempre. Sin embargo, es raro, porque todas las frases aluden a nuestra historia. Confieso que estuve a punto de hacer un cuadro comparativo en Excel comentando cada uno de los apartados, pero me acordé que este artículo era para descansar de los informes laborales de cierre de año, entonces preferí resistirme a la tentación:
- “Cuando no hay democracia se suele vivir maluco”: es cierto, pero en su democracia también se vive muy muy regulimbis.
- “La vida diaria, en algunos países que perdieron la democracia, se convierte en un desafío de cómo conseguir comida, gasolina, pañales y medicinas, día tras día”: o sea el día a día de grandes franjas de la población, incluso, desde antes de la Constitución de 1821.
- “No existe prensa independiente: solo se difunden mensajes propagandísticos”, lo dijo desde el medio que poco o nada informa.
- “ La gente no abandona los países democráticos; huye de los autoritarios”, pero no se refiere al éxodo de los militantes de la Unión Patriótica que quedaron, o de la fuga de cerebros, o la búsqueda de oportunidades laborales y en general de la condición de millones de migrantes.
- “La alternancia en democracia permite renovar ideas, corregir errores y mantener viva la representación ciudadana”: lo chistoso es que en Colombia no conocemos tal alternancia, cambió un poco con el actual gobierno, pero en general lo que cambian son los nombres de los partidos, los apellidos, pero siempre siguiendo la tendencia de la clase política: su fiel compromiso a que nada cambie.
- “En la dictadura argentina (…) Se instaló el “terror de Estado”, donde cualquier ciudadano podía ser arrestado o asesinado por sospechas políticas. La democracia, en cambio, se rige por leyes, procesos judiciales y garantías para todos los ciudadanos”: ¿eres tu Seguridad democrática de Uribe? ¿Estatuto de Seguridad de Turbay?
- “Cuando no hay controles, el poder se dedica a saquear”: ¿en serio querrá hablar de la corrupción de Cambio Radical, el Centro Democrático, el Partido Liberal, el Partido de La U, el Partido Conservador, el Pin, Mira?
Que Luz sacara esta columna no es ingenuo, si de verdad estuviera preocupada hablaría de la amenaza que representa Abelardo de la Espriella o habría planteado un recorrido por las constituciones para señalar que todas fueron pensadas por y para hombres blancos de la oligarquía y cómo estas han contribuido a la profundización de los problemas estructurales del país. En cambio, con 16 preguntas insiste en Cuba y Venezuela, mientras atraviesa una publicación que dice que Iván Cepeda va liderando las encuestas.
Tiene sentido que los medios corporativos tengan miedo, porque ahora el país está entrando en un periodo de democratización, en el que con mil retos y dificultades se están configurando posibilidades reales, para todas y todos. Una democratización en la que la participación no se reduzca a votar por los mismos de siempre.
Volviendo al buen Estanislao, “Lo que nosotros llamamos una apertura democrática es una búsqueda de una nueva comunidad, de un pueblo que exija, que piense, que reclame, que produzca”, y eso, señoras y señores de la oligarquía, es lo que está pasando, es el resultado de desgaste, de la movilización social, de años y años de pérdida de derechos, de criminalización de la protesta y de la pobreza.
Es que la democracia no se hace de arriba hacia abajo, la democracia no es un pacto de caballeros blancos o de familias biempensantes, no es un favor de la oligarquía, no, la democracia es la búsqueda por la socialización del poder, es disputa. La democracia es y será una conquista popular.
Posdata 1: debí dejarme llevar por mis impulsos y escribir este texto en el trabajo.
Posdata 2: el infierno tiene un lugar para las personas que se inventaron que la creatividad y la vida laboral se miden en metas, indicadores y cuadros desconfigurados de Excel.
Posdata 3: es mejor no dedicar ratos de ocio a El Colombiano.
Posdata 4: ¿cómo le dirían a Estanislao de cariño? ¿Estanis? ¿Estan? ¿Tanis? ¿Lao? ¿Laito?
Posdata 5: este artículo pudo ser una playlist.
Ciega, sordomuda – Shakira
Muevan las industrias – Los Prisioneros
El baile de los que sobran – Los Prisioneros
Ultraderecha – Los Prisioneros
El Niágara en bicicleta – Juan Luis Guerra y 4.40
Tienes que decidir – Liliana Felipe
Know your rights – Tha Clash
Se me olvidó otra vez – Juan Gabriel
La democracia – Ángel Parra
Querido amigo – Chico Buarque
