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Que el fin de año no te adormezca

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“La Realidad es aquello que,
incluso aunque dejes de creer en ello,
sigue existiendo y no desaparece”
Philip K. Dick

Algunas consideraciones para esta temporada. Recordemos que el fin de año de la ultraderecha no es tan folklórico y festivo como el nuestro. Simplemente aprovechan el entumecimiento del pueblo para tener listos sus envites para el 2026. Máxime, cuando se nos avecinan elecciones. La nefasta élite no usa interiores amarillos, no come doce uvas y mucho menos sale con maleta en mano a caminar las manzanas del barrio. Esos agüeros te los dejan a ti, para que con tu trabajo paupérrimo puedas llegar a fin de mes y con suerte ahorrar lo suficiente para ir a la costa a que te estafen con un pescado de quinientos mil pesos. Jamás los verás citar huevonadas como capítulo uno de este nuevo año, despidamos lo viejo para que llegue lo nuevo o cerrando ciclos para atraer la abundancia. Ellos ya poseen los recursos que a ti te hacen falta. Y lo peor, desean a toda costa que la situación continúe de ese modo. El cierre de año simboliza lo máximo a lo que el rancio empresariado puede llegar. Un pago navideño extra, que si no fuera por movimientos sociales de izquierda jamás llegaría, unos días libres, si estás de suerte, y ojalá sean pocos, para que no pongan en vacancia tu puesto de trabajo y una fiesta desabrida donde puedes ventilar tus miserias con compañeros de los cuales desconfías.

Esas variaciones emocionales difícilmente llegan a este selecto grupo que manipulan el espíritu del pueblo. Recordemos las palabras de Charles Dickens en su famoso Cuento de Navidad: “¡Ésta es la justicia que cabe esperar en este mundo! Con nada actúa de forma más cruel que contra la pobreza y, sin embargo, ¡Nada condena con mayor severidad que cualquier intento por hacerse ricos!”. ¡Nada más absurdo que quieras cambiar tu realidad dejando en manos de estos mequetrefes los hilos del país y del pueblo! Los infaustos partidos políticos siguen en la busca de sus cabezas de lista y posibles candidatos presidenciales. Del Centro Democrático, por citar un ejemplo, sacaron a Uribe Londoño como un perro, luego de comprobar su inutilidad en la futura contienda. La bajeza de aprovechar el fallecimiento de su hijo, no fue suficiente para deslumbrar al uribismo. Como declara el viejo adagio: “Así paga el diablo a quien bien le sirve”.

No es mi intención servir como enemigo de la diversión. Simplemente, el interés fundamental es recalcar en el pathos de la indignación. ¡No olvidemos nuestra conciencia política y social! Lo bello de las tradiciones es la cercanía con los rituales, más no la ceguera de la euforia colectiva que nos hace perder la memoria. Como enunciara Byun Chul-Han, “La humanidad está aquejada de una ceguera mortal. Solo es capaz de advertir órdenes inferiores. Ante las órdenes superiores está ciega (…) Por eso la historia de la humanidad es una “lucha eterna contra lo divino”, que “necesariamente es destruido por lo humano” (Han 12). Ante la élite, somos los inferiores, los marginales. Ellos, a su entender, revestidos con lo divino, están dispuestos a bajar de su pedestal por pequeños momentos. Los verás alimentándose de comida callejera, regresando al país cada cuatro años, viajando en transporte público y escuchando tus necesidades como aquel santo de iglesia, que te recibe cual convidado de piedra. No resta más que desear lo mejor a aquellos que regalan minutos vitales en leer estos textos y que el capitalismo, aquella forma económica en que desfogamos nuestra agresividad, no impere en estas fechas. Se les quiere.

Referencias

Han, Byung-chul (2022). Capitalismo Y Pulsión de Muerte. Editorial Herder, Barcelona

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