Traicionando a Peste Mutantex, estaba caminando por la calle sabiendo a dónde iba, con angustias y problemas, y pensando que no estaba libre del sistema, cuando empecé a pensar en la vida de los profesores de la facultad de ciencias de la Universidad Nacional, en esos que ganan mensualmente entre 30 y 60 palos (sin contar los ingresos paralelos), de acuerdo con la investigación publicada por la Revista Raya.
se había proyectado desde una lógica de explotación propia de una empresa privada. Un trabajo que sostenía la gran vida de los peces gordos de la UN.
Recordé que hace unos años, cuando trabajé como catedrática en la Nacional, me pagaban 36 lks la hora y tenía dos horas a la semana, muchísimo menos que un salario mínimo. Era uno de esos trabajos “para ganar experiencia” y que hacen que la hoja de vida se vea bien, pero evidentemente se trataba de un trabajo que no estaba previsto para la dignificación de la labor docente, ni para apoyar egresad_s, sino que, más bien, se había proyectado desde una lógica de explotación propia de una empresa privada. Un trabajo que sostenía la gran vida de los peces gordos de la UN.
No siento envidia de esos sueldos, sino rabia. No son sinónimo de reconocimiento a la producción de conocimiento, ni a un buen ejercicio docente, ni a nada por el estilo, sino a una ‘rosca’ que sacó ventaja de un injusto sistema de asignaciones salariales. Ingresos que resultan insostenibles para una universidad pública, y que además son deshonestos desde el punto de vista de la defensa de lo público, ya que se sostienen por la explotación a docentes ocasionales y de cátedra; de la explotación académica de much_s estudiantes que tienen un papel sustancial en elaboración de papers, que contribuyen en la suma de puntos, esos mismo puntos que tienen un efecto sobre, el ya absurdo, aumento de sueldos de los monarcas de la academia que reciben y concentran altas sumas de dinero mientras los edificios siguen en ruinas, el hacinamiento continúa y aumenta, el bienestar se asfixia, la extensión se privatiza cada vez más y más, y la crisis de la UN se agudiza.
La investigación de la Revista Raya pone de manifiesto la cercanía entre este grupo de profesores que tienen privilegios salariales con el rector elegido, lo que deja clara la relación que se ha venido construyendo entre el estatus, los intereses económicos, los intereses administrativos, en el marco de un modelo de universidad que se enfoca solo en una área determinada del saber y en su privatización gradual.
¿será que es hora de una rebelión de profes ocasionales y catedráticos?
Con todo esto me hago varias preguntas: la democratización de la democracia universitaria pasa también por el ajuste de normas que promueven estas monarquías “académicas”, así que ¿cuál será el papel del ejecutivo y el legislativo en garantizar y fortalecer la educación superior pública, autónoma, de calidad y al servicio del pueblo?, después de todo esto, ¿los profesores que se ganan entre 60 y 30 palos van a seguir como si nada, solamente expuestos pero acumulando una fortuna a costa de la moribunda universidad pública?, ¿será que es hora de una rebelión de profes ocasionales y catedráticos?, ¿se acercará el fin del imperio de las ciencias exactas y el principio de la república en todas las carreras de la UN?