A Francia le pido

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La vicepresidenta Francia Márquez Mina de nuevo es noticia, esta vez porque está construyendo relaciones diplomáticas con algunos países de África y como ya es costumbre, esperan que ella justifique su trabajo.

Que porque usa helicóptero (que le hagan atentados es secundario); que porque hace viajes diplomáticos; antes que porque hablaba de los nadies o porque decía “soy porque somos”. Y en la radio, televisión y en las redes sociales de los medios e influenciadores ‘bien pensantes’ se escuchan una y otra vez las burlas y ataques. Y así, se termina por creer que lo mejor es sumarse al ataque y a la burla.

ustedes pueden agarrar cualquier crítica que aparezca en medios o que haga algún influencer ‘bien pensante’ y fijo se los encuentran

La molestia se puede entender desde la raza, la clase, y el género y no solo por eso, para colmo de males, la vice se ha tomado muy en serio su trabajo. Francia lleva una agenda propia en un cargo que históricamente no ha sido más que un accesorio del ejecutivo, un accesorio que cumplía una única función: pagar las cuotas burocráticas de la alianzas políticas que se establecieron para ganar las votaciones.

Estos componentes del rechazo hacia Francia Márquez pueden estar todos juntos, o por separado, o de a uno, ustedes pueden agarrar cualquier crítica que aparezca en medios o que haga algún influencer ‘bien pensante’ y fijo se los encuentran. No digo que la vice sea perfecta y no se le debe cuestionar, claro que toca hacerlo, y al presidente también, pero con argumentos de verdad, no con prejuicios clasistas, racistas y machistas.

Cabe recordar que todos los anteriores vices comparten algo en común: son representantes de la élite y del orden establecido. 

Desde agosto la vicepresidenta ha tenido que repartir su tiempo entre el trabajo y la justificación de todo lo que hace, algo que no pasó con Martha Lucía Ramírez, Óscar Naranjo, Germán Vargas Lleras o el hoy cuestionado Francisco ‘Pacho’ Santos. Cabe recordar que todos los anteriores vices comparten algo en común: son representantes de la élite y del orden establecido. 

Ahora el ataque es porque la vicepresidenta lidera la construcción de relaciones diplomáticas con Sudáfrica, Kenia y Etiopía, y parece que quiere hacerlo con más países de África. Viendo las noticias de la prensa corporativa y las redes sociales, esta semana identifiqué dos tipos de ataques, el primero protagonizado por la derecha abierta, y el segundo por la derecha de closet que es el que me interesa.

Eso me ofendió, pues se trataba de dos investigadores prestigiosos, de esos opinadores que son fijos cuando los medios corporativos de comunicación solicitan análisis “bien sustentados”.

El año pasado vi uno de esos concursos de los canales de noticias que tienen como función espectacularizar la política, allí le preguntaban a una candidata y un candidato al Senado cosas básicas sobre el Congreso, como por ejemplo, cuántas Comisiones hay en total, o quién puede citar sesiones extraordinarias, y entre risas contestaban “me corcharon”. Eso me ofendió, pues se trataba de dos investigadores prestigiosos, de esos opinadores que son fijos cuando los medios corporativos de comunicación solicitan análisis “bien sustentados”. Yo no esperaba ninguna respuesta brillante, en realidad no espero nada de ellos, pero de por dios, cómo no conocer lo más básico del funcionamiento del Congreso, del lugar en el que quieren trabajar y del que han hablado por años. Y si, me estoy metiendo con dos ídolos: Ariel Ávila y Sandra Borda.

Yo no esperaba ninguna respuesta brillante, en realidad no espero nada de ellos, pero de por dios, cómo no conocer lo más básico del funcionamiento del Congreso

Después de ser tendencia la respuesta de Borda al respecto fue: “Creo que estamos pasando por ese conocido y célebre momento de la éxtasis en el que descubrimos que un profesor no sabe algo que debería saber. Mi consejo: relajémonos y disfrutémoslo”.

Volviendo a las críticas a Francia Márquez, una amiga me pasó este trino de ella, de Borda —la intelectual de Los Andes, de clase media, la académica prestigiosa que se lanzó al Congreso pero se le olvidó estudiar su funcionamiento— en el que le pide justificaciones a Francia y las disfraza como una gran invitación: 

“1. Yo quiero ver una columna de @FranciaMarquezM haciendo pedagogía,explicando por qué debemos abandonar la idea de que acercarse a África es inútil, contando qué podemos ganar de ese acercamiento,explicando por qué hoy tenemos una VP en las mejores condiciones de hacer esa tarea.
2. Quiero que aproveche la oportunidad histórica que tiene enfrente para ejercer un liderazgo que en vez de subir siempre la quijada, opte por enseñar, por construir, por transformar este país desde el discurso, desde la educación”.

En esos dos trinos leo los componentes de las críticas a Francia Márquez: el de raza, clase, género y el de tomarse muy en serio su trabajo. 

Me pregunto: ¿Para qué pedirle esto a la vicepresidenta?, ¿por qué espera que ella justifique su trabajo?, ¿aprovechar qué?, ¿por qué le molesta que suba la quijada?. En esos dos trinos leo los componentes de las críticas a Francia Márquez: el de raza, clase, género y el de tomarse muy en serio su trabajo. 

Tan pronto leí esto, me acordé de esta frase de la profesora Toni Morrison: «la función real del racismo es la distracción. Te mantiene explicando, una y otra vez, tu razón de ser, de existir», así sea una invitación para “que aproveche” y se justifique. A esto se suma la molestia que siente la mujer blanqueada y de clase media, de que una mujer racializada que viene de abajo y de “región» suba la quijada mientras adelanta su propia agenda. Esa misma mujer de «región» que por mandato racista y clasista no debería estar ocupando ese puesto de gobierno sino otro en el ámbito privado en alguna casa de una mujer mestiza/blanqueada.

Esa misma mujer de «región» que por mandato racista y clasista no debería estar ocupando ese puesto de gobierno sino otro en el ámbito privado en alguna casa de una mujer mestiza/blanqueada.

Ahora, eso de liderar con educación me parece bien curioso, porque la vicepresidenta trabaja diciendo y haciendo, además, es algo sabido por todo el mundo que no se transforma únicamente desde la educación, ¿esperan que Francia Márquez esté dando cátedra en lugar de estar en África trabajando?

Viendo el vaso medio lleno, me atrevo a decir que este viaje, la actitud de Francia y el hecho de que su trabajo se distancie de los intereses coloniales, nos está ayudando a identificar a las personas que son conservadoras de clóset, para que reflexionemos sobre los prejuicios que tenemos en términos de raza, género y clase. 

Reconozco que, a pesar de ser una mujer remestiza y de clase trabajadora, estoy llena de prejuicios, la cosa es que los identifico y los problematizo porque me incomoda esa fachita que llevo dentro, que me fue inculcada por esta sociedad pacata y conservadora. 

Para cerrar, dejemos de pedirle bobadas a la vicepresidenta, no apoyemos a las derechas con solicitudes y «oportunidades» tontas.

Posdata: el Congreso tiene en total 14 comisiones constitucionales permanentes, siete en Cámara y siete en Senado; y es el gobierno nacional el que puede convocar sesiones extraordinarias en el Congreso.

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