En una democracia universitaria cada tres años se celebra la elección del rector o rectora.
Los estamentos se organizan para apoyar a sus candidatos, hay debates y se vive la fiesta de la democracia.
Llega la consulta que en una democracia universitaria no es vinculante, ni consultiva, ni simbólica, ni nada.
Gana la persona que debería ser rector o rectora, pero eso no importa, porque en una democracia universitaria esa decisión no tiene peso.
En una democracia universitaria lo único que cuenta es un ente que se llama Consejo Superior Universitario, que, en épocas de elección de rector, tiene como tarea desconocer los resultados de las consultas.
Es común que sea elegido o elegida rector la persona que garantice la falta de cambios al interior de la universidad, convirtiéndose en una puerta giratoria. Eso de vez en cuando cambia, pero debe ser por una falla en la matriz.
La democracia universitaria funciona así en las universidades públicas, es una formalidad, un disfraz.
Ahora llegan tiempos de asambleas, tropel y deliberaciones, hasta que el movimiento estudiantil se desgasta porque no hay cambios profundos en la democracia universitaria y, dentro de tres años se repite el ciclo.
Se acercan las elecciones a rector en la gloriosa Universidad Pedagógica Nacional, ¿será que le espera el mismo destino que a la Universidad Nacional? ¿Cómo pinta el panorama en sus universidades?, ¿no será hora de que llegue de verdad un proceso democrático para la elección a rector?
Posdata: tenemos velita prendida para que la Universidad Pedagógica Nacional no siga este ciclo y para que la consulta sea respetada.