Cosas que mantienen humilde al periodismo colombiano. Un día en el Festival Gabo

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El sábado estuve en el Festival Gabo con dos amigas periodistas, asistimos a varias conferencias, discutimos sobre los temas que fueron presentados y disfrutamos del toke de Edson Velandia y Adriana Lizcano. Les comparto un balance del día:

Para ser sincera, fue la primera vez que entré al Gimnasio Moderno, algo curioso teniendo en cuenta que estudié a dos cuadras. Debo decir que es bien bonito, todo amplio, con zonas verdes y los edificios cuidados. Por supuesto, pensé que sería muy lindo que el Colegio Motorista en Bosa fuera igual, no un edificio estrecho lleno de escaleras por las que corren los niños de primaria, o el León de Greiff en Ciudad Bolívar, que tiene una zona verde chiquita y algunas materas con plantas que apenas sobreviven.

Ya entrando en materia, el evento fue la oportunidad para ver la soberbia y desconexión de cierto círculo de periodistas con el mundo real.

Su malestar no venía dado por el creciente posicionamiento de discursos de odio o por la desinformación, en realidad no estaba de acuerdo con la multiplicación de la opinión

1- Para arrancar nos encontramos con la preocupación de María Alejandra Villamizar —periodista en Caracol y columnista en El Espectador— referida a la proliferación de medios y columnas de opinión. Su malestar no venía dado por el creciente posicionamiento de discursos de odio o por la desinformación, en realidad no estaba de acuerdo con la multiplicación de la opinión porque para ella el género debería estar solo concentrado en los medios corporativos de comunicación. Básicamente ella creía en la privatización de la opinión, y es de las que piensa que ese formato es superior en los grandes medios.

A Maleja le va a dar un patatús cuando se enteré que hay medios alternativos e independientes de comunicación que tienen columnistas que escriben y hacen mejores análisis que ella, y no me imagino cómo se pondrá cuando sepa que las columnas no son privatizadas sino de libre acceso. ¿Será que la etiqueto para que se entere o la dejo tranquila? ¿Qué hacer? Diría Lenin.

¿Cómo le decimos a Yolanda que esa es una propuesta inviable y que hay poderes económicos e informativos que no le van a copiar a esa invitación que hace una periodista Colombiana?

2- En el mismo panel estaba Yolanda Ruíz —Co responsable del Consultorio Ético de la Fundación Gabo—. Para ella es necesario sentarse a hablar con las personas que crearon el algoritmo para que sea menos binario. ¿Cómo le decimos a Yolanda que esa es una propuesta inviable y que hay poderes económicos e informativos que no le van a copiar a esa invitación que hace una periodista Colombiana? Tan lindo ese mundo en el que viven, en el que los más poderosos se sientan, escuchan y ajustan sus negocios e intereses para atender a las solicitudes de una periodista liberal de clase media.

3- Luego estuvimos en un panel desorganizado en el que una periodista chilena respondía de manera pasivo-agresiva a las preguntas que le incomodaban. La verdad es que estuvo tan mal dirigido que ni vale la pena profundizar en él.

4- A la hora del receso hablamos con mis amigas sobre las conferencias y me contaron que el viernes estuvieron en la charla “Todxs en las historias: las fronteras de la narración” y que estuvo rebuena, les encantó, las exposiciones fueron claras, enriquecedoras, y sentí envidia.

Según me dijeron, todo iba bien, hasta que llegaron las preguntas del público y resulta que una periodista quedó con la siguiente duda: “¿Cómo llegar con humildad a cubrir a las comunidades trans?”, para acabar de completar, la inquietud se la transmitió a un hombre gay y no a la mujer trans que estaba junto a él. O sea ¿En serio?

a estas alturas del partido, una pregunta de este tipo es impresentable, y más si viene de una persona que se metió en el mundo del periodismo

Después de las risas nos preguntamos ¿Qué carajos escucha la gente?, cómo será esa burbuja en la que viven algunas personas como para no darse cuenta de todo lo que hay detrás de su pregunta. A María Antonieta se le podría pasar una afirmación así, ella no tenía que salir a recorrer las calles de París, ni veía noticias, ni series, pero a estas alturas del partido, una pregunta de este tipo es impresentable, y más si viene de una persona que se metió en el mundo del periodismo.

5- Luego nos sentamos en el pasto mientras empezaba el toke de Edson y Adriana. El cielo estaba azul, el ambiente era cálido, la gente tomaba y se reía, mientras nosotras nos reíamos de esas criaturas que estaban tan cómodas en sus burbujas, gente que no tienen interés en repensar nada y solo esperan que el mundo se acomode a sus necesidades y sesgos, mientras simulan entender lo que pasa afuera leyendo columnas de personas que no están afuera. Pero esa risita, la de ellos, no iba a durar.

esas criaturas que estaban tan cómodas en sus burbujas, gente que no tienen interés en repensar nada y solo esperan que el mundo se acomode a sus necesidades y sesgos

6- Lo mejor de la jornada fue escuchar a Adriana Lizcano y a Edson Velandia. Fueron a escupirle en la cara a quienes se creen dueños de la libertad de expresión, a patear la burbuja de este periodismo liberal perdido de todo. Fue una coreografía perfecta de golpes de realidad y letras incendiarias, eso que solo logra la rasqa. Le cantaron a Camilo Torres, hablaron sobre la pobreza, sobre el indio y la antropología, aplaudieron a los medios alternativos e independientes, nos hicieron saltar contra los infiltrados que quieren plagar la opinión pública de una falsa desesperanza, y el cierre fue hermoso.

En este punto considero importante hacer una aclaración. No es que el público fuera mayoritariamente rico con tres coladas: mis amigas y yo. Había algunos ricos y bastantes personas de clase media alta que se creen personas ricas.

Sigo con la historia. Con la última canción Adriana y Edson nos preguntaron: “¿Quién pierde la paz y la guerra?”, respondimos “nojotras”. Notamos cierta molestia, lo que nos llevó, ya no a cantar, sino a gritar “¿Qué será que los ricos quieren todo regala’o?”. Fue raro que esas personas que no son ricas nos miraran pensando que somos unas resentidas, y es que ni siquiera hicieron el amague de cantar o de bailar. Se comportaron como si las estuvieran insultando, y me pregunto si es porque se creen ricos o creen que al ofenderse se van a volver ricos, o si tienen algo así como dismorfia de clase… no sé. ¿Ustedes qué opinan?

Arena de la clase media ven a mi.

Para cerrar quedé con una duda. Resulta que la Fundación Gabo invitó a varios medios alternativos y comunitarios de diferentes regiones del país para ser capacitados sobre justicia transicional, algo que es muy importante y necesario, pero no vi en la programación del Festival Gabo a ninguna persona de medios alternativos de comunicación hablando sobre ningún tema. Me encontré con una colega que hace parte de uno de estos medios y le pregunté, resulta que ella tampoco vio ningún panel con medios alternativos de comunicación.

¿Los medios alternativos de comunicación solamente están para recibir capacitaciones y no para discutir sobre libertad de prensa, sobre otras formas de contar las historias, sobre periodismo de opinión o sobre periodismo investigativo?

La duda es: ¿Los medios alternativos de comunicación solamente están para recibir capacitaciones y no para discutir sobre libertad de prensa, sobre otras formas de contar las historias, sobre periodismo de opinión o sobre periodismo investigativo?, ¿esos temas son únicamente del dominio de los medios corporativos y de algunos medios independientes gomelos como La Silla Vacía?, ¿será por un tema de clase o de privilegio?, o como diría Espinoza Paz ¿será un olvido intencional?. Si acaso me equivoco y había un panel con medios alternativos ya sea porque consideran que es importante reconocer su trabajo o como una cuota más, me disculpo de antemano.

1 Comentario

  1. Encontré que lo que tanto me chocó a ver parte de ese festival, sentí todo lo que leí en esta columna. Un desastre ver mujeres urbanas de élite, hablando de la miseria de otras mujeres. Periodistas que vienen de su confort corporativo para pensar y repensar a todes. Nada agradable. Por supuesto estuvieron aquellas excepciones interesantes.

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