Estar en un mismo espacio durante mucho tiempo puede ser un tema difícil. Este sistema ha condicionado la vida diaria para siempre tener algo que hacer: ir a clase, ir al trabajo, ir a una reunión, ir a algún lugar de esparcimiento y hasta organizarse para dar un paso hacia la liberación. Cuando se está acostumbrado a una rutina diaria donde la vida corre y corre y las tareas nunca paran, hacer un alto no es tan fácil.
Por eso pensamos en esta guía práctica y muy sencilla de recomendaciones para la salud mental.
- Primero lo primero, ¿a qué nos enfrentamos?
Al estar en casa es muy posible que aparezcan o se desarrollen algunas cosas que no eran conocidas para nosotros y nosotras y esto es muy normal. El estar sin el apabullo del quehacer diario, hace que nuestra mente y nuestro cuerpo se den cuenta de temas que tenían pendientes de tratar con nosotros, de hacerlos consientes. Y en ese momento es cuando debemos tomar una primera decisión: los escucho y busco afrontarlos o los ignoro y dejo que me consuman.
Hacer eso no es tarea fácil, pero es lo primero y más esencial, si mi mente y cuerpo me hablan, yo escucho.
- ¿y ahora qué?
Una vez que se es consciente de que hay algo nuevo, un sentimiento de angustia, una manía con movimientos y objetos, impulsos para gritar o llorar, o simplemente una sensación de vacío, es hora de que se pongan a actuar las redes.
Nadie, absolutamente nadie está completamente solo, siempre estamos y somos con otros. Y en ese sentido siempre tendremos una red que nos soporte cuando el cuerpo y la mente habla. En este momento es importante identificar a las personas más cercanas o no tan cercanas, familia, amigos, el compañero, la vecina, profesionales de diferente índole que conozco, y en un contexto como el actual, inclusive a los grupos de apoyo que se están generando a lo largo del país.
- ¡Vamo’ a calmarno!
Cuando nos enfrentamos a esta charla muy personal con nosotros mismos, es muy importante ser sinceros e intentar mantener la calma, pensar objetivamente y no dejarse llevar completamente por las emociones. En un estado así, es posible que se distorsionen muchas cosas de nuestra realidad, de nuestro ser, de nuestra vida. Y es necesario intentar contenerse emocionalmente, sin que esto implique reprimirse.
La contención es un paso anterior a la expresión de lo que siento, es ese momento donde me detengo y me digo “¡Bueno, vamos a calmarnos! Las vainas no son tan así”, cabeza fría mi pez. Piense y contraste con la realidad. Busque identificar qué es eso que siente y dígalo, primero a sí mismo, hágalo consciente, conozca esa sensación y entiéndala. Esto implica no solo conocerla a ella, sino conocerse a usted, dentro de ella y donde esta sus posibilidades para combatirla.
- No lo reprima, dígalo.
El paso de la contención, es decir de reflexionar y contrastar con la realidad ese algo que está ahora presente, de conocer esa sensación, de poder nombrarla, es fundamental para que no pase la represión, que es comerse y guardarse lo que se siente, consciente o inconscientemente.
No siempre decirlo implica hablar con otro, ese decirlo implica una charla con usted mismo, con usted misma, en la que pueda dialogar y decirse lo que siente, por ejemplo, sus resultados tras el proceso de contención, y poner sobre la mesa el panorama ya más real de la situación.
Ahora, una advertencia, no siempre es fácil pensar y hacer ese proceso de reflexión cuando no me siento muy bien. Pero ¿recuerda que antes le había dicho que pensara en sus redes? Aquí es donde aparecen en acción. En la vida muchas veces necesitamos hablar con otra persona, decirle como nos sentimos, contarle algo bueno o algo malo, simplemente hablar.
Y aquí es donde jugamos un papel fundamental, porque, si bien en este momento busco alguien que me pueda escuchar, también hay otras personas que me buscaran para que las escuche. (Algunas recomendaciones sobre esto serán en otro artículo).
Bueno, volviendo a lo que nos ocupa. Una vez identificamos a esas personas, a esas que son amigas, que son familia, que son vecinos. Digan lo que siente, díga lo que ya se dijo a sí mismo, lo que en su proceso de reflexión se dio cuenta y va a pillar que esto le puede ayudar.
Hablar con el otro es fundamental, sobretodo cuando percibo que me tocó llamar apoyo para esta discusión con mis emociones. Mi amigo, mi prima, mis padres, aquel al que yo recurra para que me escuche, muchas veces ayuda a que el panorama sea aún más claro, hablar puede hacer que se muestre aún menos borrosa la realidad.
Este proceso no implica que siempre funcione, o sea fácil y sencillo, no es un manual, ni pretende serlo, son solo algunas reflexiones de un posible camino que nos puede ayudar a manejar nuestras emociones y apoyar en el proceso de otros, sobre todo en tiempos como el actual.
Ya para terminar, dejamos algunos tips[1] que pueden ayudar a que se cuide y cuide a los otros, como un acto de amor y de ética anticapitalista.
- Evite la sobreinformación: no se exponga todo el día a la saturación de mensajes sobre un solo asunto. Hay un universo inmenso de temas, es hora de empezar a explorar.
- Afrontamiento positivo: es necesario centrarse en ver las cosas de forma positiva, tome estos momentos como la excusa perfecta para que lea sobre algo que quería saber, para que vea algo que quería ver, para que experimente con temas nuevos, para que hable con su familia, etc.
- Mantenerse activo: no haga todo el día lo mismo, distanciarse del computador o el celular es positivo. Levántese y sienta que es un día perfecto para cuidar el cuerpo, puede hacer ejercicio, puede bailar, puede hacer actividades que impliquen movimiento, eso le ayudara a su cuerpo y a sus emociones.
- Recuerde estar pendiente de la Revista Hekatombe, que desde aquí vamos a estar pendientes de ustedes, solidaridad y fuerza en estos momentos, que de esta salimos a construir un mundo mejor.
[1] Algunos de estos tips son tomados de la cartilla “Consejos psicológicos para largos periodos dentro de casa” escrito por Elena San Martin Suárez.