Se puede ser heterosexual y estar de acuerdo con el feminismo

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sexo genero identidad orientacion Revista Hekatombe

En Argentina, Chile y México se han disparado las cifras de violencia machista y de feminicidios, y con ellas las campañas y movilizaciones en contra de estas nocivas prácticas contra la mujer. En Colombia, sin que cese dicha violencia, se agrava con la persecución de sectores político-religiosos a la mujer y a los sectores LGBTI llegando a cuestionar el enfoque de género* de los Acuerdos de paz al ubicarlo dentro de una absurda categoría, si se le puede llamar así, denominada “ideología de género”, que supuestamente convertiría en homosexuales a los heterosexuales.

 Estas palabras no serán acerca de éste tema en concreto, es decir, no son una recolección y muestra de cifras respecto a la violencia contra la mujer. Se trata de una respuesta a esos comentarios de hombres que están cargados de odio e individualismo en las redes sociales cada vez que se menciona el tema, donde ha venido posicionándose ante la consigna “Ni una menos”, la emulación “ni uno menos”, como evidente parodia de la legítima lucha de las mujeres.

Parto por decir que mi sexo –el aspecto biológico- es masculino, mi identidad de género es hombre y mi orientación afectiva-sexual es heterosexual. Con este comentario, evidentemente hago la distinción entre sexo, género y orientación afectiva-sexual, ya que no son lo mismo así se tiendan a confundir:

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El hecho de que el sexo sea macho no implica que la orientación afectiva-sexual deba ser heterosexual, no es una relación de causa-efecto, esta es una mirada sumamente limitada de la sexualidad humana. Si usted es heterosexual, no hay problema, y si es homosexual, bi, trans, etc, tampoco, el hecho es que somos seres humanos y nos debemos respetar los unos a los otros.

Algunos machos heterosexuales creen que para reafirmar su “hombría” –término que confunde de forma indiscriminada sexo y género- deben estar en contra de las reivindicaciones que hagan alusión a lo femenino, al mejor estilo del pensamiento medieval europeo o colonial en América. Sin admitir realmente la equidad de género, lo que implica no entender –o no querer entender- que existe una diferencia en el lugar ocupado por la mujer y las manifestaciones de lo femenino en la sociedad en comparación con lo masculino-heterosexual.

Pongamos un ejemplo cercano: el conflicto armado en Colombia. Las cifras de muertes masculinas son altas, ya que son los hombres quienes más asisten a los escenarios de confrontación armada. Lo que diferencia la violencia en uno y otro caso es que en el conflicto a los hombres se les asesina, y/o se les tortura, caso contrario al de las mujeres, donde no solo se les asesina sino que se abusa sexualmente de ellas. Es decir, las mujeres son violentadas de forma doble o triple, y un espacio fundamental de violencia es el sexual, es el hecho de ser mujeres, por eso se infringe un espacio íntimo, su sexualidad. En algunos casos los hombres también son violados, pero este no es el común denominador ni la tendencia en la cifras.

En la cotidianidad urbana, los hombres corren el peligro de ser robados y tal vez asesinados en un asalto, las mujeres pueden ser robadas, igual que los hombres, pero también ser acosadas sexualmente, esto es, con comentarios obscenos en las calles, con el peligro de ser manoseadas en el transporte público, que los hombres les pongan su miembro encima o se lo exhiban , lo anterior en el tristemente mejor de los escenarios, y en el peor siendo además víctimas de violación y asesinato. De nuevo, es violentada de forma doble: como sería violentado cualquier transeúnte y segundo, violentando su sexualidad. Repito, por el hecho de ser mujeres. Si tiene alguna relación cercana con una o varias mujeres, pregúntele si ha sido objeto de acoso o abuso y probablemente le responderá de forma afirmativa.

Pero la violencia no es solo contra la mujer, por su sexo, también lo es por el género, por la condición femenina siendo acosado y violentado quien se muestre con manifestaciones de lo femenino.

Estas situaciones son producto del patriarcado, es decir, de un modelo cultural-histórico interiorizado que supone la subordinación de la mujer y la imposición de una rígida visión hetero-normativa por sobre cualquier expresión de ese abanico plural de lo humano, en especial, frente a la sexualidad. El discurso feminista surge frente al patriarcado, como forma de denuncia, caracterización de ese orden y búsqueda de una verdadera equidad entre los géneros. Surge como feminismo para resaltar el lugar opacado de la mujer en la historia y no como igualismo, ya que el hombre y la mujer no poseen las mismas posibilidades así en el papel posean los mismos derechos.

Soy heterosexual y puedo ver la evidente subalternización de la mujer en el orden social, el patriarcado, defiendo el enfoque de género, y sé que con eso no me haré homosexual , sin que el serlo sea un delito. Ya va siendo hora de salir de esa mentalidad medieval-colonial, y buscar la democracia empezando por decir #NiUnaMenos, viendo a la mujer como igual e históricamente dominada, por eso digo: Se puede ser heterosexual y estar de acuerdo con el feminismo.

*Mecanismo de inclusión para las mujeres y la población LGBTI.

A veces conviene soñar.

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David Pinzón Hernández @DavidPinzónH | Integrante de la REVISTA HEKATOMBE.
Estudiante de Universidad Pública. «Tengo una pequeña perra que es más lista que una bruja».

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