Son días emocionantes. El estallido social contra el No futuro fue la máxima expresión de descontento frente al gobierno uribista, pero también frente a años de antidemocracia e injusticia. La protesta y la organización de la gente incrementaron, así como la conciencia de más y más personas sobre la importancia del cambio social.
Este año, las esperanzas de cambio están teniendo una traducción electoral. El continuismo ya no es una opción para la gente sencilla. Pero los sectores poderosos, los garantes del orden de cosas existente y defensores de la pobreza, la antidemocracia y la guerra, parecen temerosos y dispuestos a todo para que todo siga igual. La manipulación de votos, las mentiras en redes sociales, y la información tendenciosa en la prensa corporativa, están siendo la regla en la construcción de opinión pública.
El continuismo ya no es una opción para la gente sencilla.
Pese a las esperanzas, la dura tensión entre cambio y continuidad hace que el margen de incertidumbre por el futuro inmediato siga siendo alto. Los poderosos representantes de la continuidad, aún cuentan con la fuerza suficiente como para no ceder o ceder muy poco ante las demandas de transformación.
Debemos decir que en Revista Hekatombe no nos gusta eso de ser ajenos a la realidad y de irnos a ver ballenas en momentos decisivos de la historia.
Teniendo en cuenta este panorama, debemos decir que en Revista Hekatombe no nos gusta eso de ser ajenos a la realidad y de irnos a ver ballenas en momentos decisivos de la historia. Tampoco nos gusta la hipocresía de ocultar bajo noticias y análisis supuestamente neutrales nuestra verdadera posición editorial, o mejor, nuestra verdadera posición política, como hacen muchos medios de comunicación.
Por este motivo queremos ser claros en decir que como medio vamos a tomar partido de forma explícita, en contravía de quienes lo hacen de forma implícita y solapada. Vamos a respaldar, desde la opinión informada y el análisis, el proyecto de mayorías del Pacto Histórico.
Las políticas neoliberales implementadas desde hace 30 años han demostrado su fracaso, por eso vamos a apoyar el impulso de la producción nacional desde el campesinado y la ciudadanía de a pie; el inicio de la transición energética para superar la dañina dependencia del petróleo y el carbón; la salud como derecho y no como servicio, así como el énfasis puesto en la prevención; la democratización del conocimiento; el respaldo a la economía del cuidado, y en general la invitación a superar la guerra, para darle paso a la democracia y la justicia social.
Es un deber con las personas precarizadas, informales, y ninguneadas a las que se les impone el no futuro; por eso decidimos asumir en esta coyuntura el difícil lugar periodístico de tomar posición
Para el equipo de Revista Hekatombe, Colombia no es solo un hecho noticioso o un objeto de análisis, es un compromiso con las víctimas que vienen siendo revictimizadas una y otra vez por la pobreza y la guerra; y es un deber con las personas precarizadas, informales, y ninguneadas a las que se les impone el no futuro; por eso decidimos asumir en esta coyuntura el difícil lugar periodístico que supone la toma de posición, abandonando así la comodidad de la superioridad moral, ya que lo que está en juego es la mejora de las condiciones de vida de grandes segmentos de la población, así sea en el marco del mismo sistema.
La Revista Hekatombe se va a sumar, sin ningún tipo de beneficio económico, cabe aclarar, y desde distintas formas que poco a poco irán conociendo, al esfuerzo popular por conseguir la victoria del Pacto Histórico.
La Revista Hekatombe se va a sumar, sin ningún tipo de beneficio económico, cabe aclarar, y desde distintas formas que poco a poco irán conociendo, al esfuerzo popular por conseguir la victoria del Pacto Histórico.
“Hoy los nadie nos ponemos de pie para escribir una nueva historia en este país. Los nadie, que nunca pudimos soñar, hoy estamos desafiando el miedo para tejer la esperanza desde abajo”.
Francia Márquez
«Pilas, llegó el momento de que la resistencia se vuelva poder».
Gustavo Petro