La burbuja del presidente

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Hace ya unos días se viralizó un fragmento de una entrevista que le hizo un medio internacional a Iván Duque, donde le preguntan al presidente “¿Qué opinión le merece que hasta el propio Uribe se refiera a usted como un títere?”. Su respuesta no podía ser una copia más fiel de aquella que daría su titiritero si fuese el entrevistado en ese momento. Sin embargo, al revisar la entrevista completa y más allá de la burla, queda claro que este gobierno tiene muy clara la estrategia de negar todo y asegurar que no entiende las razones por las cuales hace más de 25 días las calles están llenas de personas que exigen cambios.

Los siguientes párrafos son un recuento de algunas de las mentiras o verdades a medias que Duque mencionó como grandes logros de su gobierno ante la opinión internacional. Algunas de sus afirmaciones, cabe decir, son constantemente refutadas gracias a la divulgación de información precisa de medios de medios alternativos e independientes y por los reportes ciudadanos en las redes sociales.

La primera pregunta de la entrevista gira entorno a los encuentros con el Comité Nacional de Paro y desde el primer momento Duque se pone a la defensiva e insiste en que “El espíritu – suyo- es dialogante, pero además es un espíritu motivado a concertar acuerdos que le beneficien al país”. Los recuerdos que me atraviesan con esta afirmación son los de aquellas mesas fallidas del año 2019 donde invitó a sectores a un “Dialogo Nacional” que derivó en la construcción de decenas de documentos con propuestas, pero sin ningún acuerdo concreto.

Este gran montaje anunciado con bombos y platillos, contrario a generar la posibilidad de transformaciones en las condiciones materiales de las personas, representó simplemente el inicio de un desescalamiento del paro nacional de aquel entonces. Ahora, esto me genera unas dudas ¿Vamos a caer en lo mismo? ¿Vamos a caer en la misma estrategia de “dialogo” sin ejecución? O ¿será que esta vez las calles y las plazas se mantendrán como las interlocutoras con el gobierno hasta que se vean soluciones?

La segunda pregunta se centra en la agenda que se propone desde el Comité Nacional de Paro y aquellos puntos en los que el gobierno está dispuesto a ceder. En este momento de la entrevista se hace claro que Iván Duque no asume responsabilidades, sino que por el contrario asegura con un discurso grandilocuente que el gobierno ha hecho las cosas bien entorno a los siguientes puntos:

Educación: Duque asegura que “que van ampliar la universidad pública gratuita a cerca de 800.000 estudiantes que representan al 97 por ciento de todos los estudiantes de la educación superior pública” sin embargo esto es una verdad a medias, vamos por partes.

Lo primero que se debe decir es que la anunciada matricula cero solo será por un semestre y que contrario a lo que Duque anuncia, la cobertura de 800.000 estudiantes no representa el 97% de los estudiantes de educación superior pública sino apenas el 65.7%. Sin embargo, lo más descarado de la propuesta es el cambio de actitud que asume el gobierno. En el 2020 era una exigencia sin pies ni cabeza, pero justo ahora en el 2021, en medio de un nuevo paro nacional, es una muy buena idea.

Ahora que Duque se ve acorralado saca a relucir esta propuesta como un salvavidas a su gestión. Sin embargo, durante todo un año desconoció las exigencias que se venían realizando por parte de las y los estudiantes a nivel nacional. Ahora, además de esto, es claro que las apuestas educativas de este gobierno y las tan sonadas “ayudas” a los estudiantes el año pasado se centraron en la apertura de créditos educativos y no en una apuesta real de gratuidad en la educación superior. ¿Sera que el anuncio de convertir esto en política de Estado se traducirá en la posibilidad real de acceso a la educación o simplemente será impulsada otra política que privilegie el modelo actual como lo ha hecho Generación E?

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Renta básica: Los más recientes datos estadísticos del DANE muestran que en Colombia el 42.5% de la población, esto es, más de 21 millones de personas, viven en condición de pobreza monetaria y el 15.1% en pobreza monetaria extrema. En este contexto, Duque considera que el ingreso solidario es una renta básica y sustenta que beneficia a 3.5 millones de colombianos y que por tanto la exigencia del Comité Nacional de paro ya está en gran medida resuelta.

Pero lo primero, y más evidente, es la gran brecha que existe entre la cantidad de dinero y beneficiarios que exige el Comité (243 dólares aprox y 6 millones de beneficiarios) y el ingreso que actualmente el gobierno asume como renta básica (43 dólares aprox y 3.5 millones de beneficiarios). Esta brecha muestra la distancia que existe entre las apuestas del gobierno y su entendimiento de una vida digna y la apuesta de muchos sectores de la sociedad que exigen este tipo de subsidios como un mecanismo que ayudaría a paliar los efectos de la pandemia y dinamizaría la economía.

Y por último, como dato anecdótico, no se nos puede pasar por alto que tras la salida de este programa de “ingreso solidario” y el anuncio del primer giro, se evidenció que en las personas que aparecerían como beneficiarias existían personas fallecidas o inexistentes, lo cual pone en tela de juicio la transparencia de aquella iniciativa. Algo que aún a día de hoy no ha cambiado ya que los criterios para escoger a las personas beneficiarias no son claros ni públicos, por lo cual no es posible hacer un seguimiento a los dineros girados.

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Denuncias contra la fuerza pública: La primera pregunta frente a este tema gira alrededor de una denuncia que se hace desde Buga donde se menciona que helicópteros militares con logotipos de la cruz roja aterrizan en instituciones educativas y descienden militares, violando claramente el Derecho Internacional Humanitario —y aquí llegamos al punto central que desenmascara completamente a Duque—. Tras la pregunta, Duque no lo admite y asegura de forma cínica que “aquí siempre se ha obrado basado en la constitución y la ley”, esto deja varias preguntas, si decidimos creerle a Duque, ¿acaso no sabe el presidente lo que está pasando a nivel nacional con las Fuerzas Armadas? En ese sentido, ¿quiere eso decir que no tiene completo control sobre ellas? O entonces, ¿Aun sin admitir estas acciones las está legitimando ya que no solo se han presentado en Buga sino también en ciudades como Bogotá?

Sea cual sea la razón que ha llevado a Duque a negar las acusaciones realizadas en la denuncia, es claro que es un libreto aprendido frente a cualquier caso enmarcado en el contexto del estallido social. Pero él es capaz de ir más allá y realizar afirmaciones como: “nosotros hemos visto siempre el interés en el actuar de la Fuerza Pública buscando los más altos estándares en DDHH y en protección a la ciudadanía” afirmación que se contrasta con miles de videos y denuncias que circulan en las redes donde se evidencia la clara violación a los DDHH por parte de miembros de la fuerza pública, hechos que han dejado personas heridas, agredidas sexualmente, desaparecidas y asesinadas. Me pregunto ¿Hasta dónde ve Duque?

Así mismo, en su respuesta hace una afirmación que me llama profundamente la atención y es “la otra cara —de la protesta— son agresiones, violencia, vandalismo y lo que hay detrás de esto no solo es generar caos sino también provocar enfrentamientos con la Fuerza Pública que terminen generando circunstancias letales o fatales”. Esta afirmación es sumamente peligrosa ya que justifica de forma tácita las agresiones por parte de la Fuerza Pública en contra de la población civil ya que enmarca a los manifestantes como los principales causantes de las agresiones y los resultados fatales de las mismas dejando de lado el accionar sistemático de la policía,  que reprime cualquier tipo de manifestación, según las denuncias de organizaciones defensoras de derechos humanos.

Ahora y, como dato importante, en la respuesta de Duque está una verdad que debemos tener en cuenta. El principio de la descentralización también implica que en el accionar de la Fuerza Pública están inmiscuidas las decisiones de alcaldes y gobernadores lo cual los hace también responsables de las agresiones a la ciudadanía que se manifiesta.

Por último, escuchar a Duque dando una entrevista no es nada fácil, implica llenarse de paciencia para no estallar ante cada frase que pronuncia donde oculta, legítima lo ilegítimo, mienta y señala. Verlo en la silla del entrevistado y no en la de presentador que es aquella en la que le gusta sentarse, implica ver a un personaje lleno de orgullo con un ego gigantesco que cuando se ve acorralado estalla contra el entrevistador, transmitiendo su sensación a la audiencia. Por eso no me sorprende que ahora haya preferido la estrategia de convertirse en un entrevistado sin entrevistador como se evidenció en los videos que se filtraron en días pasados, es él preguntándose a sí mismo y dándose las respuestas más cómodas y convenientes posibles para que su alto ego no se vea afectado, este nuevo formato es la de un diálogo sin interlocutor que más que reflejar un mal movimiento mediático muestra el talante poco democrático y de cero crítica que tiene este gobierno.

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