La cuidadora a la que no le gusta cuidar

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No creo en el castigo, pero después de recibir el encargo de ver la alocución de Claudia López del 5 de mayo para hacer una nota, comienzo a tener dudas.

La alocución tiene lugar en un escenario que, inicialmente, me pareció simplemente definido para la puesta en escena de una obra que sería presentada por la histriónica alcaldesa.

Claudia López está frente a una tienda de campaña con cara de tristeza. Comienza a hablar con tono compungido: “un abrazo que nos reconforte a todos y a todas en estas horas tan aciagas”.

Sigue expresándose con una actitud de mamá decepcionada por el mal comportamiento de sus hijos, dice, “Bogotá tuvo anoche (4 de mayo) la noche más violenta y dolorosa que ha tenido desde hace ocho días que empezaron las jornadas de movilización y de paro, yo quiero invitar a Bogotá y a Colombia a la reflexión, a dónde queremos llegar”. Antecediendo lo que sería la culpabilización institucional de la ciudadanía por los actos de abuso de la policía.

Continúa con que la protesta se ha alargado en el tiempo sin un norte claro, sentenciando que se va a degradar, con menos movilización pacífica y más vandalismo, lo que conllevará a más intervención del ESMAD con choque y confrontación, más abusos, heridos y agresiones, no sin antes agregar, palabras más palabras menos, que por razones metafisicas no han habido muertos en la ciudad.

Luego ridiculizando agrega:  “quienes se movilizan diciendo ‘no nos maten’, los entiendo, pero en Bogotá no han matado a nadie, hasta ahora milagrosamente después de ocho días. ‘No nos disparen’, no ha habido balas ni uso indiscriminados de armas de fuego por parte de la fuerza pública¨, agrega. Caricaturizando así la preocupación de las y los jóvenes a pesar de las cifras de heridos, y desaparecidos que se registran hasta la fecha, además de la experiencia que se vivió en Bogotá cuando la policía asesinó a manifestantes en la masacre de septiembre de 2020, siendo ella la alcaldesa. 

Para la alcaldesa, la ciudadanía que se manifiesta no debería tener empatía por las víctimas de abuso policial de otras partes de Colombia, ni memoria por los eventos de violencia homicida de fechas de protesta precedentes.

Y sigue con el mismo tono recordando a los hijos lo que pasa cuando se portan mal: “Bogotá sabe lo que pasa cuando eso ocurre, hemos logrado durante ocho días contenerlo, pero cada día va a ser más difícil, hijos”. Supongo que recordando las veces en las que nos ha hecho creer que ella no tiene las riendas de la fuerza pública, cuando no le conviene establecer nexos entre el quehacer cuestionado de la policía y su propia figura como alcaldesa, para el futuro electoral.

Con tono de madre que aconseja, continúa: “Yo invito al gobierno nacional a que convoque a los que de verdad están marchando, no a los que hacen videos desde lujosas bibliotecas y Zoom y no tienen un pie en la calle y no controlan nada de la movilización y mandan a los jóvenes como carne de cañón literalmente a las calles de Colombia y de Bogotá”, poniendo en evidencia una visión de la ciudadanía propia del centro, y la derecha: si las personas toman las calles para mostrar descontento, lo hacen por manipulación, no porque existan razones de peso y de fondo, menospreciando la agencia política de la gente de a pie..

Y sigue la puesta en escena, con voz cansada y desgastada: “Los alcaldes y alcaldesas de Colombia no podemos estar dedicados a contener, cuidar. Protectores de derechos humanos, gestores de convivencia, tratar de que los unos no agredan a los otros, de que los jóvenes no traten de incendiar a los policías, de que los policías no agredan a los ciudadanos” Los jóvenes según la alcaldesa son más peligrosos que la policía a pesar del armamento que tiene la policía, un armamento que de “baja letalidad” tiene poco, y que no duda en usar, como lo revelan las cifras de organizaciones defensoras de derechos humanos como Campaña Defender la Libertad..

Y vuelve con el drama,  la molestia, y el cansancio, de la mamá agotada: “nos pasamos la mañana corrige (la noche) tratando de contener violencia y la mañana visitando hospitales ¡no esa no puede ser la vida!”. A la cuidadora le molesta y le agobia cuidar.

Y la puesta en escena continúa, abandonada al cansancio y al sufrimiento deja caer los brazos y sigue: “Vinimos a construir hospitales, a superar el COVID, a generar educación, empleo, a hacer obras públicas, no a ver como las destruyen”..

Y ahora con más enojo, frustración y a punto del llanto: “a generar educación gratuita para nuestros jóvenes, de calidad, del siglo 21; hacer el sistema de cuidado para las mujeres; a reverdecer a Bogotá; a construir el metro; en más empleo, no menos” . 

Parece que esta semana de protestas,  le han hecho más daño a la ciudad que los quince meses que lleva Claudia en la alcaldía y eso que a ella le debemos el proyecto de demolición de un hospital y la plata que se perdió en Corferias por cuenta del mal manejo que ella le ha dado al COVID-19; el que no haya pensado en construir universidades pero sí una cárcel; el que haya sembrado pocos árboles en  relación con todos los  que taló en las noches; la fiera protección de los intereses privados de los grandes propietarios de Transmilenio, que la llevaron a traicionar propuestas de campaña, en fin.

Las mentiras también van acompañadas de drama, acongojada continúa: “El 40% de un bien público, público como el agua, como la energía, el transporte público es un bien público del que dependen los ciudadanos más humildes, el 40% de nuestro sistema de transporte público está hoy destruido”. Esta madrugada había informado que era el 35%, y no, no es un bien público, es una alianza pública-privada que genera ingresos pírricos,  cinco pesos de cada cien que recibe el sistema a pesar de que la infraestructura es de la ciudad. 

Las mentiras no cesan, y el tono no cambia: “¡Bogotá amanece hoy con 104 policías heridos! Y con 110 ciudadanos heridos y de manera milagrosa no hay muertos, no hay balas indiscriminadas, no hay heridos por bala, lo cual demuestra que la policía está haciendo un ¡Enorme esfuerzo por ceñirse a los protocolos y claro que les agradezco! Bogotá sabe lo que es perder el control sobre la fuerza pública y lo costoso y doloroso y riesgoso que eso es”.  Mmm, veamos las cifras de Defender la libertad sobre violencia policial en Bogotá, del 28 de Abril al 7 de Mayo, con hora de corte a las 4 pm:

  • 133 personas heridas por el accionar desproporcionado de la Policía Nacional y en particular por el ESMAD. 14 sufrieron lesiones oculares. 8 fueron heridas por arma de fuego. 33 personas defensoras de DDHH fueron agredidas en el marco de las movilizaciones.
  • 6 personas fueron víctimas de violencias basadas en género ejercidas por la misma institución.
  • 560 personas han sido detenidas, gran parte de ellas por medio de procedimientos arbitrarios, siendo sometidas a tortura y/o tratos crueles e inhumanos.
  • 12 allanamientos, de los cuales 8 fueron declarados ilegales, incluyendo las capturas asociadas. Los 4 restantes se encuentran en proceso de esclarecimiento.
  • 383 denuncias por abusos de poder, autoridad, agresiones y violencia policial.
  • 1 persona falleció presuntamente por el accionar de la fuerza pública o por civiles sin identificar en el marco de la protesta social (por esclarecer su relación con las protestas).
  • 28 personas presuntamente desaparecidas en el marco de la protesta social.

Volvamos a nuestra querida actriz: “En ocho días ha habido todo el esfuerzo de mantener los protocolos de intervención , de derechos humanos, lo cual desafortunadamente no ha evitado que…ininteligible o fugados”. Parece que cuando habla de fugados, se está refiriendo a los trinos contradictorios del 4 de mayo, cuando dijo que había pedido ayuda a la fuerza pública para proteger a las personas privadas de la libertad que se encontraban en las URI: primero habla de protegerlos y luego habla de evitar posibles fugas.

Aquí los trinos en los que dice una cosa, pero a la vez otra.

 

 

La rueda de prensa

La periodista de RCN pregunta: “el colegio Claretiano está denunciando que el ejército aterrizó sin permiso en las instalaciones de ese plantel, finalmente, ¿usted si pidió ayuda del ejército nacional para custodiar Bogotá? ¿Y en caso de que si se hubiera pedido, cuáles serían las funciones del ejército?”.

Con disgusto Claudia responde: “Yo no he pedido ninguna militarización de Bogotá, nunca la he pedido y no la voy a solicitar”.

Insiste: ¨No es cierto, no es cierto que helicópteros ni ningún equipamiento militar fuera ni a Bosa ni a Kennedy, la policía como ustedes saben, tiene helicópteros propios, el Halcón, que como ustedes saben, nos ayuda a hacer vigilancia”.

Según ella, “cómo las vías están completamente bloqueadas, ni la Cali estaba funcionando, ni la auto sur funciona, las Américas estaba trancada, tuvimos que llevar dos helicópteros halcones de la policía milit (interrumpe y corrige), de la policía nacional y de la policía metropolitana a que fueran a Bosa donde desafortunadamente no hay un helipuerto, desafortunadamente no hay, tenían que encontrar un sitio plano más o menos seguro donde bajar para recoger heridos (…) Y para dejar apoyo logístico de la policía que ya no tenía, apoyo logístico ni en Bosa ni en Kennedy, igualmente otro Halcón de la policía aterrizó en las Américas, en el portal de las Américas en Patio para poder cumplir la misma función, en Américas por ejemplo tuvimos dos policías gravemente heridos”.

Y las excusas seguían: “no teníamos cómo, las ambulancias no estaban pudiendo llegar y por supuesto necesitaban también un reaprovisionamiento logístico, razón por la cual se hizo esos dos aterrizajes en ese momento, fue la policía”. Dos aterrizajes, pero es que dos en Bosa más uno en Kennedy suman tres, esa pifia en una suma tan sencilla y el lapsus con lo del milit,  generan un tris de desconfianza.

Pregunta de La Cariñosa: “balance y cómo han funcionado los 22 puntos que se establecieron”.

Orgullosa ella: “Tenemos 22 comisiones de derechos humanos que afortunadamente instalamos, 24-7 van a  estar trabajando todo el tiempo, dirigidas por altos funcionarios de la alcaldía mayor, con mediadores de diálogo, con inspectores que nos puedan ayudar a procesar rápidamente cualquier denuncia, según dice, “eso nos facilitó ubicar a tiempo quien resulta herido, asegurarnos que pueda ser tratado, quien fue retenido y que no haya desaparecidos, que sepamos en todo momento si alguien se reporta que alguien se retuvo por protección o por judicialización donde está, en eso mejoramos anoche vamos a seguir mejorando”. La cosa es que cuando se revisan las múltiples denuncias en las redes sociales, lo que dice la alcaldesa no cuadra…

Cansada finalmente se despide y ¡Fin del acto!

Momento, todavía no.

¡Alcaldesa! Dice rápidamente un funcionario que estuvo de pie al lado de Claudia todo el tiempo.

Y el regaño continua, el funcionario dice muy serio: “yo no quiero que se acabe esta alocución sin hacer un llamado fundamental al respeto a la misión médica. En el día de hoy tuvimos que suspender la toma de muestras SR para detectar el COVID-19, en el día de hoy tuvimos que suspender la atención domiciliaría a los pacientes que hace más de un año venimos atendiendo en todas sus casas, el día de hoy estamos suspendiendo la vacunación contra el COVID que es la puerta de esperanza que se nos abre después de un año tan duro”.

En ese momento queda claro el por qué del escenario, la tienda de campaña, que al parecer era un puesto de vacunación, porque además tocaba hacer sentir peor a los jóvenes que se portan mal, en Bogotá hoy no pudieron vacunar, ni hacer pruebas por culpa de ellos, de los mal portados, como si no fuera suficiente con que esta semana no se hubieran podido construir hospitales, universidades, ni generar empleos, ni invertir en la lucha contra el COVID-19, también afectaron el plan de vacunación de la ciudad.

Ella lo mira muy impaciente y muestra deseos de irse,  durante un tiempo con las manos en los bolsillos de la chaqueta, luego las saca y dice, así es muchas gracias y se van.

Ahora sí, fin del acto.

PDTA

No había visto nunca al funcionario, pero si no estoy mal es el mismo que en pleno segundo pico de la pandemia se fue de vacaciones y curiosamente habla de respeto a la misión médica cuando de hecho la misión médica ha apoyado las movilizaciones.

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