La K-política y los K-dramas

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Por supuesto, también veo series coreanas y no se trata de un gusto culposo. Las disfruto y voy por el mundo recomendándolas, al final del artículo dejo una humilde lista de las que me han cautivado. En términos generales, es posible decir que buena parte de las novelas coreanas trivializan la desigualdad, venden la idea de la meritocracia; insisten en la existencia de movilidad social gracias al trabajo duro, el sacrificio o casarse con un millonario o millonaria; nos hacen creer que usar Chanel es normal; y todo el mundo tiene celulares que ni siquiera han llegado a Colombia. 

Esta sociedad conservadora, machista, arribista y cruel que le rinde culto a la explotación laboral, la autoexplotación, al servicio militar y a los poderosos, se esconde detrás de buenas producciones y de la protección de Estados Unidos.

Lo curioso es que en las series que he visto existen algunos vacíos temporales. Está el orgullo de Joseon, luego la ocupación de Japón, y se saltan los gobiernos antidemocráticos y conservadores, como los de Syngman Rhee, Park Chung-hee,Chun Doo-hwan entre 1953 y 1987, para luego, limitarse a retratar la cotidianidad coreana desde los noventas. De pronto es porque no he navegado con suficiente juicio el mundo de los K-dramas.

Parece que las novelas históricas tienen un papel educativo y nostálgico. Reivindican un pasado con castas, con una monarquía parásita y torpe, sin que se nombren protestas que implicaran cambios significativos, como, por ejemplo, la de los estudiantes en 1960 que consiguió tumbar a un presidente. Es como si esa época dorada fuera su expectativa cultural, pero ahora reproducida en los chaebols o los grandes conglomerados empresariales.

En Regreso al Futuro I (1985), después de que Marty McFly interpreta magistralmente la guitarra eléctrica en 1955, dice: «Creo que ustedes aún no están listos para esto, pero a sus hijos les fascinará», eso en términos de Mark Fisher se puede entender como shock frente al futuro. Si el protagonista de una de las series sobre Joseon viajara en el tiempo a la actual Corea del sur, se sorprendería por los avances tecnológicos, pero encontraría casi intacto el modelo de monarquía con la concentración política y económica de los chaebols, no habría shock. 

Mark Fisher también dice, “La lenta cancelación del futuro ha sido acompañada por una deflación de las expectativas” (2018). Este proceso se puede rastrear a los tiempos del Usamgik, o también conocido como el Gobierno militar del ejército de los Estados Unidos en Corea entre 1945 y 1948. Desde entonces, el anticomunismo ha sido política de Estado, con medidas antidemocráticas, como la masacre de Jeju: “en 1948, el Gobierno de Rhee desató una masacre en la que entre 30.000 y 100.000 militantes comunistas, anarquistas y sindicalistas fueron asesinados” (García Granado, 2024), o la masacre de Gwangju en 1980. Desde entonces, cada gobierno se ha dedicado a aplastar otras alternativas, tanto así que, en 2014, fue disuelto el Partido Progresista Unificado por distanciarse de la derecha, mientras esta sigue concentrando capital y poder político en cinco chaebols.

El cambio de un gobierno a otro es básicamente un ejercicio nominal, las elecciones son entre una derecha y otra derecha, ambas apoyadas por Estados Unidos. El reciente golpe de Estado de Yoon Suk Yeol no fue ‘duramente’ recriminado por Biden, puede ser en parte, porque en junio ambos países llegaron a un acuerdo “para la disuasión nuclear y las operaciones nucleares en la península de Corea por el Departamento de Defensa de Estados Unidos y el Ministerio de Defensa Nacional de la República de Corea” (Anadolu, 2024).

En medio de una crisis de legitimidad y gobernabilidad, el presidente Yoon Suk-yeol (un outsider que ha sido comparado con Trump) decretó ley marcial, según él, para “eliminar los elementos subversivos de Corea del Norte en el país y proteger la Constitución”, un autogolpe que apela a esa nostalgia castrense del siglo XX. Mientras tanto, después del fracaso del autogolpe, Lee Jae-myung opositor, también de derecha, llama a la ciudadanía a movilizarse para garantizar el orden establecido, sin salirse del margen de acción de una y otra derecha.

Por ahora, mientras las derechas se pelean, queda esperar que la ciudadanía siga tomándose las calles, como lo hizo en 2018 y 2019, pero ya no para exigir renuncias de figuras públicas, sino para reconstruir las alternativas políticas que históricamente han sido perseguidas.

Estaré pendiente de lo que pasa en Corea, de Kim Seon-ho, Jo Seung-woo, Jung Hae-in, Jo In-sung, Nam Joo-hyuk y Kim Tae-ri. Como dije al iniciar, Corea del Sur se caracteriza por hacerle el juego a Estados Unidos, pero también por sus buenas producciones, aquí recomiendo algunas.

Dramas históricos

Es obligatorio ver los de la dinastía Joseon, especialmente, los que rompen con los estereotipos de género, como ‘El afecto del rey’ (2021) o ‘Cautivar a un rey’ (2024), en ambos casos, se trata de un rey que siente atracción por figuras masculinas encarnadas por mujeres, algo parecido a lo que ocurría entre Ping y Li Shang (Mulán, 1998). Para hablar sobre la lucha por la independencia de Corea contra Japón, Rusia y Estados Unidos, está ‘Mr. Sunshine’ (2018), que además tiene acción, persecuciones, galanes y romance; sobre el dominio japonés en Corea recomiendo ‘El monstruo de la vieja Seúl’ (2023); para hablar sobre la guerra fría y la búsqueda de superhumanos pueden ver ‘Moving’ (2023).

Servicio militar

Si quiere ver una serie con crítica matizada al servicio militar obligatorio y el conflicto de las dos Coreas, ‘Aterrizaje de emergencia en tu corazón’ (2019) es una elección aceptable; pero si lo que busca es una crítica fuerte al servicio militar, entonces toca: ‘D.P’ (2021).

Corrupción

Para abordar la relación entre el crímen organizado y la policía están ‘Mi nombre’ (2021); Stranger (2017); o Detective de sombras (2022) que pone sobre la mesa cómo la policía le es funcional a los grandes conglomerados y sus cuotas políticas.

Romance

Sin lugar a dudas, la mejor es ‘21/25’ (2022) que además de situaciones adolescentes graciosas, muestra los efectos de la crisis económica del FMI en 1997; ‘El amor es como el cha cha chá’ (2021), de manera ingenua propone una vida sin el afán del consumismo, como inspirada en Biun Chul Han, pero no problematiza absolutamente nada; el machismo en Shin, abogado de divorcios (2023); o Bajo la lluvia (2018) que además, tiene como banda sonora ‘Save the last dance for me’ interpretada por Bruce Willis (1989).

Ciencia ficción

El caballero negro (2023) se desarrolla en un futuro distópico, tiene muy buenas peleas y un final bastante regular; Estamos muertos (2022) es una serie sobre zombies, casi tan buena como Estación Zombie (2016).

Sistema educativo

Curso intensivo de amor (2023) critica el sistema educativo, la competencia y el estrés en el colegio; al igual que Aquel verano inolvidable (2022) y el Club de Mamás (2022); por su parte, Jerarquía (2024) y La Vengadora (2022) se concentran en el matoneo.

¿Qué otras series recomiendan?