La policía agrede y la prensa tradicional ¿Justifica?

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Escudos Azules es una colectividad juvenil que ganó popularidad en las protestas de 2019 al usar escudos, protección y formarse en la primera línea de las movilizaciones para, de forma pacífica, atenuar el impacto de la agresión del ESMAD cuando ataca a la ciudadanía para disolverla.

Para la semana del 20 de febrero, difundieron un vídeo en el que cubriendo su identidad convocaron a la jornada anual de movilización del 24 de febrero contra la brutalidad policial.

Cabe destacar que los Escudos Azules han adquirido un carácter mediático, que no son una organización clandestina, y que, por motivos de «seguridad» por la actividad que realizan, han hecho uso de la capucha.

Escudos Azules es una colectividad juvenil que ganó popularidad en las protestas de 2019 al usar escudos, protección y formarse en la primera línea de las movilizaciones para, de forma pacífica, atenuar el impacto de la agresión del ESMAD cuando ataca a la ciudadanía para disolverla.

Esta pieza audiovisual les valió la publicación de una «alerta criminal» emitida por la policía, en la que estigmatizaron a la organización y a la movilización, dejando un aire de sospecha frente a su quehacer.

El 24 de febrero inició la movilización contra la brutalidad policial. Hacía las tres de la tarde, Temblores ONG y más tarde Contagio Radio, denunciaron que uno de los integrantes de los Escudos Azules había sido impactado por una marcadora del ESMAD en uno de sus ojos, poniendo en riesgo su visión.

Llegada la noche, Escudos Azules junto a organizaciones de derechos humanos como la Campaña Defender la Libertad, publicaron un comunicado en redes sociales en el que señalaban que infiltrados en la movilización habían saboteado para incentivar el ataque del ESMAD. El cuerpo antidisturbios no dudó en atacar a la ciudadanía que ejercía el derecho a la protesta,  y en hacer un uso indebido de las armas de «baja letalidad», apuntando a la cara para producir un gran daño en las y los manifestantes. Fue así que con una marcadora del ESMAD impactaron un ojo de Gareth Sella, integrante de Escudos Azules.

El 25 de febrero, la prensa tradicional, o mejor, la prensa corporativa —grandes empresas de la información pertenecientes a las familias más adineradas de Colombia y España— publicaron noticias sobre los hechos que dejaron de lado el contenido del comunicado y las denuncias previas de organizaciones de derechos humanos. Las entrevistas que algunos de estos medios corporativos hicieron a integrantes de los Escudos Azules, fueron para impugnar su actividad y posición política mientras silenciaban o pasaban a un segundo plano la agresión contra Gareth Sella, que como se dijo, pertenece a los Escudos Azules.

La prensa corporativa que se trata de grandes empresas de la información pertenecientes a las familias más adineradas de Colombia y España.

Una de las noticias que mayor difusión ha tenido es «Gareth Steven se cambió de ropa en las protestas de ayer, dice la policía» publicada por El Espectador, un medio cuyo prestigio reposa en el hecho de ser uno de los más «liberales y progresistas» de la prensa corporativa.

En la nota no se indaga sobre qué son los Escudos Azules, ni por qué se visten de ese modo; tiene como única fuente a la policía, y deja en el aire fragmentos tendenciosos de la entrevista que hicieron a un alto cargo de esta, haciendo parecer que Gareth no era más que un «encapuchado» que hizo «vandalismo», sin cuestionar tampoco lo que parece ser la tesis de la institución hasta el momento: que una piedra lanzada por un manifestante pudo ser la que impactara el ojo, y no un proyectil lanzado por la policía con la puntería que permite un arma de «baja letalidad».

Por si fuera poco, dejan de lado los casos que existen en los que la policía ha mutilado los ojos de manifestantes en Colombia.

Con esta nota, el lector queda con una sola impresión: el integrante de Escudos Azules fue el único responsable de la herida de su ojo por movilizarse junto a vándalos que lanzaron piedras al azar. Es una nota que responsabiliza a la ciudadanía que ejerce el derecho a la protesta mientras le quita responsabilidad a una institución envuelta en innumerables casos de abuso de la fuerza, conocida por un tratamiento represivo y antidemocrático de la protesta social.

Luego de seguir los hechos del 24F, se vuelve casi equivalente la indignación frente al reiterativo abuso de autoridad de la policía, como frente a la producción de legitimidad que hace la prensa corporativa para proteger el nombre de la fuerza pública mientras ataca los repertorios de la protesta social e incluso, a la protesta en sí misma.

La difusión y reproducción permanente de noticias de este tipo, va teniendo un grado de influencia importante en las lecturas que puede tener la sociedad sobre la protesta social, llevando a afianzar un imaginario antidemocrático de la protesta.

Los medios no son agentes poderosos que determinan por completo las representaciones sociales de las personas, pero tampoco son meros espejos de la opinión pública. La prensa corporativa nacional ha jugado históricamente un papel importante en la difusión y reproducción de estereotipos sobre posturas divergentes y de oposición, y en la asociación, promovida por instancias estatales, de la protesta social con el discurso y las prácticas de la insurgencia o de fuerzas al margen de la ley, poniendo en riesgo la seguridad de la ciudadanía democrática que ejerce el derecho a la protesta.

La difusión y reproducción permanente de noticias de este tipo, va teniendo un grado de influencia importante en las lecturas que puede tener la sociedad sobre la protesta social, llevando a afianzar un imaginario antidemocrático de la protesta, que tiene como consecuencia el aval social de los excesos de la fuerza pública contra las y los manifestantes.

La producción informativa que contribuye, por acción u omisión, en la satanización de la protesta social, en la justificación del abuso de autoridad y en el uso incorrecto de las armas de baja letalidad de la fuerza pública, refuerza la pervivencia de la debilidad democrática colombiana y de la cultura política que normaliza el autoritarismo sobre la población civil como el mecanismo básico y natural de la dinámica estatal.

En ese sentido, mientras por acción humana o divina la prensa corporativa cambia sus líneas editoriales y promueve formas de hacer periodismo que correspondan a la promoción de la democracia y de los mecanismos que la garantizan como la protesta social, se hace necesario el consumo de información y opinión de medios de comunicación alternativos e independientes que estén a tono con los valores democráticos que dice defender el periodismo.


Vídeo con declaración de Gareth Sella

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