El trino en el que el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, llamó neonazi al tuitero sionista de extrema derecha, David Ghitis, desató una verdadera tormenta de reacciones y debates, en la que, entre otros actores, intervino la Fundación para la Libertad de Prensa FLIP defendiendo a Ghitis, la cuestión ha ido escalando en redes y medios en las últimas horas. La polémica ha servido para que los adversarios políticos de Petro pongan en entredicho la calidad democrática de su propuesta política, para acusarle de no respetar la libertad de prensa, para pintar futuros escenarios apocalípticos y lanzar desesperadas advertencias sobre lo que podría pasar con el derecho a la información en el país si Petro es elegido presidente. Es decir, se le ha dado a esta cuestión un uso abiertamente político-electoral para desprestigiar a Petro gratuitamente, rehuyendo eso, sin ir al fondo de la cuestión: la libertad de prensa en Colombia.
se le ha dado a esta cuestión un uso abiertamente político-electoral para desprestigiar a Petro gratuitamente, rehuyendo eso, sin ir al fondo de la cuestión: la libertad de prensa en Colombia.
Como dijimos en una columna anterior hay que prepararse para que arrecie el fuego enemigo en vísperas de las elecciones, la derecha no solo política, sino también el ecosistema mediático y cultural que la circunda y sostiene, está enteramente movilizado para atacar con cualquier pretexto la única candidatura auténticamente alternativa en el tarjetón de la primera vuelta, y ante esto no vale decir “que no hay que dar papaya” para no despertar la ira mediática, o que es mejor callar ante la infamia y el engaño para no recibir críticas, sencillamente porque todo terreno que se abandona en la lucha política se lo queda la contraparte.
todo terreno que se abandona en la lucha política se lo queda la contraparte.
Petro ha sido víctima de todo tipo de calumnias e injurias que han permanecido impunes hasta ahora, por parte de opinadores de extrema derecha como Ghitis, quien en días pasados aseguró, por ejemplo, que el M-19 (grupo del que Petro hizo parte antes de la constituyente de 1991) había sido el responsable del secuestro y posterior asesinato de los niños Álvarez en Bogotá en 1981, la justicia que juzgó y condenó por el terrible crimen a tres ex estudiantes universitarios vinculados a una organización diferente al M-19 y el libro del investigador David McClintick llamado “operación pez espada” sostienen una cosa completamente diferente sobre la autoría y las motivaciones de ese infanticidio, pero a Ghitis le tiene sin cuidado la verdad, lo que le interesa a él y a quienes le secundan y defienden es crear un marco mediático y discursivo en el que el candidato más opcionado para ganar las presidenciales pueda ser relacionado con el secuestro y asesinato de niños.
Así funciona el arte de las noticias falsas que con tanta destreza maneja la extrema derecha colombiana, demarcando el terreno de actuación del contradictor a fuerza de engaños
Así funciona el arte de las noticias falsas que con tanta destreza maneja la extrema derecha colombiana, demarcando el terreno de actuación del contradictor a fuerza de engaños, obligándolo a defenderse sin parar de infundios y ataques absurdos que, aunque nunca cuentan con ningún sustento concreto, cumplen a la perfección el cometido de enlodar y sembrar dudas que caen en la tierra fértil de los valores conservadores predominantes en la mayoría de la ciudadanía y se convierten en verdades.
cree que cuenta con licencia para mentir y difamar.
Muy poco o nada dijeron los grandes medios que hoy reprenden a Petro y victimizan a Githis, cuando la cantante Marbelle llamó “King-Kong” a Francia Márquez en un trino, en un acto puro y duro de racismo frente al cual el canal RCN, para el que trabaja Marbelle, no dijo absolutamente nada. Tampoco hubo voces de alarma en días anteriores cuando la periodista de Blu Radio, Paola Ochoa, con la aprobación implícita de las burlonas risas del periodista y cuñado de Iván Duque, Néstor Morales, dijo: que “cualquier candidata vicepresidencial al lado de Francia Márquez se vería muy mona, muy maja y muy estrato seis”, ni cuando el opinador de extrema derecha al que se refirió Petro en su trino se ufanó del asesinato de Dilan Cruz a manos de la policía nacional en 2021, o cuando utilizó un montaje fotográfico para decir que la minga estaba infiltrada por la guerrilla. El problema no es que Ghitis sea de extrema derecha y uribista, la cuestión es que es un mentiroso que, arropado en el periodismo con la complicidad de RCN, cree que cuenta con licencia para mentir y difamar.
Los medios de comunicación hegemónicos en Colombia que hoy fungen como víctimas asustadas, han sido son y lo más probable es que sigan siendo simple y llanamente altavoces del poder
Un debate sobre la libertad de prensa en Colombia es absolutamente necesario, no solo para defender a los periodistas de derecha de las críticas que puedan hacerles, sino para abordar otros temas relacionados e importantes, pero de los que poco se habla, como el monopolio mediático que en este país es obsceno y obstruye el principio democrático elemental de la pluralidad informativa.
Según el índice MOM (Monitoreo de la propiedad de los Medios) en Colombia hay 3 grupos oligárquicos: el del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, el del empresario Ardila Lulle y el grupo Santo Domingo, que controlan el 57% de lo que vemos, escuchamos y leemos. De hecho, sumadas estas tres corporaciones mediáticas controlan el 90% aproximadamente de las audiencias televisivas, los canales públicos y regionales se disputan el exiguo 10% restante. Esto sin hablar de la presencia creciente de grandes monopolios trasnacionales en el tejido mediático colombiano, como el español Prisa propietario de Caracol y la W radio, o la emergencia de proyectos informativos explícitamente al servicio de la extrema derecha como el agenciado por el grupo Gillinski bajo la consigna de hacer de la revista Semana el “Fox News colombiano”.
el inmenso poder que de facto detentan los medios no cuenta con ningún contrapoder ni control social efectivo.
Si algo nos enseña la serie Succession, es que la visión romantizada que se ha querido posicionar sobre los medios hegemónicos como árbitros neutrales, que están por encima de toda pasión política, garantes de un rigor y neutralidad a toda prueba, es fundamentalmente falsa y peor aún, que esta premisa integrada al sentido común dominante actúa como un peligroso blindaje simbólico de los grandes medios para repeler cualquier crítica u observación que pretenda cuestionar los encuadres, enfoques y marcos que han fabricado los monopolios mediáticos para favorecer determinados intereses y agendas. Para decirlo de otra manera, el inmenso poder que de facto detentan los medios no cuenta con ningún contrapoder ni control social efectivo.
Porque a la derecha no es que le guste la libertad de prensa, es que defiende la libertad de prensa cuando puede hallar en ella un paraguas para denostar y aniquilar moralmente al adversario con total impunidad.
Los medios de comunicación hegemónicos en Colombia que hoy fungen como víctimas asustadas, han sido son y lo más probable es que sigan siendo simple y llanamente altavoces del poder, es cierto que muchos periodistas que trabajan en esos y otros medios, incluidos críticos de Petro, la izquierda y el Pacto Histórico, desempeñan una labor seria, rigurosa y sustentada que resulta fundamental para la democracia, paradójicamente muchos de ellos y ellas, de diferentes posiciones políticas, han sido chuzados, intimidados y perseguidos por el uribismo en el pasado sin mayores consecuencias ni escándalos. Porque a la derecha no es que le guste la libertad de prensa, es que defiende la libertad de prensa cuando puede hallar en ella un paraguas para denostar y aniquilar moralmente al adversario con total impunidad.
En la actual condición de quiebre histórico necesitamos ser cada vez más conscientes de las poderosas palancas que están en manos de los medios de comunicación, así como de sus intereses corporativos y políticos. Resulta imperioso no abandonar el terreno de la lucha cultural y mediática a la derecha y sus engaños, porque el cambió político que soñamos no solamente necesita que Gustavo Petro y Francia Márquez sean elegidos como presidente y vicepresidenta el próximo 29 de mayo de manera contundente, va a requerir tener activos a los movimientos sociales para enfrentar la mentira y plantar cara a las élites , así como un batallón de la pluma, la cultura y los medios alternativos, que se encarguen de desplegar una estrategia contrahegemónica diversa pero articulada, para que el terreno avanzado con años de acumulación paciente no se disuelva en un tsunami de noticias falsas y sesgadas.
Apoyo la labor de la FLIP pero en un momento así me parece que los argumentos que se han presentado me parecen poco éticos. Entiendo que todo el argumento de la FLIP esta basado en el hecho de que se asume una cierta jerarquía por ser Petro el candidato presidencial, y Ghitis solo un periodista. A mi sin embargo me parece que ambos tienen una posición de poder y con todo las implicaciones éticas y responsabilidades que eso conlleva, además quien juzga a esos «periodistas»? quien establece las líneas entre lo que es periodismo y lo que es pseudo-periodismo? Donde queda nuestro derecho a la verdad en medio de tanta violencia mediática?