También vi La Sustancia de Coralie Fargeat, protagonizada por Margaret Qualley y Demi Moore, quien ya nos había llevado hasta el límite en la película Gi: Jane (1997), cuando calva se enfrentó a John James Urgayle (Viggo Mortensen) y sus pantaloncitos cortos.
La Sustancia condensa gore y horror corporal, además de rendir homenaje a varios clásicos del cine como El Resplandor (1980), Odisea del Espacio (1968), Alien (1979 y 1997), o La muerte le sienta bien (1992) aunque no esté en la lista de los especialistas del séptimo arte.
Ya se han escrito muy buenas reflexiones sobre esta película, una que me gustó mucho fue «No llegar a ser, pero haber sido» de Giovana Suarez Ortíz, que fue publicada, por supuesto, en la Revista Hekatombe, por lo que no es mi interés abordar los mismos temas, sino que quisiera comentar algo adicional a lo que ya se ha dicho, pero con algunos spoilers.
Una vez que Sue se separa, decide audicionar, con éxito, en el programa que reemplazaría al de Elisabeth Sparkle, de entrada empieza a trabajar y esto es lo que me llama la atención: no tuvo que presentar ningún papel. Más allá del inconveniente del documento de identidad, no hacen referencia a los papeles correspondientes en EE.UU al certificado de afiliación a la EPS; fondo de pensiones; ARL que es muy importante por los riesgos laborales causados por la actividad física; la hoja de vida con certificados organizados en un solo pdf, ni ninguno de los documentos que suelen solicitar en las empresas durante el proceso de contratación.
Si es posible que una Sustancia saque la mejor versión de una, parece que también garantiza que salga la “mejor versión” de un proceso de contratación.
Fuera de chiste, luego de hablar con mi hermana y mi mamá, voy a señalar cuatro elementos que nos interpelaron:
- Sonríe
Elisabeth y Sue son obligadas a sonreír en situaciones límite, porque las mujeres bellas lo hacen. Lo cierto es que el tema de la sonrisa es complejo para las mujeres, porque hay maneras de hacerlo, la fórmula adecuada puede ser el hilaris vultu de la virgen María, que, según la definición de mi hermana, consiste en un semblante alegre con decoro, pero como en el capitalismo es necesario el elemento provocador, toca agregarle algo de picante para demostrar satisfacción.
Hablando sobre la película, mi hermana que es experta en los tipos de risa en la pintura del siglo XVII y, en no sonreirle a cualquier persona, se acordó de la vez que en un trabajo, después de una visita técnica para la exposición de un artista, este le dijo: «para que lo tengas en cuenta: resulta insoportable que no sonrías».
Las mujeres serias no somos agradables y supongo que alguna vez nos han dicho que debemos sonreír. Para pedir ayuda, después de llorar en el baño… hay que sonreirle a la vida, siempre complacientes y resignadas. Aquí no vale la pena hacer ninguna referencia a Sonríe (2022) que no problematiza el tema en cuestión, sino que se queda en una maldición floja y autodestructiva. De pronto en la siguiente expliquen qué pasa y nos obliguen a dedicarle una reflexión, nunca se sabe.
- Son la misma persona
Cada vez que Elizabeth o Sue se comunicaban con el dealer de La Sustancia, él insistía en qué ella es una, es la misma persona. ¿Qué significa ser la misma persona en un ambiente en el que se le exige no ser ella misma?
- Enfrentarse al espejo
Una de las escenas más impactantes de La Sustancia es cuando ella se asesina. Sue golpea a Elisabeth contra el espejo, despreciando no solamente su aspecto, sino lo que ella representaba, una mujer madura que está siendo olvidada, y pasa los días atragantándose, viendo televisión, odiándose.
Sabemos qué significa enfrentarse al espejo. Puede ser el reflejo rápido en una ventana, cuando nos peinamos, o en esos espejos con aumento que se encargan de ampliar los poros. Nos odiamos por nunca ser suficiente, suficientemente altas, bajas, curvas, planas.
Elizabeth dice que se odia hasta los huesos, porque además el desprecio es por no encajar en un “deber ser” que, en últimas, solo busca saciar a un conjunto de personas que se han socializado en el patriarcado. Bien lo señala Gloria, interpretada por América Ferreira en Barbie de Gerwing (2023).
“Pero nunca olvides que el sistema está amañado. Así que encuentra una manera de reconocer eso, pero también sé siempre agradecida. Nunca hay que envejecer, nunca ser grosera, nunca presumir, nunca ser egoísta, nunca caer, nunca fallar, nunca mostrar miedo, nunca salirse de la raya”.
- Sobre el monstruo
En el cuento La Subasta, la autora ecuatoriana María Fernanda Ampuero, nos propone la discusión sobre lo monstruoso. Sin spoilers, el cuento plantea que en medio de una subasta de personas, la protagonista rompe con la “normalidad” de la situación. Rodeada de machos que ofrecen dinero por los cuerpos de las mujeres, mientras las exhiben como trofeos y las sexualizan, ella decide convertirse en monstrua, saliendo de los estándares de lo que debe representar una mujer -ser vulnerable, temerosa, bella, pura-.
La Sustancia me hizo pensar en ese cuento y en qué es realmente lo monstruoso. ¿Es un monstruo el monstruo de Elisabeth, Sue y lo que sea que salga de Sue?, ¿son monstruosos los estándares de belleza?, ¿son monstruos los hombres que arrinconan a Elisabeth y explotan a Sue?, ¿las y los espectadores del show de año nuevo que terminan bañados en sangre al mejor estilo del Resplandor y Carrie (1976)?, ¿las personas que se encargaron de subirle el rating al programa de Sue?
A diferencia de La Subasta, la monstrua no es resultado de un ejercicio de protección, sino de rudeza y desprecio de sí misma; de buscar ser la mejor versión de la mejor versión. Elisabeth-Sue deja de tener “cada parte del cuerpo en su lugar”, como indican los dos hombres encargados del casting, para demostrar ser el resultado de la belleza artificial e imposible que nos vende el capitalismo.
La Sustancia no pretende ser una fábula que termina en una autocrítica por parte de Elisabeth, sino que se convierte en una invitación a preguntarnos sobre lo monstruoso en nosotr_s: ¿promovemos este tipo de belleza homogénea?, ¿nos pasa al igual que a Regina, Gretchen y Karen en Chicas Pesadas (2004), que odian sus caderas, hombros y pantorrillas?