Mucho se habla por estos días de lo que significó abril para la historia de Colombia, del robo de las elecciones de Rojas Pinilla el 19 de abril de 1970 y del movimiento revolucionario que surgió a partir de este fraude electoral por esa “oligarquía liberal-conservadora” que hasta el son de hoy arrebata en sus garras el poder a punta de desapariciones, despojos, asesinatos, acuerdos de paz traicionados y una cantidad de innumerables etcéteras.
Es dentro de ese Abril rebelde que se forjan personajes carismáticos recordados por el pueblo colombiano, entrañados en el alma de su gente; es el caso de Jaime Bateman, “Pablo García” o “El Flaco” , mismo nombre para un costeño lleno de ideas, fortalecido en esa cadena de afectos, ese socialismo a la colombiana que se fundamenta en la visión de hacerlo al son de cumbias y comiendo sancocho .
Así encontramos a Fayad o “El turco”, el analista, el político de lo militar, aquél que engañó a sus tías (y a Colombia con un bigote) diciéndoles que se iba a estudiar cuando en realidad se fue monte arriba ; a Iván Marino Ospina, “Felipe” o “Iván el terrible” como lo llamaban los medios, aquél disciplinado y metódico, que ponía a estudiar a su gente, el de “Así se templó el acero” , “La joven guardia” y “El hombre mediocre” , aquél que luchó hasta el último minuto en una casa del barrio Los Cristales de Cali, contra una emboscada y gritando segundos antes de su muerte “¡Iván Marino muere por la patria!”; hallamos a Pizarro, “Carroloco” o “el comandante papito”, el consolidador de la paz e imparable guerrero al mando de la batalla de Yarumales y las tomas el Cauca, siempre convencido de la profundización de la democracia en Colombia y asesinado por hacer hasta lo imposible por ella, por fraguar los horizontes de paz y dignidad .
Sin embargo, junto a ellos se encuentra una larga lista de pocos conocidos que vale la pena que la historia haga honor por lo menos guiñándoles el ojo con unas líneas.
Es el caso de Afranio Parra, “Tito” o “El jaguar” procedente de Líbano, Tolima quien creó las Milicias Bolivarianas de Siloé producto del acuerdo de paz de Corinto (incumplido por el gobierno), poeta, pintor, creador de la concepción de la edad del cuarzo como era de transparencia, dignidad y justicia. Ese gallo de pelea que resistió y traspasó el cerco de Siloé, el que cuidaban las prostitutas, los niños, las montañas y los barrios en la lucha por una Latinoamérica y una Colombia con justicia social .
Andrés Almarales, abogado, representante a la cámara por la Anapo y dirigente sindical que se fue a la guerrilla pues creyó que por el momento histórico que atravesaba el país éste sería el camino para aglutinar las demás formas de lucha , murió en la toma del Palacio de Justicia, calcinado por los tanques y el fuego del gobierno, creyendo firmemente en la fuerza del cambio.
Carlos Toledo Plata, médico santandereano y representante a la cámara, quien no vio otra salida luego del robo de las elecciones de 1970, que tomar las armas, fue de las primeras personas que se supo que pertenecían al M. Proveniente de Cuba fue capturado con más militantes en el Chocó . Luego del acuerdo de paz de Corinto fue asesinado a balazos cerca de su casa… murió creyendo que la paz era un hecho .
Quedan Roberto Montoya, sandinista que luego de triunfar la revolución se enfiló a luchar en el Caquetá ; “Karina” que luchó a capa y espada porque llegaran a su destino las armas provenientes del extranjero, prefirió quemar el barco antes que las armas fueran incautadas por el buque Sebastián de Belalcázar de la Armada Nacional ; “Lindberg”, el piloto que realizó un aterrizaje extremo del avión de Aeropesca en el río Orteguaza para trasportar armas al Frente sur del Caquetá; Gustavo Arias Londoño, el comandante que prendió el sur del país y encargado de dirigir el Batallón América (batallón conformado por dos guerrillas colombianas, dos peruanas, una ecuatorianas y militantes provenientes del FSLN y de los Tupamaros) ; Marcos Chalita, campesino y dirigente del Frente Sur; “El Rolo”, “Rigo” y “Chucho” Pesca protagonistas en la defensa de Yarumales de inicio a fin; “Inti” Pesca y su trabajo en los barrios del suroriente bogotano; Liliana y Gerardo Rebolledo quienes al verse acorralados en Bogotá gastaron cada uno su última bala en matarse antes que los capturaran para torturarlos; “La Chiqui” o Carmenza Cardona Londoño y su rebeldía e irreverencia para negociar en plena toma de la embajada de la República Dominicana; José Elmer Marín escapándose de La Picota mientras se hacía de señuelo un partido de futbol con presos vestidos de mujeres; “La Fercha” conquistando amaneceres en la lucha, “Andrea” peleando con su hija al hombro; Jorge Marcos Zambrano y Jaime Bermeo torturados y asesinados en Cali y Cundinamarca respectivamente; Jorge M. muerto emboscado en las calles bogotanas… así como ellos, miles de madres, padres, jóvenes y ancianos que dieron sus años y sus vidas, sus casas, sus recursos, su amor y sus sueños para la consolidación de un futuro más digno, uno con verdadera democracia, uno donde “las generaciones condenadas a cien años de soledad tengan una segunda oportunidad sobre la faz de la tierra” .
Estos sueños no quedan ahí, simplemente en la memoria colectiva, ellos y ellas siguen manteniendo en alto su lucha por un país más democrático desde los lugares que se encuentren, salvo contadas excepciones (Everth Bustamante y Rosemberg Pabón, por ejemplo); son pintores, poetas, fotógrafos, psicólogos, académicos, escoltas, contadoras, politólogas haciendo parte de alguna ONG o rebuscándose el diario vivir siempre críticos y orgullosos de su historia y sus luchas.
Asimismo, si bien ellos hicieron parte del Movimiento político- militar, es necesario recordar que muchas y muchos jóvenes han enarbolado sus banderas, han rescatado sus luchas, su forma de hacer política, sus ideales y sus concepciones ideológicas, están en universidades, en mítines, en movilizaciones locales y nacionales, con los indígenas, en las cárceles, con los campesinos, en los sindicatos, en los barrios populares de cualquier ciudad del país o en cualquier fanpage, pues “Siempre que quede uno dispuesto a levantar esas banderas que son las banderas de la dignidad de nuestro pueblo no seremos derrotados nunca”.
Para ellas y ellos, los constructores de sueños, de luchas y de cadenas de afectos mi sentido homenaje, para ellas y ellos el memorial de Abril… sin los viejos no se pudiera contar la historia, aprender de sus aciertos y desaciertos; sin los jóvenes no se podría seguir sembrando horizontes de paz y dignidad.
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Por: Hernán López | Amigo de la casa Hekatombe.