Mini-historia de la Oficina de Envigado

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Desde Pablo Escobar hasta la actualidad la Oficina de Envigado ha cumplido con su propósito, la “pacificación” de Antioquia.

Reclutaban jóvenes para convertirlos en sicarios y se les pagaba por policía asesinado o enemigo ejecutado

Escobar creó la Oficina de Envigado en Medellín, como una oficina de pago y cobro, reclutaban jóvenes para convertirlos en sicarios y se les pagaba por policía asesinado o enemigo ejecutado, y si alguien no pagaba a los narcotraficantes los favores, la oficina también tramitaba el problema usando una de sus terroríficas estrategias de recaudación: amenaza, boleteo o asesinato. Con la muerte de Pablo Escobar y la llegada del paramilitarismo a todos los escenarios de poder, la Oficina de Envigado pasó a manos de Diego Murillo, alias “Don Berna” y comenzó a funcionar para ellos, controlando el crimen organizado de Antioquia y Urabá.

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“Don Berna” y el bloque Cacique Nutibara de las autodefensas iniciaron una nueva etapa de la oficina de Envigado estableciendo vínculos con las fuerzas de seguridad de Medellín, el sector judicial y las élites políticas, gamonales y empresariales (relaciones que en la actualidad aun existen), como una forma de combatir la insurgencia y apoyar la llamada lucha contrainsurgente del departamento, ya no era la oficina de los sicarios, ahora era la oficina de los que querían “salvar la patria” a sangre y fuego, pero “salvarla”.

“Don Berna” y el bloque Cacique Nutibara de las autodefensas iniciaron una nueva etapa de la oficina de Envigado estableciendo vínculos con las fuerzas de seguridad de Medellín, el sector judicial y las élites políticas, gamonales y empresariales

Con la oficina diversificada en todos los sectores del departamento y regionalizada, Don Berna inició la pacificación en Medellín, también el asesinato de miles de personas acusándolas de ser parte de las milicias de la guerrilla, una guerra de “combos” que terminó con la desaparición de – La Terraza- una de las redes más grandes de sicarios, microtraficantes y proxenetas de la ciudad y a su vez enfrentó al Bloque Metro de las autodefensas que amenazaban su poder, pues eran el principal socio y financiador de armas y drogas de La Terraza.

En Medellín “la donbernabilidad” dejó la clandestinidad y se ubicó en el verdadero núcleo de poder, la corrupción policial, militar u gubernamental convirtió la voz de Don Berna en la ley de la ciudad.

En Medellín “la donbernabilidad” dejó la clandestinidad y se ubicó en el verdadero núcleo de poder, la corrupción policial, militar u gubernamental convirtió la voz de Don Berna en la ley de la ciudad. Los empresarios, elites y ganaderos recurrían a la oficina para cobrar favores, corromper elecciones o desplazar campesinos y como pago Don Berna controlaba por completo el territorio, estaba infiltrado en la política de la ciudad y se camuflaba en la economía legal para lavar el dinero proveniente del narcotráfico.

Finalmente, en 2003 Don Berna se “desmoviliza” y en 2008 es extraditado a las Estados Unidos, mientras en todos los medios salía Murillo entregando armas, en Medellín seguía funcionando activamente la oficina que, para mantenerse en las esferas de poder, ofreció a los dirigentes de la ciudad la disminución de las cifras en las tasas de homicidios y empezar una nueva fachada de “reintegración de los violentos” que se organizarían en las BACRIM funcionando con la misma estructura que Don Berna dejó.

Dichas alianzas fueron comprobadas en el año 2017 después de una tardía investigación de los nexos de narcotraficantes, paramilitares y poderes legales, entre los sentenciados se encuentra Gustavo Villegas, ex secretario de gobierno en el año 2004 de Sergio Fajardo (ex alcalde Medellín, ex gobernador de Antioquia y hoy candidato a la presidencia de Colombia), quien fue capturado en 2017 mientras ejercía como secretario de seguridad de Federico (Fico) Gutiérrez (ex alcalde de Medellín y hoy  también candidato a la presidencia), al comprobarse como negociaba con la oficina para bajar los homicidios y hurtos a cambio de reducción de penas, zonas de tolerancia y control barrial.

Hoy, aunque con menos poder “La Oficina” sigue operando en Medellín y varias regiones de Antioquia, apoyada en las ideas de políticos, miembros judiciales y militares de que los problemas de seguridad (además de asegurarse el enriquecimiento ilícito) se resuelven financiando y promoviendo estructuras criminales y violentas.

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