No, el fútbol no tiene la culpa de la corrupción

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La Copa América es el torneo más antiguo del mundo y el más importante del continente, lo que hace que la gente se vuelque a sus televisores, calles y sitios de recreación para desfogarse por 90 minutos en esa hermosa pasión que genera el fútbol.

La Copa América es el torneo más antiguo del mundo y el más importante del continente, lo que hace que la gente se vuelque a sus televisores, calles y sitios de recreación para desfogarse por 90 minutos en esa hermosa pasión que genera el fútbol.

La selección Colombia nos ha llenado los pulmones con dos victorias en las que gritamos más que por los goles, por ese minuto que permite borrar de nuestras realidades esa oscuridad que no deja ni a la vida transcurrir.

Pero el fútbol tan nuestro, tan de las “masas” también ha sido usado en nuestra contra, no solo por su evolución a un espectáculo que busca el lucro (convirtiéndose en una de esas grandes mafias de corrupción), sino a un arma de distracción para esos poderes que se alimentan del patriotismo barato.
Claro ejemplo, es nuestro siempre tachable y juzgable Congreso de la República, que aprovechando uno de los partidos de la Selección durante la Copa, hundieron otro clamor de la sociedad, uno de los puntos de la votada consulta anti corrupción, el de acabar con la casa por cárcel para quienes comentan fraude, robo o coerción en sus licitaciones con el Estado, mejor dicho, que el corrupto pague en la cárcel y no en su mansión (que seguramente fue adquirida con dineros ilícitos).

Entonces pasamos de la felicidad a la indignación ¡pero es que es obvio que no iban a dejar pasar la ley!, no es necesario irnos a grandes referentes históricos, basta con mirar las conexiones que tienen las y los congresistas con quienes están siendo investigados por corrupción —si es que no son ellos mismos—. Pero esta no es la peor parte, a pesar de la oleada de críticas ante tal atropello a una de las necesidades imperantes de este país que es la reforma a la justicia, horas más tarde salen a la luz imágenes de los mismos congresistas que se quedaron haciendo nada y ganando millones por eso, en una parranda vallenata celebrando lo ocurrido en el Congreso ese día.

Y no, no es culpa del futbol, jamás lo será, es culpa de esos gobernantes que no se cansan de pisotear la voluntad popular, que no le tienen miedo a la ley porque no vale nada ante sus máquinas de poder y corrupción, que no le tienen respeto a la justicia porque la convirtieron en una burla, pero sobre todo, que no les importan quienes les dieron su voto creyendo harían la diferencia, los votaron y los siguen colocando allá en esos pedestales esperando que se auto reformen, algo que por supuesto, no sucederá. ¿Cómo me voy a quitar los beneficios de ser un pillo? ¿Cómo voy a reformar algo que me beneficia a mí?

El presidente Duque durante su campaña fue radical en su posición de acabar con ese beneficio, ahora para que eso suceda tendremos que esperar mucho y si sucede es una reforma que tendremos que mirar con lupa, recordemos que todo lo que ellos hacen jamás tendrá el objetivo de perjudicarlos.

Es tiempo de ponernos la 10, tanto por la Selección Colombia como por la necesaria labor de control político y movilización social que tenemos como ciudadanía. Ojalá que Colombia nos de muchas otras victorias no solo en el deporte sino en la lucha incansable contra la corrupción, la pobreza, la persecución política y la tan anhelada paz con justicia social. Por ultimo larga vida al futbol consiente, crítico y popular.

Publicado 22 de junio de 2019.

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Por: @profe_lu_ | Licenciada en Ciencias Sociales con tesis meritoria en memoria y paramilitarismo. Amante de los animales, la buena música y el tinto. Columnista novata.

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