Una playlist a propósito de la brutalidad policial

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Hoy es un día de aquellos para cantar y bailar con “los tombos son unos hijueputas. Vaya vaya”, una salsa choke de El Flaco, Hamlet, Jam, Charly Donn y Andress Dj, que diversificó los géneros musicales que han dedicado letras a dicha institución.

Por esto decidimos hacer una playlist de canciones dedicadas a la policía, teniendo claro que no se debe generalizar, pero si reconocer que tiene «elementos» que la hacen quedar muy mal. Basta reconocer el abuso de autoridad en Bogotá, el asesinato de jóvenes estudiantes en movilizaciones sociales, las agresiones del Esmad, las mutilaciones, multas injustificadas, detenciones arbitrarias, persecuciones a vendedoras y vendedores informales, el abuso de poder cada vez que tienen oportunidad y así podemos seguir.

Les invitamos entonces a realizar este recorrido sonoro que va desde Tumaco hasta Francia y desde San Victorino en Bogotá, hasta Los Ángeles, con canciones que plantean una reforma estructural al cuerpo policial. Posiblemente se queden muchas canciones por fuera, así que bienvenidas las sugerencias.

Empezamos con la canción que mueve rabia e indignación con una sabrosura desmedida, qué rico, sabroso, qué rico.

Saltamos ahora a este clásico de clásicos de Body Count perteneciente a su álbum debut Cop Killer, de 1992. Tal vez han escuchado el cover de A.N.I.M.A.L, banda que la incorporó a sus presentaciones en 1993. Narra la historia de un joven que víctima del abuso policial, se pone unos guantes negros y sale a la calle. La compartimos debido a su valor cultural, más no por su contenido explícito, dado que en Revista Hekatombe no estamos de acuerdo con la eliminación de quien piensa diferente.

Nos devolvemos a Colombia con el Ministerio de la Vagancia, que en 2006 señalan en “No más UPJ, no sean Hijueputas”, los falsos positivos policiales que consisten en detenciones arbitrarias para cumplir la “cuota de UPJ”, llevando a dicho establecimiento a jóvenes que no se encuentran en alto estado de excitación (no confundir con calentura), ni que están representando peligro alguno a la ciudadanía.

Mientras tanto en Medellín, unos años atrás cuando el punk mandaba la parada, con este tema de La Mojiganga, de 1999. Señala la situación de las y los manifestantes durante las movilizaciones sociales, así como la legitimidad otorgada por el gobierno nacional para adelantar detenciones arbitrarias, con el uso de listas negras, arrestos en la calle y persecución a quien piense diferente al statu quo.

Nos vamos al otro lado del Atlántico para escuchar a Eskorbuto, banda española que pone sobre la mesa el lugar de la policía como agente de represión durante el periodo de transición entre la dictadura de Francisco Franco y la democracia, que claramente, daba cuenta de ser poco democrática.

Seguimos en España con la historia de Romero, un hombre policía al que le gusta hablar sobre su virilidad, usar bolillo y sentir la sangre de manifestantes en sus manos, de acuerdo con la historia, no le interesa conocer los motivos de las marchas, sino cumplir con su deber. La canción es interpretada por Ska-P y data de 1996.

Ahora vamos con esta obra del francoespañol Manu Chao, radicado en San Victorino, Bogotá en la década de los 90, que narra lo que pasa cuando la policía llega.

Los Suziox de Medellín en 2008 plantean una pregunta fundamental: ¿de dónde sale el dinero para financiar la represión?

Non Servium, el grupo madrileño que pone sobre la mesa las sensaciones que genera el abuso de poder por parte del cuerpo policial, con esta canción de su álbum El Rodillo Del Kaos, de 2011.

No puede faltar este clásico de La Etnnia lanzado en 1995, en el que la banda bogotana relata la persecución y el maltrato al que son sometidos las y los jóvenes de las clases populares.

Seguimos con A.C.A.B. de la argentina Sara Hebe que compartió en 2019 estas duras letras con Sasha Sathya.

Desde el centro de Bogotá para el mundo unas cuantas verdades: policía, policía de noche y de día, bolillo ventiao’. Súbete, hijueputa, que te voy a llevar a la UPJ.

Desde el centro de Bogotá saltamos a Lérida, Cataluña con este temazo de Pablo Rivadulla Duró conocido como Pablo Hasél, que hace años es perseguido por la corona española y el gobierno, solo por decir la verdad y nada más que la verdad.

Obvea, la que no puede faltar nunca jamás de los jamases: Fuck Tha Police.

 

Resulta curioso que muchos de estos videos tiene restricciones de edad ¿por qué creen que sea?

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