Definir el personaje del año no fue fácil, pues consideramos que no se trataba de la selección de personas sino de actores colectivos que nos dejaran grandes enseñanzas y que además, como dice la canción, no fueran uno, ni fueran dos, sino que fueran más. Es por eso que para Revista Hekatombe, el personaje del año fue la acción colectiva que pese a la pandemia y al clima de represión y persecución política, se lanzó a las calles para sacar la democracia a movilizarse. Aquí va el primer actor colectivo que hizo de la protesta social la voz de unas ciudadanías con ánimos de cambio social:
La Minga
Sin lugar a dudas, las mingas siempre erizan la piel y nos dejan grandes enseñanzas. Este ejercicio de absoluta democracia y dignidad, este año, empezó el 10 de octubre en el Cauca, llegó a Bogotá el 18 de octubre, para exigirle al gobierno nacional:
- Respeto al ejercicio del derecho fundamental de los pueblos a la consulta previa libre e informada.
- Garantías para el ejercicio del derecho fundamental a la protesta social.
- Proteger y garantizar los derechos de las mujeres frente a los feminicidios y todas las formas de violencia, abuso y estigmatización.
- Construcción de una política pública integral de respeto y garantía para la defensa de DDHH.
- Reforma de la doctrina militar de seguridad nacional que ve en la población un enemigo, interno y transformación hacia una política de seguridad para la paz.
- Cumplimiento de los acuerdos con las organizaciones sociales.
- Implementación de los acuerdos de paz de La Habana, continuidad con los diálogos con el ELN.
- Respeto a las decisiones judiciales por parte del ejecutivo y no desmonte de las Cortes.
- Reconocimiento y desmonte de grupos paramilitares que operan en el país.
- Realizar una verdadera reforma agraria integral estructural, desde los pueblos, comunidades, sectores sociales y populares del país.
- No a la política extractivista que atenta contra los territorios de las comunidades y las poblaciones locales
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En Bogotá durante su recorrido desde el sur hasta el Palacio de los deportes, fue recibida entre aplausos, carteles, consignas y fragmentos del himno de la Guardia Indígena, mientras avanzaban las chivas y las sonrisas de las y los mingueros y sus bastones de mando. La movilización minguera estuvo acompañada de sindicatos, estudiantes y personas que tienen ese animo y afán de democracia y justicia. Hoy la minga se ha configurado como uno de los ejercicios de movilización social más organizado y de amplia participación de Colombia, que a pesar de estar constituido por unas comunidades específicas y de unos territorios determinados, nos da ejemplo de amplitud, de solidaridad y de una democracia que se desborda.
Les compartimos las palabras de Ana Beida Zecua del Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC- que nos contó en octubre qué es la minga y por qué es tan poderosa:
Por su parte, el gobierno nacional, como ya es costumbre, ignoró la movilización y sus reivindicaciones, sin dejar de lado la satanización de esta como ya es costumbre, vale recordar las declaraciones del representante a la Cámara Edwin Ballesteros, del Centro Democrático: “los indígenas se han convertido en los mayores terratenientes del país”. Esta afirmación prejuiciosa fue respondida por el expresidente de la Onic, Armando Valbuena:
«En Colombia hay 2362 personas jurídicas poseedoras de 40.600.000 hectáreas de las mejores tierras, es es el 34% del territorio de la República, dedicadas a la ganadería y la agroindustria, eso significa latifundios y se continúa despojando tierras a los pueblos indígenas, afros y campesinos. Es injusto que una población que oscila entre seis a once millones de personas en 200 años de República, solo le han reconocido 835.000 hectáreas de tierra, con lo que abastecen el sistema alimentario».
Hasta el 16 de diciembre, según Indepaz han sido asesinadas 96 personas en el Cauca y se han presentado 13 masacres solo en esta región, mientras Iván Duque se estrena como presentador y el Centro Democrático, el partido de latifundistas prepara la candidatura del sucesor de Uribe, otro latifundista.
Para cerrar, les compartimos la despedida de la Plaza de Bolívar para que se conmuevan y terminen un año lleno de emoción, con afán de justicia social y democracia.
Indios que con valentía y fuerza en sus corazones,
por justicia y pervivencia, hoy empuñan los bastones.
Son amigos de la paz, van de frente con valor.
Y levantan los bastones, con orgullo y sin temor.