Soacha, Chía, Mosquera, Madrid y muchos otros municipios ¿cómo entran a jugar en la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca?
Chaguaní, es un municipio de Cundinamarca ubicado aproximadamente a cuatro horas de Bogotá, es pequeño, agradable, colorido, caluroso, verde y montañoso. En él, encuentro toda mi ascendencia materna: “allí nació mi mae, hasta mi bisabuela” y cuando voy, lo siento como una fotografía que se mantiene en el tiempo, las mismas casas, las mismas calles, las ricas mantecadas, el árbol gigante en el centro, la iglesia tranquila y fresca, el cementerio, sus recuerdos, la cancha que se pinta de juego y fiesta, en fin, mi pueblo.
Para ir a Chaguaní desde Bogotá, hay que salir por Fontibón tomando la Calle 13, teniendo que pasar los municipios de Mosquera, Madrid, Facatativá, Albán y Vianí, para al fin llegar a Chaguaní, para que se ubiquen, es cerca a Guaduas. Cuando mi abuelo se enfermó, al primer centro hospitalario que lo condujeron “el más cercano que cubría esos servicios” fue el Hospital de Faca, allí lo visite durante un tiempo antes de ser trasladado, con gravedad alta a Bogotá, para ser tratado por especialistas de cáncer.
El 17 de junio del presente año, se aprobó en el Congreso de la Republica, la reforma constitucional para la conformación de la denominada “Región Metropolitana de Bogotá-Cundinamarca” una entidad administrativa de asociatividad regional, para la ejecución de planes y programas. Conformada por el Distrito Capital, la gobernación de Cundinamarca y los municipios de Cundinamarca que deseen asociarse al compartir dinámicas territoriales, ambientales, sociales o económicas.
“Todos los municipios que quieran hacer parte pueden hacerlo”, afirmó la representante a la cámara por Bogotá, Juanita Goebertus promotora del proyecto. Como fue planteado, lo novedoso está, en que no es obligación hacer parte de dicha región, digámoslo así, “es voluntario”. De esta forma me pregunté: ¿mi pequeño Chaguaní podría hacer parte de esta Región Metropolitana de Bogotá-Cundinamarca? ¿qué ventajas y desventajas podría tener esto?, pero mi respuesta casi inmediata fue: evidentemente no, Chaguaní no puede hacer parte de esta Región por varias razones de forma y de fondo, pero los municipios de la ruta Bogotá-Chaguaní muy seguramente sí, pero ¿qué implicaciones trae en verdad para los municipios esta nueva legislación?
1. Es una burla de frente hacia las comunidades y la participación ciudadana: si Chaguaní, Mosquera, Madrid, Facatativá, Albán o Vianí quisieran hacer parte de un Área Metropolitana, según la Ley 1625 de 2013 y el modificado Articulo 325 de la Constitución Política, seria obligatorio para realizar esta asociación, que existiera una consulta popular previa, favorable a la propuesta y con mayoría de votos de cada uno de los municipios interesados, paso que saltaron dentro de esta reforma constitucional con la excusa de que no era un Área Metropolitana sino una Región.
Así con esta reforma, si algún municipio decide hacer parte de esta región no tiene por qué consultarles a sus habitantes, esta decisión la puede tomar el alcalde sin consulta popular previa, es una pérdida de autonomía y de poder de las y los habitantes sobre su territorio. Entrar hacer parte de la región tendrá unas afectaciones gigantes y son afectaciones que, con esta aprobación, no tienen que pasar por la ciudadanía, dejando de tener poder sobre su municipio, las decisiones que sobre él se toman y las cosas que con él van a pasar.
2. Lo que realmente hay detrás de la Región Metropolitana, es un acomodo espacial (la región) que entra a soportar la expansión del capital: Bogotá. Es un núcleo urbano de muy alta concentración, que necesita configurar relaciones de interdependencia con los municipios que lo rodean incididos por su proximidad espacial, para intensificar sus relaciones económicas e inmobiliarias, generar cambios en la tendencia de concentración poblacional, permitir el desarrollo de proyectos de infraestructura, de servicios públicos y privados, programas de movilidad a mayor escala y contar con mayor disponibilidad de suelo. En sí una expansión del capital basado en el aumento de la especulación inmobiliaria, la localización de vivienda como “municipios dormitorio”, el aumento en los precios del suelo y el mantenimiento de Bogotá como centro de las actividades económicas y localización de equipamiento.
3. Esta figura de Región Metropolitana tiene un nivel de autonomía peligroso, ya que entra en tensión con las competencias del gobierno nacional, de esta forma los proyectos que abarquen la Región no tienen que pasar obligatoriamente por la rama ejecutiva para su aprobación ¿Qué proyectos querrán impulsar entonces, sin la participación de las comunidades?
4. El Modelo de Metropolización está basado en conformar áreas de especulación cada vez más amplias, en este caso basadas en la proximidad con la ciudad, en la ubicación cercana con las vías de integración regional, la inmediación con el mercado inmobiliario, generando un modelo expansivo de ocupación y de ampliación del borde urbano.
5. Los municipios que hagan parte perderán completamente su autonomía, ya que Bogotá concentra económicamente y amplía su mercado interno a mayor tasa de crecimiento que los demás municipios que conformarán la región, debido a su velocidad de crecimiento, terminará en últimas absorbiendo a los demás municipios y será en sí, la capital quien termine decidiendo sobre la estructura de la región completa, limitando los procesos de planificación y gestión territorial de cada municipio.
6. Pone de manifiesto la cuestión central del proyecto y es el asunto de la centralidad y la descentralización: mientras que la región da muestras de un discurso de descentralización (relocalización de actividades y residentes) en la práctica se mantiene la tendencia de centralización hacia la capital, Bogotá aumenta su nivel de concentración y de importancia con respecto al país, con la concentración mayor (que es uno de sus objetivos de fondo) del PIB nacional, a su vez que de la inversión y de la población.
7. Es el capital buscando las formas de anexar formalmente a algunos municipios, los que tienen las características que el capital necesita, en la búsqueda de suplir necesidades de expansión, pero también de agua, alimentos y mano de obra.
8. Conllevará a su vez a una mayor pérdida de importancia de los centros subregionales, aquellos municipios que sobresalen por su tamaño y papel funcional (Facatativá y Zipaquirá) al Bogotá aumentar su influencia e intensificar todo tipo de relaciones donde sea la ciudad capital la que predomine.
9. Queda nuevamente relegada la escala rural a nivel Bogotá y Cundinamarca, la dinámica acelerada es mas de ocupación de los suelos rurales, de expansión en la escala urbana, manteniendo la concentración de la actividad económica del departamento en las relaciones metropolitanas, olvidando las dinámicas de ruralidad de los municipios y el departamento.
10. Es la muestra de una competencia interregional en el país, con respecto a las demás áreas metropolitanas que existen en Colombia.
Por todo esto es una medida pensada no para, ni por los municipios, que beneficia al capital privado, que crea una forma institucionalizada de anexión de municipios, elimina la participación ciudadana, también destruye culturas modos y formas de ser, construidos históricamente por los territorios.
Chaguaní, al ser el fenómeno económico de mayor intensidad e importancia en los municipios con mayor proximidad a Bogotá, queda relegado, como muchos otros municipios al tener una vocación mayoritariamente agrícola, aparte cada vez más distanciado y desprovisto del equipamiento básico en salud, educación y cultura, al no existir un cubrimiento de esta demanda en este municipio y al quitarle poder a la subregión más cercana Facatativá.
Los otros municipios que durante el trayecto me encuentro principalmente Mosquera y Madrid quedaran absorbidos por la ciudad, aumentando los procesos de urbanización como sucede con Soacha, quitando lógicas propias y autóctonas de los lugares, espacios, paisajes y sujetos. Es importante poner en la lupa estos proyectos que modifican la Constitución misma y la capacidad de decisión sobre los territorios, pero queda la capacidad de acción, siendo necesario dejar de centralizar a Bogotá, aumentar la capacidad de las subregiones y potenciar los proyectos propios de los municipios.
Mi abuelo, Chaguaniseño de toda la vida, nunca le gustó el hospital, para una cita médica tuvo que ir siempre hasta Faca, odió cuando lo trajimos hasta Bogotá, quiso estar en su pueblo hasta el final de sus días ¿Qué pensará, al saber que, ya ni en Faca conseguiría citas médicas?, ¿que ese monstruo de Bogotá sigue creciendo y absorbiendo los municipios próximos?, que tristeza y dolor sentiría si fuera habitante de uno de esos municipios, al saber que, absorben su tradición y cultura, sus lógicas de vida y de cotidianidad y que no tienen en cuenta las muchas formas de producir el espacio.