Tengo que sacar una cita médica. El simple hecho de pensar en eso me enferma más. La última semana de enero me llegó un correo de la EPS con un certificado de aislamiento por Covid para la primera semana de enero, y la verdad, no sé qué es más raro, que llegara casi 20 días después de que fuera efectivo o que me enviaran algo que no pedí.
Aunque eso implique que quien me atienda trate de asustarme y decirme que todavía me quedan unos años de fertilidad, dado que mi deber como mujer es procrear, como diría el Colegio Médico Colombiano.
Así es todo con la EPS, caos. El año pasado solicité una cita médica para que me autorizaran la ligadura de trompas, la orden tenía una vigencia de seis meses y aunque llamaba una vez a la semana para agendar el procedimiento, nunca lo conseguí. En esta cita médica voy a solicitar de nuevo la ligadura, aunque eso implique que quien me atienda trate de asustarme y decirme que todavía me quedan unos años de fertilidad, dado que mi deber como mujer es procrear, como diría el Colegio Médico Colombiano.
Cada vez que pienso en sacar cita médica me acuerdo de la cyberpunk Elysium (2013), dirigida por Neill Blomkamp. Una película que habla sobre la privatización del bienestar, la lucha de clases y la amistad. En términos generales, muestra cómo los ricos, los grandes propietarios, viven muy bien en una base fuera del planeta Tierra. Allí cuentan con múltiples lujos, el más significativo es una máquina que simplifica todo el sistema de salud, ya que, sin que se haga ningún procedimiento invasivo, cura toda enfermedad o trauma físico.
La inmigración ilegal es promovida por un grupo de hackers latinoamericanos con pinta de pandilleros, que se las arregla para llevar gente enferma a Elysium
Mientras tanto, aquí en la Tierra, las personas viven en la pobreza absoluta, razón por la que se ven obligadas a mendigar, delinquir o trabajar en fábricas inseguras, y todo eso sin que exista la posibilidad de acceder a esas super máquinas. La inmigración ilegal es promovida por un grupo de hackers latinoamericanos con pinta de pandilleros, que se las arregla para llevar gente enferma a Elysium, la base fuera de la tierra, y allí puedan usar los aparatos, sin embargo, quienes logran entrar, son cazados por robots que hacen las veces de policía de la élite.
No sería extraño que el mundo fuese así en un tiempo, Colombia parece ser ya un buen ejemplo con el modelo impulsado por la Ley 100, y las reformas laborales que viene promoviendo la élite desde hace 30 años: estamos ante un acceso limitado a la salud en el que no solo hay que pagar ¡Sino que hay que pagar mucho! Para tener un servicio apenas regular, costeado con trabajos que poco a poco van aumentando la explotación. Y así, vamos perdiendo derechos y nos van arrinconando a la desesperación.
Es como si sus vidas no fueran lo suficientemente miserables y les urgiera más maltrato, como si no existiera otra alternativa a la resignación que normaliza no estar bien
Desde la última cita médica tomé la decisión de hacer una lista de achaques y priorizarlos, pues la doctora me dijo que solamente podía dedicarme 20 minutos, aunque siendo realistas, son 15 minutos ingresando la información al sistema, 3 para hablar de síntomas, 2 para medir la tensión y 1 uno para escuchar el corazón y los pulmones.
Supongo que esta baja calidad en el acceso y atención en salud, es lo estándar para quienes pagamos el Plan Obligatorio de Salud, la verdad me sorprende que algunas personas se sientan tan bien atendidas por las EPS y que decidan rechazar la reforma a la salud que propone el gobierno. Es como si sus vidas no fueran lo suficientemente miserables y les urgiera más maltrato, como si no existiera otra alternativa a la resignación que normaliza no estar bien, a tener experticia en la elaboración de derechos de petición para conseguir un medicamento o un procedimiento, o les gustara el hecho de tener que hacer una lista para priorizar los achaques.
Aquí, para muchas de las personas que pagan el POS, pareciera que su objetivo solo es mantener el falso estatus que da tener que pagar cada mes la planilla.
La diferencia entre lo que pasa en Colombia y en la película, además de los droides que cuando explotan parecen una obra de arte, o los carros voladores, es que allá el propósito de quienes están jodidos, cuando finalmente se dan las condiciones para lograr un cambio en el sistema excluyente en el que viven, es garantizar atención digna, rápida y efectiva a todas las personas que habitan el planeta por medio de la desprivatización de las máquinas, mientras que aquí, para muchas de las personas que pagan el POS, pareciera que su objetivo solo es mantener el falso estatus que da tener que pagar cada mes la planilla.
Yo si quiero una reforma a la salud, no me importa si no es perfecta. Una reforma que se esté pensando junto a organizaciones sociales; que entienda la salud como derecho; que tenga enfoque preventivo; que responda a los determinantes sociales en salud y a todo lo que implica la linda Ley 1750 de 2015, la misma a la que se opuso el entonces ministro de salud, Alejandro Gaviria, y que fue defendida con los dientes por quienes buscan garantizar la atención digna, rápida y efectiva.
Lo perfecto es enemigo de lo posible. La reforma a la salud es posible, además es necesaria y ojalá sea pronta, esto de sufrir solamente por pensar en sacar una cita médica es muy agotador.
Nada más chimba que tomarme un té y leer a La terrible!