«En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco.»
Transcurría 1840 y un día entre el 25 de abril y el 7 de mayo en San Petesburgo nació un niño que encantaría al mundo, que generaría odios y pasiones, el gran Piotr Ilich Chaikovski.
Reconocido como el más clásico de los compositores románticos y por no dejarse llevar por las modas de occidente, ni lo que indicaba la tradición rusa, Chaikovski tuvo que luchar para demostrar la grandeza de su música y contra la forma en la que debía amar.
Fue educado para ser un funcionario público, pero siempre estuvo enamorado de la música. Una vez terminó sus estudios en la Escuela Imperial de Jurisprudencia y empezó a ejercer como consejero titular en el Ministerio de Justicia, se pagó clases de composición en la Sociedad Musical Rusa.
El 15 de febrero de 1868 se interpretó su 1° Sinfonía “Sueños de Invierno”, dedicada a su maestro Nicolai Rubinstein, en la que narra a través de la música los blancos paisajes, evocando un viaje en tren por esa Rusia rural anterior a la Revolución.
Mientras avanzaba en su obra recibió fuertes críticas por el Grupo de los Cinco (conformado por Mily Balakirev, César Cuí, Modest Músorgski, Nikolai Rimsky-Korsakov y Aleksandr Borodín de tendencias románticas y nacionalistas), debido a que sus composiciones eran más cercanas a occidente y su periodo clásico (anterior al romanticismo de Mendelssohn, Chopin, Wagner y el mismo Schubert), hasta en 1869 lograr un trato cordial con ellos como resultado de su obra Romeo y Julieta (obertura-fantasía) acercándose al poema sinfónico de Liszt y a su propia historia de amor sin esperanza, que a diferencia de la obra de Shakespeare terminaría en traición. Llegando al punto en sentirse reflejado en el propio Romeo, razón por la cual los acordes más sentidos son vertidos en este personaje de la obra.
Por 1868 conoció a la soprano belga Désirée Artôt, una reconocida coleccionista de jóvenes admiradores, tras prometerse en matrimonio ella le abandonó por el barítono español Mariano Padilla y Ramos. A este capricho le debemos el Romance en fa menor para piano, Op. 5. En una de las cartas enviada a su hermano dijo que era la única mujer a la que realmente había amado.
Cuentan que en el estreno de Romeo y Julieta vieron a Chaikovski llorar durante toda la función, lo que fue una catarsis suficiente para que continuara con su vida.
Durante su madurez fue reconocido por obras como “El Lago de los Cisnes”, su primer ballet (1877) basado en un cuento alemán, que aunque en un primer momento no fue bien recibida por la crítica por su pobre producción técnica, danza improvisada y novata. Hoy es considerada como paradigma del ballet.
Ese mismo año contrajo matrimonio con Antonina Miliukova, una joven de la nobleza local de Moscú, quien dejó la costura para convertirse en su estudiante en el Conservatorio de Moscú, chismes de la época dicen que ella estuvo enamorada de él desde los 16 años. Dicen que dicha unión fue para luchar contra su homosexualidad y evitar poner en riesgo su carrera y avergonzar a su familia. Esta desdichada unión le llevo a una crisis emocional que le llevó a exiliarse en Suiza y a pensar nuevamente en su sexualidad. En este momento de su vida escribió dos de sus mejores obras, la Cuarta Sinfonía y la Opera «Eugene Onegin» basada en la novela de Pushkin.
Entonces conoció a su benefactora Nadezhda von Meck con quien mantendría un importante intercambio epistolar por cerca de 13 años, y de quien recibiría un subsidio para apoyarle en su composición. Nadezhda se convirtió en el sustento emocional y económico de Chaikovski.
Para 1880 el zar Alejandro I le encargó una obra para conmemorar la derrota a Napoleón en 1812, que sería presentada dos años más tarde, se trata de la Obertura 1812, la misma con la que V inicia el 5 de noviembre.
La Obertura requería de una gran logística y precisión militar, todo parece indicar que él nunca la escuchó tal cual como la compuso. Cuatro años después recibió la Orden de San Vladimiro acompañada de una pensión vitalicia, alcanzando en este punto un importante reconocimiento en Rusia y Europa. Además de viajar a Estados Unidos para presentar su Marcha Eslava.
Por ese entonces recibió por parte de la Universidad de Cambridge del Reino Unido el grado honorario como Doctor of Music. En 1892 estrena El Cascanueces, basada en la adaptación de Alejandro Dumas padre. Al igual que El Lago de los Cisnes, no recibió una buena crítica, la suite se hizo popular, pero fue hasta 1960 que el ballet tuvo gran acogida.
Chaikovski muere el 6 de noviembre de 1893, seis días después de haber presentado tal vez, su obra más sentida y profunda, la Sinfonía N° 6, denominada Pathetique por su hermano Modest, del ruso «patetícheskaya» que significa apasionada o sentida.
No se conoce la causa real de su muerte, sin embargo, algunas teorías hablan de suicidio, al beber agua contaminada con cólera para evitar un escándalo sobre su orientación sexual.
Recordamos a este hombre rebelde y valiente que marcó la historia de la música, que 148 años después de su primera obra hoy sigue vigente. Logrando que nos enamoremos de la magia de su música y del ballet.