Remezón en la Colombia Humana

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Bogotá, 11 de agosto de 2019. Tras anunciar que Hollman Morris sería el candidato de Colombia Humana, Gustavo Petro ha generado un remezón al interior del movimiento, que se ve reflejado en la renuncia de su coordinadora programática María Mercedes Maldonado quien hace algunos meses manifestó su rechazo junto con Ángela María Robledo a la conducta de Morris tras las denuncias por violencia intrafamiliar y acoso.

Sumado a esto, varias personalidades simpatizantes también han manifestado su malestar debido a que Colombia Humana siempre se presentó como un movimiento feminista, tal es el caso de intelectuales reconocidas como Juana Afanador, quien denunció el falso doctorado de Enrique Peñalosa y Sara Tufano, columnista del Tiempo que recogió el apoyo de varias personalidades de la academia en torno a la candidatura presidencial de Gustavo Petro y Ángela María Robledo.

Por su parte, la representante a la Cámara, María José Pizarro manifestó en un comunicado que apoyará la lista de Colombia Humana – Up al concejo de Bogotá y no respaldará la candidatura de Morris a la alcaldía.

La filósofa argentina Luciana Cadahia señaló en su cuenta de twitter:

Los reclamos no solamente vienen de mujeres, el columnista Yezid Arteta en su entrada del 29 de julio en El puente: a las seis es la cita, le hace un llamado a Gustavo Petro a escuchar a las bases, a no dar por hecho el apoyo y no reproducir los errores de la izquierda tradicional.
En los últimos días empezó a circular un manifiesto por una «nueva izquierda» firmado por ¡Democracia Carajo! en el que señalan su inconformidad sobre la toma de decisiones al interior de la Colombia Humana, la necesidad de superar prácticas machistas en los sectores alternativos, así como la importancia de poner el foco en la política de la vida, como sinónimo de construcción de paz, ambientalismo y antipatriarcado.

Manifiesto. Por una nueva izquierda humana

 La historia reciente de la izquierda colombiana puede evocarse con la imagen del péndulo que oscila entre la esperanza y la desilusión. Pasamos de la unidad encarnada en el Polo Democrático a las denuncias por el cartel de la contratación. Transitamos de la ética política de Carlos Gaviria a los sobornos de la administración de Samuel Moreno. Ahora pasamos de la emancipadora alegría juvenil de la Colombia Humana en el 2018 a la consolidación de la autoridad del patriarca. De la fuerza de las defensoras de la vida en común al caprichoso respaldo del acoso masculino y el maltrato. Del ejemplo que representa Francia Márquez a la vergüenza que genera Hollman Morris.

Nuestra más reciente desilusión, el nuevo extremo de ese péndulo, es el apresurado, pueril y vergonzoso respaldo a la candidatura a la alcaldía de Bogotá de un individuo con graves denuncias por violencia de género.  No nos referimos a un aval electoral, hablamos de lo grave que resulta avalar el conservadurismo de las izquierdas, el machismo, el caudillismo y la precariedad de democracia en las organizaciones autodenominadas «alternativas».

Sin embargo, para nosotras, para nosotros, la desilusión nunca ha sido un factor desmovilizador. Nos hemos encontrado para compilar recuerdos. Recordamos cada episodio protagonizado por mujeres que han luchado en su vida diaria contra los machismos. Hemos reunido los pañuelos verdes y retomado las camisetas violetas. Volvimos a contar, en nuestra mente, los votos de las consultas populares que han rechazado los proyectos extractivistas en las regiones. Vimos las imágenes de aguacates, abejas y arcoíris portadas por mujeres y hombres jóvenes. Volvimos a leer los acuerdos derivados de las movilizaciones indígenas y afro. Analizamos, nuevamente, los pliegos de las movilizaciones campesinas. Paseamos por el arte urbano, disfrutamos las asonadas bailables, marchamos por la vida de las y los líderes sociales. Volvimos a vivir esa alegría popular que jamás será raptada por caudillo alguno.

Así reafirmamos la sabiduría popular. Recordamos a la abuela María Cano y al abuelo Quintín Lame. Confirmamos que los cambios venideros no vendrán de los caudillos, ni de los patriarcas, por más geniales que sean. Los cambios vendrán de las organizaciones sociales y populares que defienden el territorio, de las y los jóvenes que promueven nuevos valores de igualdad y diversidad, y sobre todo, de las mujeres que están fisurando al patriarcado. El patriarcado se va a caer, y tumbará a los patriarcas, sean de izquierda o de derecha.

Sabemos que la desilusión es pasajera. La alegría popular nos da motivos para caminar con una sonrisa subversiva. Así que nos manifestamos por una nueva izquierda humana que clama por democracia, ¡carajo!. Así que hoy decimos que vamos a seguir caminando por otra sociedad, por otra izquierda, por otra manera de vivir.

Vamos por un socialismo millenial, que rescate las experiencias de los pueblos y la historia de lucha de la clase trabajadora. Pero queremos una nueva izquierda que renueve prácticas, lenguajes, símbolos y agendas de lucha. El siglo XX ya terminó. Los ochentas ya pasaron. El siglo es otro y vamos a cambiarlo todo, sin el permiso de sus cabezas encanecidas.

La Colombia Humana ha sido un renacer de la esperanza, una lucha contra la deshumanización de esta Colombia hermosa pero violenta, desigual, basada en privilegios  y despojos.  Esa esperanza no le pertenece a un caudillo, ni siquiera a una organización que hoy no existe. La esperanza le pertenece a la gente. La Colombia Humana es la indignación y la búsqueda de cambio. Reivindicamos ese camino, pero no le entregamos nuestro ánimo a caudillos que nos desilusionan. Caminamos por otra izquierda humana, por democracia real, por la alegría popular que fisure al capital y al patriarcado.

Defendemos la política de la vida contra la política de la muerte. De eso se trata ser de izquierda. Por eso hacemos un llamado a caminar juntas, juntos, por otra política, por otra vida, por otra manera de buscar una sociedad más justa, digna, igualitaria y democrática.

¡Democracia Carajo!

@demoscarajo

democraciacarajo.dc@gmail.com

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