Recuerdo que el año pasado en redes pintaban la firma de los Acuerdos como el fin de los problemas en Colombia (si, también me dejé llevar por esa emoción que hasta lágrimas me sacó y me pasó como a la musa de Diomedes, cuando de la nube me bajé, ya era demasiado tarde, que vaina), en redes era como si por arte de birlibirloque todo fuera a mejorar y no.
El tema es que lo que va del año dio cuenta de que la paz no se reduce a la dejación de armas de una sola insurgencia, para lograr la paz en un país tan convulsionado como Colombia se necesita que el gobierno nacional adelante con las otras dos insurgencias la salida dialogada al conflicto, se comprometa con la eliminación del neoparamilitarismo y además deje de lado el neoliberalismo como proyecto. Así que con mucho respeto, la Nueva Colombia no empezó el 27 de junio, falta mucho trecho para llegar allá.
No es por ser aguafiestas, ni promover la depresión, ni hacer un llamado a la arena, pero la paz ni está cerca, ni ha llegado y junio nos dejó más que clara esa situación.
Empezamos el mes con el anuncio del comandante del Ejército de Colombia, el general Alberto José Mejía de la intención de Juan Manuel Santos, de enviar tropas a Afganistán esa claramente no es la mejor forma de empezar un mes que se espera sea soleado y perfecto para saciar la sed.
Luego el ELN anuncia que los diálogos con el gobierno nacional van a toda y con la visita del Papa lo más seguro es que arranque el cese bilateral al fuego. Mientras tanto el ministro de defensa en el programa de La Silla Vacía “Si y No, el poder de los argumentos” señalaba que al ELN se le debería acabar por la vía militar, es como si se repitiera la historia de Juan Carlos Pinzón y su afán de sangre con las Farc.
Muy diligente parecía ser el ministro hablando de cómo iba a acabar con el ELN, mientras el neoparamilitarismo cobró la vida del líder social Bernardo Cuero Bravo, quien fue asesinado con tres disparos en Malambo, Atlántico.
Seguía el paro cívico en Buenaventura, un paro que duró cerca de 20 días, que dejó como saldo ciudadanos heridos por el Esmad, a quienes los medios corporativos y las autoridades señalaron como vándalos (a los manifestantes, claro), saqueadores y deslegitimaron su protesta señalando las supuestas inversiones del gobierno nacional en la región. Después de una jornada de intensas negociaciones llegaron a unos acuerdos que esperamos se cumplan.
El paro de los profes iba con toda, bloqueos, difamaciones por parte de la ministra, el silencio del presidente y maestros que le demostraron a sus estudiantes cómo es que se consiguen las cosas en Colombia, no apunta de carticas y tendencias en redes sociales, sino en las calles, con bloqueos e incomodando para dejar ver el malestar generalizado por la deprimente situación de la educación. El paro se levantó, sin embrago, el gobierno no ha cumplido y los profes anunciaron que si la cosa sigue así, el 6 de julio se toman de nuevo las principales capitales del país. Ah, Peñalosa amenazó a los profes en Bogotá, diciendo que los iba a detener, porque para él es más importante LA MOVILIDAD que la educación, movilidad con un metro elevado y atravesando la Alo por la reserva Van der Hammen, pero esa es otra discusión.
Parecía que después de esas primeras semanas tan agitadas, tendríamos un descanso, pero no, el 17 de junio estalló un explosivo en uno de los baños de mujeres del centro comercial Andino, murieron tres mujeres, Lady Paola Jaime Ovalle de 31 años, administradora de empresas de la Uniagustiniana, Julie Huynh de 23 años, joven francesa que trabajó como voluntaria en un colegio del sur de Bogotá, a quien por su perfil humanista en un principio la señalaron como la culpable de la explosión y Ana María Gutiérrez, profesional en administración de empresas de 41 años.
En un principio los medios corporativos se interesaron en las víctimas y en sus familias, pero menos de una semana pasaron al olvido, y se centraron en los retratos hablados de dos hombres muy parecidos a Jorge Oñate y Alfredo Gutiérrez.
En el afán de las autoridades de demostrar su eficacia en la lucha contra el terrorismo y los medios corporativos en su afán por la primicia, señalaron afanosamente al ELN como culpable, la organización desmintió su autoría, minutos después reapareció el MRP, una organización de la que ha hablado dos veces por mucho, debido a sus golpes mediáticos con panfletarias, como los culpables de la explosión. Dicha organización por medio de un comunicado indicó que no tenía relación alguna con el centro comercial Andino.
Mientras tanto a Gustavo Petro le querían dañar el caminado para la presidencia de la república, pues el Estado le está cobrando 20.000 millones de pesos por una condena de responsabilidad fiscal emitida por la Superintendencia de Industria y Comercio, justo una semana después, la firma Mosqueteros en un encuesta presidencial sobre la intención de voto para las elecciones presidenciales de 2018 dio a Petro como ganador.
Como a los dos o tres días de la nada aparecieron nueve jóvenes egresados de la Universidad Nacional en las portadas de todos los diarios. Eran los “terroristas”, los culpables. Trataron de montarles perfiles peligrosos, cuando seguramente lo más peligroso que han hecho en su vida es pasar corriendo en un semáforo en rojo. Ingresaron en cuestión de días a la lista de falsos positivos judiciales junto a Mateo Gutiérrez, el profesor Miguel Ángel Beltrán y los trece de 2015.
En esos días la candidata presidencial Claudia López en entrevista con El Tiempo hizo dos declaraciones puntuales, que las Farc son una “minoría despreciable” y que si llega a la presidencia anuncia la suspensión de la mesa con el ELN, además habló de la necesidad de dar de baja a uno de los integrantes del Comando Central de esa insurgencia. Declaraciones que no están muy en la línea de construcción de escenarios de paz y le apuntan más a la continuidad de la guerra, de la que quedó más que demostrado que no sirve para la solución de conflictos.
La Fiscalía cuadrando pruebas a lo que marcaba, fue noticia no por su eficacia, sino porque el director de anticorrupción fue detenido por corrupción y justo en el momento de las declaraciones el fiscal Néstor Humberto Martínez sufrió un accidente casero que lo dejó hospitalizado y callado sobre el tema. A propósito lea las preguntas que tiene La Silla Vacía sobre ese tema.
Jesús Santrich se sumó a la huelga de hambre de los presos políticos que deberieron ser liberados en enero, dando cumplimiento a los Acuerdos de La Habana. De pronto el tema es que no se definió que debía ser en días terrestres y no de Venus (busqué en google y un día dura 116d 18h 0m).
No todo fue malo, declararon la inocencia del excandidato presidencial y líder indígena, Feliciano Valencia, quien fue acusado por la falsa acusación de un militar de supuesto secuestro, si, el mismo de las lágrimas.
Luego nos quitan Sense8 ¿esa es la paz de Santos? Jajaja mentiras eso no tiene nada que ver. La ventaja es que el sufrimiento nos duró unas semanas porque Lana Wachowski el 29 de junio anunció en una carta que el otro año Netflix nos da un final, sabremos qué pasa con Wolfgang y si Whispers pagará o no por sus crímenes.
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Por: Stephanía Pinzón @TerribleStepha