Con los esfuerzos en la U privada y el corazón en la pública

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Cuán difícil ha sido adaptarse a un ambiente de tolerancia total, de académicos del mercado, de revolucionarios de discurso, de demócratas corruptos, de amores de hormonas y de amigos de cerveza.

Cómo extraño el barrio, la cantina, el líchigo, las caras del pueblo en la buseta, la universidad pública, el amor entre amigxs, la organización social, el tropel, la causa, el paraíso de la realidad… tantos años de embeleso, sin tener conciencia de la fortuna que se tiene al desenvolverse en medio de la clase obrera, campesina, asalariada y siempre guerrera, gente del común, de bien adentro del sur, del norte del norte, del culo de Bosa, de Soacha, del histórico Usme, en conclusión, del conjunto de la periferia…

¿Pero qué opciones nos quedan? si desde pequeños deseamos estudiar derecho, medicina, química y veterinaria, pero, ante todo, ver a la mamá por fin descansando, sin partirse el lomo por nosotros y nosotras… sin embargo, al terminar el bachillerato, nos enfrentamos a las pocas opciones que tenemos, a la esquiva U. Nacional, a la siempre combativa pero limitada U. pedagógica, a la excelente pero aislada ESAP o la amada y accesible U. Distrital. Es por ello que, existen estudiantes de la U. pública frustrados, estudiando lo que les tocó y no lo que realmente soñaron, por ello muchos se terminan retirando. De igual manera, hay estudiantes de la privada que nunca se llegan a graduar por falta de solvencia financiera. Para finales del año 2018, Colombia fue el segundo país en Latinoamérica con mayor tasa de deserción estudiantil en educación superior, según informes del Banco Mundial.

Pero entonces, ¿Qué hacemos los jóvenes soñadores, inconformes, que no renunciamos a nuestro proyecto de vida? ¿será que la repuesta es estudiar lo que nos ofrece el Estado por medio de la U. pública o nos resolvemos a partirnos el alma por alcanzar un sueño, pero en la hijueputa universidad privada?

Pues bien, hablando de Universidades privadas es preciso decir que, las hay de toda clase, las de élite, donde estudian los hijos de los empresarios y de los políticos. También las hay arribistas, donde estudian las clases medias, los hijos de pequeños burgueses… y por supuesto las más asequibles, esas donde estudian los trabajadores y los hijos de los obreros acomodados, en su mayoría desclasados, pero sin lugar a dudas, estas últimas son uno de los mejores inventos del capitalismo, porque logran arrancar a los jóvenes soñadores de las raíces del barrio, de la clase, de la causa y del sentimiento de solidaridad. Por ejemplo, con programas como ser pilo paga, en donde se ha financiado la educación privada de más de 40.000 jóvenes… a sabiendas de que, con ese dinero, se hubiera podido educar a más de 200.000 jóvenes en la pública.

Cómo recuerdo la U. pública, llegar y convivir sin preocuparse del costo de la ropa con que se viste, terminar el semestre sin entrar en crisis con sólo pensar en cómo se va financiar el siguiente. Irse en bicicleta o colado en el Transmilenio, directo al barrio con las panas, tomarse un podrido en la plazoleta y por supuesto, tener el orgullo de estudiar a conciencia y ganarse nota por nota, a puro trabajo mental, porque hasta el más vago sabe que estudia o se queda.

¡Ay de la privada obrera! la gente anda con el afán de conseguir el título lo más pronto posible, preocupados por pasar la materia y en los tiempos libres, preocupados por pasarla bien apunta de amor líquido, limitado a lo sexual y a lo material… tal vez no entiendan que “la amistad es la expresión más hermosa del amor” … pero más allá de eso, me pregunto, ¿por qué se dejaron arrebatar el sentimiento de aportar al cambio social? ¿en dónde dejaron el interés por el bienestar colectivo? ¿Para qué hijueputas estudian?

No más a la fecha, han desertado más de 1.200 beneficiarios de ser pilo paga, dejando pérdidas para el Estado, que superan los 11.000 millones de pesos. Sin embargo, al comparar los comportamientos de la gente en la privada con los de la pública, observo que no es culpa suya. Pues, sobre todo en el caso de la privada, el sistema neoliberal se ha encargado arrebatarles el mañana, los ha limitado a vivir únicamente por y para el presente, con base en apariencias y con las restricciones que traen las relaciones basadas en lo material y financiero. Realmente, es frustrante no poder exigir más allá de lo que estipula un mediocre manual de convivencia.

Pero bueno, si hay algo positivo en este ambiente de apariencias, es que quienes creemos en que este país tiene arreglo, entendemos que cuando no hay otra opción a estudiar en la U. privada para cumplir nuestros sueños, es necesario darnos la pela por convertir esta universidad en un ambiente más humano, donde los estudiantes no conciban el suicidio como una alternativa a lo que los adolece, donde la comunidad universitaria se cuestione respecto a su responsabilidad con el futuro de la sociedad, donde no se criminalice y se apoye la protesta social, donde se estudie con enfoque crítico, y donde por supuesto, siempre, siempre se tenga conciencia histórica y de clase. Evidentemente “no somos sangre nueva para viejas derrotas”, pero tampoco debemos ser sangre nueva para mantener las victorias de los corruptos, este país sí tiene arreglo y la academia no debe ser ajena al mismo. El sacrificio y la excelencia desde la academia, con el propósito de mejorar este país, debe ser el camino para superar las dificultades de la U. privada, somos miles los que llevamos la revolución en nuestros actos y no sólo en nuestro discurso, somos legión.

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