De cuando importan más unos muertos que otros

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lideres sociales asesinados revista hekatombe

Estaba en la cocina cuando en ‘El Chat´ una compañera preguntó si habíamos sentido la explosión. Miramos en twitter y ya aparecían las primeras imágenes de humo y vídeos con los estragos de la explosión.

Revisé las redes sociales de los conocidos que sé que viven allí, estaban publicando, no les había pasado nada. En cuestión de minutos todos ya habíamos publicado nuestras hipótesis en las redes y compartido en los grupos de whatsapp.

Un periodista con cierto reconocimiento alcanzó a culpar a Petro. En serio, hay que ser muy obtuso como para relacionarlo con acciones violentas, sólo porque estuvo en el M-19 hace más de 20 años y desde entonces lo único que ha hecho es renegar de la violencia, pero en fin, esos son nuestros periodistas.

Casi diez días después el ELN se atribuyó el atentado a través de su página web, explicando las razones de este:
– El Esmad da tratamiento de guerra a las demandas populares.
– El asesinato de 22 líderes sociales (esta semana se sumó a la lista Alicia López de la Cumbre Agraria), en lo que va del 2017.
– La exigencia del cese al fuego bilateral.

Las agresiones del Esmad no son novedad, la última incursión fue en Tumaco cuando disparó gases lacrimógenos al interior de casas en las que se encontraban niños.

El 2 de marzo fue asesinada Alicia López en Medellín, la lideresa número 23. El gobierno repite que no son asesinatos sistemáticos y se reduce todo a rechazo y vamos a hacer, cuando en realidad no se ven acciones concretas para proteger la vida de la ciudadanía.

Acaba de ser firmada la paz entre las FARC y el gobierno nacional y aprendimos que negociar en medio de la guerra no es la mejor idea. Así que es urgente y necesario el cese bilateral al fuego.

Sin embargo, las razones por las que el ELN hizo el atentado fueron invisibilizadas en los medios de comunicación y en las opiniones que se encuentran en redes sociales.

Antes de continuar quiero decir que no justifico el atentado, no creo que sea esa la forma de hacer un llamado de atención sobre esos tres puntos. Creo que hablar de paz y poner una bomba que asesinó a un agente del Esmad y dejo gravemente heridos a otros, no es la forma más adecuada de demostrar voluntad de paz, no es estratégico y dan cuenta de una estructura enchapada a la antigua que no dimensiona las consecuencias políticas de sus acciones, por el contrario, quiero señalar la doble moral de todos, de la izquierda, de la derecha, del centro, de todos.

Parece que el atentado fue tan rechazado porque sucedió en La Macarena, no Meta, no, Bogotá. Barrio de intelectuales, artistas, activistas políticos y periodistas de Blu, en pleno centro de Bogotá. Fue TT por varios días, todos hablamos del atentado en La Macarena.

El 29 de enero fue asesinado en Usme, Wilfredy Gómez Noreña, integrante de la Mesa de Derechos Humanos de la localidad. Usme es una localidad periférica, en la que no viven muchos intelectuales, artistas, activistas políticos, ni periodistas de Blu y queda como a una hora larga del centro de Bogotá. Parece ser que este asesinato, así como el de los otros 22 líderes sociales pasará desapercibido, a pesar de haber sido en Bogotá.

Las referencias a él y a los demás quedan reducidas a publicaciones marginales de los medios corporativos, como es normal, a notas de los medios de organizaciones que son compartidas por los integrantes de esas mismas organizaciones, pero no pasa nada más que eso. De demostrar que a una también le tocan esas muertes porque rt o compartió la imagen de ¡Pacifista! en el muro.

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No he visto que esos nombres de líderes, los lugares donde los asesinaron sean TT, ni siquiera la localidad de Usme. No he visto esas publicaciones escritas con rabia, como pasó en La Macarena, rechazando los asesinatos, generando tendencias espontáneas que dejen ver el dolor, la impotencia, la indignación y señalen la negligencia y en cierta medida complicidad del gobierno nacional con estos hechos.

Todos rechazamos la acción del ELN porque no demuestra una verdadera voluntad de paz, pero se nos olvida que es un tema de ambas partes, que mientras el gobierno trabaja en la implementación de los Acuerdos con las Farc y “adelanta” unos diálogos con el ELN, deja que sean asesinados inocentes, sin contar las otras maravillas en términos ambientales y económicos que son contrarios a lo que debe ser “voluntad de paz”.

Concluyo señalando que la paz no es el fin de la violencia a las instituciones del Estado. La paz son garantías para el conjunto de la sociedad.

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Stephanía Pinzón | @TerribleStepha | Integrante de la Revista Hekatombe.
Licenciada en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Máster en Derecho con Perfil Investigativo de la Universidad Nacional de Colombia. Estudios en comunicación política en la Universidad Complutense de Madrid.

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