Mi vida amorosa: Entre Camus y Maluma

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Mi vida amorosa: Entre Camus y Maluma, fué el posible título de un libro o tesis que sugerí a un amigo podía escribirse, cuando le conté cómo de casualidad e irónicamente, me había encontrado en Facebook un meme de Maluma en el que éste aparece leyendo un libro en cuya portada está el retrato de Albert Camus (El escritor argelino). Y escribo “irónicamente” porque en ésta historia existe una doble ironía.

La primera, obviamente desconocida para ustedes, es que tras dos años de desempleo, algunos intentos fallidos de emprendimiento independiente, muchas hojas de vida enviadas y muchas horas libres, me propuse iniciar una especie de norma literaria, la cual consiste en no juzgar a un autor sino hasta haber leído como mínimo cinco libros de éste, lo que para algunos puede ser algo exagerado, pero es ésta norma mi principal aliada a la hora de alejar el estrés que provoca la falta de empleo, la abundancia de obligaciones y la ausente respuesta de todos los lugares a los que he enviado mi currículo, que solicitan más de cinco años de experiencia, postgrado, tener máximo 25 años y capacidad de trabajar bajo presión.

Mi norma claro está, contiene una letra pequeña que me exime de la imposibilidad de afirmar que no me gusta lo escrito por Pablo Coelho o Walter Rizo sin antes haber leído cinco de sus libros. Ya en el colegio y por exigencia de la siempre muy carismática y positiva profesora de Ética y Religión, conocí el maravilloso mundo e la autoayuda con Og Mandino o el infaltable Caballero de la armadura oxidada.

Así que decidí iniciar con uno de los representantes de la literatura más conocidos y admirados, Albert Camus, escritor argelino de la primera mitad del siglo XX, quien en más de una ocasión fue catalogado como existencialista, etiqueta que así mismo en más de una oportunidad él se reusó a aceptar. Con Camus, y hablo desde mi experiencia personal, encontré cómo en varios de sus libros sugiere que la felicidad es en sí, la suma de lo que se tiene, un amigo, la familia, los recuerdos. A grandes rasgos Camus refleja en sus obras retratos de la sociedad de posguerra que más allá de fechar o describir momentos históricos, ejemplifica a través de las vidas de sus personajes el sentir y pensar de una sociedad a partir de su cotidianidad y todo lo que ésta implica.

La segunda ironía, está básicamente en las conversaciones que tuve con un amigo, previas a encontrar el meme, quién tras mi evidente desconocimiento en el tema, me mostraba cómo algunas de las canciones de Maluma podían realmente aplicarse (según mi amigo) a la vida amorosa de las personas, y en algunos aspectos muy deprimentes, a la mía.

Fué por esta coincidencia, por mis lecturas de Camus (La caída, La muerte Feliz, El extranjero, Los justos, y una adaptación del libro Réquiem de una reclusa de William Faulkner) y por el encuentro con algunas canciones de Maluma, que consideré tan curioso justo toparme el tan famoso meme “Maluma ya leyó a todo Camus y tú nada que terminas la tesis”, el cual resultó ser una estrategia del Instituto Nacional de Bellas Artes de México para promover la lectura entre sus estudiantes.

Lo chistoso del asunto, es que aparentemente el más, o más bien el único beneficiado con el meme, que tan buenas intenciones de promoción de lectura tenía, fue Maluma, quién incluso según el diario El universal, aseguró que la foto es real, tan real que sí estaba leyendo a Camus y que va por la mitad del libro, de cuál específicamente, es aún un enigma.

Ahora, al googlear Arbert Camus, de las doce primeras referencias que salen de la búsqueda, cinco tienen como coprotagonista a Juan Luis Londoño Arias más conocido como Maluma. Si, este joven paisa, con tan solo 23 años, ha logrado lo que muchos jóvenes estudiantes de las Ciencias Sociales y humanidades no han logrado, encontrar su nombre junto al de un representante de la literatura a nivel mundial como Albert Camus tras una búsqueda en google.

Más allá de indignante o gracioso, el meme provoca un choque sentimental entre preocupación y admiración a la recursividad, cuando la estrategia para promover la lectura llega al extremo de poner como competencia o ejemplo, a un cantante de reguetón que no ha mostrado en ningún momento el más mínimo biso de interés por la cultura.
No está entonces lejos el día en que las facultades de comunicación y periodismo empleen la misma estrategia pero a través de una fotografía de James leyendo un manual de oratoria.

Intentaré por lo tanto a través de éstas notas mensuales, leer cinco libros del mismo autor y referenciarlos sin la más mínima intención de llegar a un texto florido y académico, todo lo contrario, aún sin tener la fama, carisma y belleza de Maluma, les propondré a través de lo que escriba, leer por leer, por aburrimiento, por tristeza, por querer estar muerto por un rato alejándose de la vida propia y solo ocupar una silla privilegiada en la historia de otros, o por querer sentirse aún más vivos y conocer y sentir todo solo pasando unas páginas.

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Nicole Pinzón. Integrante de la Revista Hekatombe.
Maestra en artes plásticas de la ASAB, fotógrafa, estudiante de la maestría en historia y teoría del arte, la arquitectura y la ciudad de la Universidad Nacional. Amante de la pedagogía y los derechos humanos.

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