En el marco de la celebración del día mundial del agua, con una larga y espesa capa negra, el agua en Colombia se viste de luto.
Migración interna, falsos positivos, afloramiento atípico, formas técnicas y a su vez sutiles, de nombrar problemáticas que llevan detrás una carga culpabilizante para el Estado y sus instituciones. Se espera que el cambiar de nombre a situaciones que involucran un peligro para la vida, aminore su importancia o trascendencia.
A 27 días del desastre ambiental que tiene por protagonistas a la quebrada Lizama, a miles de animales entre peces, lagartos, serpientes, mamíferos, aves, y a cientos de familias damnificadas en su economía y por el olor de químicos y componentes volátiles de los hidrocarburos, seguimos sin ver quién asuma la responsabilidad de los más de 25 mil barriles de petróleo que fueron sentencia de muerte para las quebradas La Lizama, Caño Muerto y el Río Sogamoso.
Felipe Bayón Henao, presidente de Ecopetrol, declara que es responsable únicamente del manejo de la crisis. ¿Y quién va a llevar en su conciencia todo lo que involucra este desastre?¿Por qué las autoridades ambientales no actuaron con la misma agilidad con la que ofrecen a empresas nacionales y extranjeras, las licencias ambientales para extractivismo?
Muchos tienen por consigna la abstención, manifiestan que no les interesa la política o no confían en esta, pero no se trata de interés o de confianza, no se trata de aislar de nuestro día a día, algo con lo que irremediablemente convivimos.
La política está en esa quebrada que representaba la fuente de vida de pescadores, aves y mamíferos, la política está en el tratamiento sin culpables que dan los medios corporativos a este desastre, la política está en esas licencias ambientales que son otorgadas sin importar lo perjudiciales que resultan para el medio ambiente.
“Cuando convocamos a la muerte, es porque ha fracasado la política” escribe Juan Carlos Monedero en su Curso de Política para Gente Decente. No apelemos a la muerte cuando existen aún opciones viables, opciones que propenden por el cuidado del medio ambiente y no por el lucro a costa de la destrucción del agua, de la tierra.
En el desastre ambiental en Barrancabermeja hay culpables, y esos culpables comparten las ideas y el poder de ciertos candidatos a la presidencia que, de ser elegidos, continuarán las políticas que históricamente han regido el país, políticas hechas por las mismas familias, y en beneficio de las mismas familias. Está entonces en nuestras manos prevenir este tipo de desastres, basta con un voto consciente, libre de prejuicios infundados como “el ego”, para ser partícipe de la história y hacer caso omiso del más vale malo conocido que bueno por conocer, es nuestro turno de decidir, es nuestro turno de conocer lo bueno que viene para el país.
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Nicole Pinzón. Co-directora de la Revista Hekatombe. Maestra en artes plásticas de la ASAB, fotógrafa. Amante de la pedagogía y los derechos humanos.