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Los paramilitares no son un movimiento político

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Aunque si son o fueron actores dentro del conflicto social, político y armado en Colombia, los paramilitares jamás nacieron con la intención de cambio u oposición al Estado o su marco jurídico. Las autodefensas y su creación se ha justificado como una medida para la “defensión” de la clase alta ante la avanzada inminente de las insurgencias en el país, el posicionamiento de la izquierda y sectores alternativos en los escenarios políticos; sin embargo, contrario a esta narrativa es claro que el propósito de las fuerzas paramilitares fue el de mantener y engrandecer la acumulación de poder en las regiones, se trató de un ejército privado para el despojo y el desplazamiento sistemático en todo el territorio nacional.

es claro que el propósito de las fuerzas paramilitares fue el de mantener y engrandecer la acumulación de poder en las regiones, se trató de un ejército privado para el despojo y el desplazamiento sistemático en todo el territorio nacional

Es decir, que, aunque los paramilitares se organizaran en bloques, con emblemas e incluso, con un grupo al mando de las acciones y decisiones, nunca fue su objetivo la transformación de la sociedad, sino, el de “garantizar”, complementar y suplementar o hacer el papel del Estado cuando este no está en condiciones de hacerlo. Los poderes regionales, políticos, empresarios, multinacionales y narcotraficantes concibieron y establecieron a las autodefensas como un instrumento coercitivo para profundizar la lucha de clases.

La financiación no solo desde las instituciones públicas, sino también de políticos, ganaderos, empresarios y narcotraficantes, convierten a las autodefensas en un actor para-institucional en la medida en que es afín a los objetivos del ordenamiento existente, además de profundizar la desigualdad social, política y el sistema centralista del Estado colombiano y este, de vuelta le dio garantías para existir, como fue el caso de las CONVIVIR, la parapolítica y después, todas las muy cuestionables formas y acuerdos para su desmovilización en el marco de la Ley de Justicia y Paz.

Todos estos vínculos con el Statu Quo hacen que los paras se comprometan con el auxilio de la organización institucional, y que posteriormente, este pudiera mutar hacia la consolidación y expansión de los carteles de narcotráfico en todo el territorio nacional.

Sí, creemos que los paramilitares era un grupo antisubversivo y anticomunista, y que su objetivo era en definitiva borrar todo ápice de oposición o movimiento político de izquierda, pero es más que claro, desde el contexto histórico, que solo fueron resultado de una política de Estado (la doctrina de seguridad nacional) y mundial (la contención de la expansión del comunismo), además de, una garantía por medio de su participación como actor de poder dentro de los territorios de mano de estructuras ilegales y de narcotráfico para crear condiciones que agudizaran la sistemática violación de derechos humanos, negaran garantías electorales y reforzaran asimismo el poder narco estatal en el país.

intentan mostrarnos o justificar a los paramilitares como ‘legítima defensa’, pero la realidad es que quienes auspiciaron y ayudaron a los paramilitares, impusieron a sangre y fuego una idea de Estado

Ahora, porqué es tan importante entender esto, pues porque con todo lo sucedido en el marco de las acusaciones al expresidente Álvaro Uribe Vélez, testimonios como el de Salvatore Mancuso, intentan mostrarnos o justificar a los paramilitares como ‘legítima defensa’, pero la realidad es que quienes auspiciaron y ayudaron a los paramilitares, impusieron a sangre y fuego una idea de Estado completamente opuesto a lo democrático, legítimo o garante de la vida y los derechos.

Quienes dan esa lectura y muestran la necesidad de esta ‘legítima defensa’ poco o nada señalan las autodefensas, no solo desarrollaron una política de violencia sistemática contra trabajadores, campesinos, maestros, dirigentes sindicales y políticos, líderes comunales; además de implementar unas formas de guerra fuera del Derecho Internacional Humanitario como atacar a civiles, población en estado de indefensión, masacres colectivas y magnicidios; incluso en muchos casos contaron con la participación de las fuerzas militares para mostrar resultados, o la financiación de narcotraficantes para garantizar rutas de comercio o territorios y control de estos escenarios; sino como también políticos tradicionales se mantuvieron en cargos de poder; en como el ámbito electoral se vio modificado por las dinámicas paramilitares en poderes regionales; y como multinacionales, junto con empresarios involucrados, se beneficiaron no solo económicamente, sino territorialmente.

El Estado colombiano propició las condiciones políticas para el surgimiento y consolidación de los grupos paramilitares, junto con la acción y la omisión de las acciones propias de las fuerzas militares, que contribuyeron a consolidar el proyecto paramilitar no solo con el propósito de atacar a la insurgencia, sino legitimar, estructurar y manejar un poder narco paramilitar regional y nacional.

Así que, si a los actores perpetradores y creadores de las formas de violencia en el país, no se les reconoce, judicializa e interpreta bajo su real dimensión social o política, ilegal o legal, el objetivo de alcanzar la paz total está más que diluido.

Algunas consideraciones de la pasada marcha derechosa

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El miedo y la ira inundó las calles el pasado fin de semana. El discurso irracional desde los dos espectros mesiánicos del país, nos demostró una vez más que Colombia es un lugar propicio para la manipulación ideológica y la consolidación de ideas que están por encima de sus habitantes. Somos presas de nuestros ideales sociales y políticos. Estas nuevas Moiras, manipulan los hilos invisibles que determinan el augurio público y democrático del territorio. Sin darnos cuenta, un monstruo hecho de lenguaje, anda libre y sin ningún apego filosófico. Acompaña derechas o izquierdas sin comedimiento, sirviendo a un propósito fluctuante y caprichoso que se encarna en los rostros de dirigentes y activistas de turno. ¿Es entonces la ideología una entidad independiente a quienes creen hacer uso de ella? O ¿Es simplemente una creación de lenguaje al servicio de individuos que asumen un rol de modernos Prometeos?

Veamos un poco las manifestaciones de este monstruo:

1.

Las arengas desprovistas de sustancia discursiva, ratificaron el talante pendenciero y sociopático asimilado por la ciudadanía. Una vez más, expresiones tales como socialismo, comunismo y castrochavismo, salieron a relucir sin ningún pudor, aderezadas con locuciones violentas que ponen de manifiesto una pobre racionalización en torno a la realidad de un país. Citando al teórico del lenguaje Teun A. van Dijk, “Las ideologías (…) siempre han estado asociadas con ideas socialmente compartidas. Primero, esas ideas fueron consideradas como el objeto de una nueva ciencia de la ideología, tal como se propuso después del movimiento filosófico del Iluminismo francés. Más tarde, las ideologías adquirieron una connotación negativa como sistemas de ideas dominantes de la clase gobernante. O se definieron como las falsas ideas de la clase trabajadora que era erróneamente aconsejada respecto de las condiciones de su existencia” (van Dijk 31).

Pregunta un tanto compleja en un país donde los anacronismos están a la orden del día. Curiosamente, una de las expresiones de la ultraderecha que motivó la pasada marcha, enunciaba que “todo tiempo pasado fue mejor”.

Este ser inmaterial, ha hecho parte del accionar humano. En un principio como posible ciencia de estudio, luego como principio axiomático de la calaña dominante y por último como manifestación “falaz” de la clase trabajadora. ¿Sería acertado enunciar que posee un principio inequívoco y verdadero? Pregunta un tanto compleja en un país donde los anacronismos están a la orden del día. Curiosamente, una de las expresiones de la ultraderecha que motivó la pasada marcha, enunciaba que “todo tiempo pasado fue mejor”. Poniendo en práctica el mejor uso que la clase dominante podría otorgarle. Movilizar el miedo infundado, frente a una posible pérdida de derechos es el mejor potenciador discursivo para manipular y movilizar reacciones a fuerza de terror.

Aquí el monstruo ideológico se pone al servicio de una derecha arrodillada al empresariado y a capitales de dudosa procedencia, presuntamente. Fluye tranquilamente por los canales “informativos”, encarnado en la voz de Vicky Dávila, Luis Carlos Vélez y Néstor Morales. Sin mencionar una gran cantidad de descerebrados que hacen lo propio en las redes sociales, adjudicando incluso, problemas climáticos y la escasez de agua a la figura de un mandatario. Así pues, la ideología se materializa en el sustrato de realidad con base a quien la esté invocando. En palabras de van Dijk, “las ideologías son conjuntos de ideas específicas y por tanto objetos mentales. Aunque resulte trivial para la mayoría de los científicos cognitivos, este primer paso no deja de ser polémico para algunos psicólogos orientados hacia lo social y lo discursivo (…) hablar de la mente es como haber hablado del alma hace algunos siglos (…) un vestigio de los mitos religiosos y académicos, en este caso del viejo dualismo cartesiano que separaba la mente del cuerpo” (van Dijk 33).

El Monstruo ha tomado partido. Es caprichoso, indomable y con una inclinación lustrosa a los vicios del poder. Ha construido una realidad en la cual conceptos como izquierda y progresismo, son completamente desdeñables. Ha dado cabida a tecnócratas y diletantes de pacotilla como Daniel Samper, Alejandro Gaviria o Sergio Fajardo.

Nos encontramos frente a la materialización de la ideología. La movilización de la masa, a costa incluso de defender políticas que van en contra de ellos mismos ha sido el gran logro de la derecha en Colombia. La estética de la agresión cobra resultados. Amenazar, atacar y ofender, siendo el portavoz de partidos políticos corruptos y miserables, será una de las más fuertes construcciones discursivas que el monstruo ideológico dejará como legado. La defensa del ideal traqueto, el hacendado y el siniestro empresario, otorgador de dones, continuará como la representación clara del adefesio cultural y social en el territorio.

2.

Es notorio como la izquierda y el progresismo han querido redefinir el entramado discursivo en Colombia. Combatir un esperpento ideológico no ha sido nada sencillo. Pero seguimos en presencia de la desigualdad, la vulneración de derechos, la mentalidad retardataria, y lo que es peor, un gran grueso de la sociedad defendiendo a quienes promueven ideas del calibre de todo tiempo pasado fue mejor. ¿Se está domesticando mal al monstruo? En palabras del filósofo Slavoj Zizek, “la ideología no es simplemente una falsa conciencia, una representación ilusoria de la realidad, es más bien esta realidad a la que ya se ha de concebir como ideológica. Ideológica es una realidad social cuya existencia implica el no conocimiento de sus participantes en lo que se refiere a su esencia, es decir, la efectividad social” (Zizek 46,47). El Monstruo ha tomado partido. Es caprichoso, indomable y con una inclinación lustrosa a los vicios del poder. Ha construido una realidad en la cual conceptos como izquierda y progresismo, son completamente desdeñables. Ha dado cabida a tecnócratas y diletantes de pacotilla como Daniel Samper, Alejandro Gaviria o Sergio Fajardo. Ha otorgado discurso a lo más aberrante de la política como Polo Polo o J. P. Hernández, y en su estado de inmanencia, nos devuelve una sonrisa tímida y casi imperceptible, desde las sombras, donde su amo, sediento de opresión y violencia, tira de su correa incesantemente. La gran marcha, otra ilusión más de libertad.       

REFERENCIAS

Van Dijk, Teun A. (1998). Ideología. Editorial Gedisa, Barcelona

Zizek, Slavoj (1989). El Sublime Objeto de la Ideología. Editorial Siglo XXI. Buenos Aires

Las calles siguen siendo nuestras

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El 21 de abril de 2024 salieron distintos sectores a protestar. Fue una movilización a la que cientos de personas, adultas y de la tercera edad, sobre todo, asistieron con tranquilidad. No se vio a la fuerza pública pegándole a los escudos como símbolo de autoridad, tampoco gases lacrimógenos lanzados porque sí, ni muslos ni espaldas con moretones a causa de las balas de goma. Por fortuna, o por simple garantía democrática, a ninguna persona se le apuntó con el único ánimo de mutilar alguno de sus ojos. Fue una protesta tranquila.

Los sectores fueron diversos, asistieron, por ejemplo, las familias de bien, aquellas para las que es inconcebible que otra persona pueda acceder a un mejor sistema de salud, porque el único posible es el prepagado, el privatizado, el del negocio. Porque la vida tiene un signo de pesos, y la dignidad humana es un asunto de ingresos, de buenos ingresos.

También asistieron los sectores que asumen la pensión como un derecho divino y un negocio concentrado en unas pocas manos. Que piensan que la gente mayor que trabajó en la informalidad y en la incertidumbre —y que, por las vueltas de la vida, y claro, por la desigualdad y el desempleo estructural, no pudo hacerse de un trabajo fijo—, no puede acceder también a una pensión.

En fin, las personas de bien, los sectores políticos, económicos y mediáticos de siempre, que hacen todo lo posible para que las cosas sigan igual. Salieron, asimismo, quienes se acostumbraron a lo que hay y nada más. Que en la mañana, tarde y noche escuchan, ven y leen el estado de ánimo del poder real, que se expresa en los grandes medios, y sienten que ese es el único horizonte de sentido imaginable, la única opinión posible. La única visión.

Y la calle también la ocuparon las bases sociales del uribismo, cómo era de esperarse, así como el centro y sus líderes de opinión. El centro, otra expresión de la gente de bien, pero no tan tradicional, un poco más abierta, con algo más de mundo, con algún nivel de cercanía con el ámbito académico —de élite—. Una expresión de la política que básicamente defiende la misma sociedad privatizada, atomizada, de privilegios cerrados y que reduce los problemas del país a la corrupción. Son un polo de atracción para la ciudadanía cansada de los poderosos, que se acostumbró a lo que tocaba y quieren que las cosas sean menos corruptas. Una ciudadanía que piensa que los únicos capaces de gobernar son esos mismos líderes en conjunto con una tecnocracia bogotana o paisa que se formó en universidades de élite.

Y claro, también marcharon las personas que buscan confirmar sus sesgos por medio de las fake news que muestran al país en crisis, en caos total, pese a lo que indican las cifras frente a la inflación o el precio del dólar. Las personas que generaron un gusto por la guerra y que no aceptan el desafío que implica la salida negociada del conflicto armado, porque para ellos los 60 años de guerra parecen insuficientes.

Por supuesto, las cosas no van perfectamente. La ejecución presupuestal no es la deseable, hay perfiles directivos en el Estado que podrían ser distintos, hay gente valiosa que no está en las instituciones, mientras que gente que pertenece a las clientelas de los partidos tradicionales o gente floja y pantallera sigue incorporada en el gobierno. Además, el poder real está buscando hacer, permanentemente, jaque a cada jugada del nuevo gobierno. Pero las movilizaciones no son expresión de la indignación frente a lo imperfecto, son, por el contrario, la expresión de la tensión entre lo viejo y lo nuevo, entre el orden injusto de siempre y el cambio.

Por eso el 1 de mayo es importante. Las fechas previas en las que el gobierno ha convocado movilizaciones no tienen ninguna base o una campaña sólida, el 1 de mayo, en cambio, es una fecha ya constituida, no viene de arriba sino de abajo, de una tradición alternativa, de luchas y conquista de derechos. Por lo mismo, en la actual coyuntura política, el primero es clave para dar cuenta, justamente, de la expectativa de cambio.

El 1 de mayo es marchar por la posibilidad de reforma agraria para que la gente que trabaja la tierra la tenga; de sistemas públicos sólidos de salud y pensión; de educación pública, financiada y realmente democrática; para tener una vejez tranquila. Es un momento para defender las reformas del cambio en las calles. No significa eso modificar el sentido de la conmemoración de la clase trabajadora, sino saber leer el momento político, la ventana de oportunidad para lograr otras posibilidades. Hay reformas que son necesarias, y que permiten que los países, que sus historias y sus culturas, apunten hacia otras direcciones, que la gente humillada, empobrecida, excluida, y negada, pueda vivir un poco mejor. Por eso hay que salir a la calle el primero de mayo, porque los cambios, por difíciles que sean, valen la pena.

Como decía Yesenia Molina: “No conocen de aguante, ni de resistencia. Así ahora se manifiesten, las calles siguen siendo nuestras”.

Ni técnicos, ni con sentido común. Sobre el racionamiento de agua

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El 1 de enero ví el discurso de posesión de Carlos Fernando Galán. Alisté el cuaderno en el que tomo los apuntes para escribir los artículos, preparé un tinto y obligué a mi mamá a que también lo viera para poder hacer los comentarios de rigor. Debo decir que el alcalde estuvo fofo, flojo y simple, sin anuncios importantes y lleno de lugares comunes. Tanta preparación para nada.

El caso es que después de escuchar esa nula capacidad de oratoria de una persona que vive de hacer política, nos preguntamos qué noticia podría salir de un discurso de una hora en el que no dijo nada, y se nos ocurrieron dos opciones, hacer énfasis en lo único medianamente destacable: “el presidente puede ver un aliado en el alcalde de Bogotá”; o reseñar a su gabinete, como lo hizo al día siguiente La Silla Vacía: “Así es el gabinete de Galán: técnico, experimentado y no tan político”.

Pasados unos meses, seguí pensando en eso de “un gabinete técnico, experimentado y no tan político”, como si la experiencia y la técnica no tuvieran que ver con lo político…Bueno, el caso es que en la actual coyuntura vale preguntarse por esa relación entre qué tan técnico es el mecanismo de racionamiento de agua, desde el punto de vista del sentido común.

Me puse a buscar en internet la noticia más antigua de este año sobre la situación del sistema Chingaza y resulta que es del 7 de abril y fue publicada en El Tiempo. Allí señalan: “Datos revelados a mediados de enero ya anticipaban esta problemática, con el embalse de Chuza apenas al 31,99 por ciento de su capacidad y San Rafael al 53 por ciento”, el lunes 8 de abril el alcalde anunció las medidas: racionamiento de 24 horas por sectores, así, de totazo. Por supuesto la gente reaccionó y se puso a recoger agua de una, normal.

Entonces me pregunto, ¿cuál es el respaldo técnico para tomar medidas cinco meses después de conocer estas cifras?, ¿qué estudios adelantaron para decidir qué anunciando de un día para otro, la gente iba a estar retranqui y no iba a recoger agua?, ¿cuál fue la literatura revisada para determinar que no se necesita de una campaña pedagógica para ambientar medidas como el racionamiento? Son preguntas que me hago desde el sentido común, el menos común de los sentidos y aparentemente, ausente en el equipo técnico del alcalde.

Entonces me pregunto, ¿cuál es el respaldo técnico para tomar medidas cinco meses después de conocer estas cifras?, ¿qué estudios adelantaron para decidir qué anunciando de un día para otro, la gente iba a estar retranqui y no iba a recoger agua?, ¿cuál fue la literatura revisada para determinar que no se necesita de una campaña pedagógica para ambientar medidas como el racionamiento?

Mientras tanto, ni analistas, ni medios corporativos de comunicación se escandalizan por la forma en la que la alcaldía le ha dado manejo al desabastecimiento, en cambio, las noticias que circulan son sobre los mejores memes del racionamiento, lo divertido que es Galán y sobre la culpa de la ciudadanía de a pie porque se subió el consumo de agua. Tampoco sorprende que nos echen la culpa, estos sectores siempre ponen el foco sobre la ciudadanía de a pie antes que sobre las grandes empresas.

Y es que hay que decirlo, son estas grandes empresas y lugares de lujo para las elites las que despilfarran el agua, y además, muchas de ellas participan de manera activa en la forma en la que está creciendo la ciudad, siempre a tono con el gris, y la gentrificación propia del modelo neoliberal.

Aquí parece que los estudios técnicos son para justificar lo injustificable y negar lo innegable, como el cambio climático, mientras se llenan de cemento los humedales, o se tapan los cerros orientales con concreto. Son estudios técnicos previstos para desvirtuar el sentido común y seguir en esta carrera autodestructiva. Mientras tanto, siendo consciente de eso, sigo ahorrando agua y energía, no para aportar un granito de arena, sino porque el cuidado de los bienes comunes es un tema de responsabilidad social y de sentido común.

“Ya no hay tiempo.

Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de solo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal. 

El Río Gualcarque nos ha llamado, así como los demás que están seriamente amenazados. Debemos acudir.

La Madre Tierra militarizada, cercada, envenenada, donde se violan sistemáticamente los derechos elementales, nos exige actuar. Construyamos entonces sociedades capaces de coexistir de manera justa, digna y por la vida”: Berta Cáceres, 2015.

Sueldos multimillonarios en una universidad moribunda

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Traicionando a Peste Mutantex, estaba caminando por la calle sabiendo a dónde iba, con angustias y problemas, y pensando que no estaba libre del sistema, cuando empecé a pensar en la vida de los profesores de la facultad de ciencias de la Universidad Nacional, en esos que ganan mensualmente entre 30 y 60 palos (sin contar los ingresos paralelos), de acuerdo con la investigación publicada por la Revista Raya.

se había proyectado desde una lógica de explotación propia de una empresa privada. Un trabajo que sostenía la gran vida de los peces gordos de la UN.

Recordé que hace unos años, cuando trabajé como catedrática en la Nacional, me pagaban 36 lks la hora y tenía dos horas a la semana, muchísimo menos que un salario mínimo. Era uno de esos trabajos “para ganar experiencia” y que hacen que la hoja de vida se vea bien, pero evidentemente se trataba de un trabajo que no estaba previsto para la dignificación de la labor docente, ni para apoyar egresad_s, sino que, más bien, se había proyectado desde una lógica de explotación propia de una empresa privada. Un trabajo que sostenía la gran vida de los peces gordos de la UN.

No siento envidia de esos sueldos, sino rabia. No son sinónimo de reconocimiento a la producción de conocimiento, ni a un buen ejercicio docente, ni a nada por el estilo, sino a una ‘rosca’ que sacó ventaja de un injusto sistema de asignaciones salariales. Ingresos que resultan insostenibles para una universidad pública, y que además son deshonestos desde el punto de vista de la defensa de lo público, ya que se sostienen por la explotación a docentes ocasionales y de cátedra; de la explotación académica de much_s estudiantes que tienen un papel sustancial en elaboración de papers, que contribuyen en la suma de puntos, esos mismo puntos que tienen un efecto sobre, el ya absurdo, aumento de sueldos de los monarcas de la academia que reciben y concentran altas sumas de dinero mientras los edificios siguen en ruinas, el hacinamiento continúa y aumenta, el bienestar se asfixia, la extensión se privatiza cada vez más y más, y la crisis de la UN se agudiza.

La investigación de la Revista Raya pone de manifiesto la cercanía entre este grupo de profesores que tienen privilegios salariales con el rector elegido, lo que deja clara la relación que se ha venido construyendo entre el estatus, los intereses económicos, los intereses administrativos, en el marco de un modelo de universidad que se enfoca solo en una área determinada del saber y en su privatización gradual.

¿será que es hora de una rebelión de profes ocasionales y catedráticos?

Con todo esto me hago varias preguntas: la democratización de la democracia universitaria pasa también por el ajuste de normas que promueven estas monarquías “académicas”, así que ¿cuál será el papel del ejecutivo y el legislativo en garantizar y fortalecer la educación superior pública, autónoma, de calidad y al servicio del pueblo?, después de todo esto, ¿los profesores que se ganan entre 60 y 30 palos van a seguir como si nada, solamente expuestos pero acumulando una fortuna a costa de la moribunda universidad pública?, ¿será que es hora de una rebelión de profes ocasionales y catedráticos?, ¿se acercará el fin del imperio de las ciencias exactas y el principio de la república en todas las carreras de la UN?

Lo que estamos escuchando: Mortis y Los Desalmados

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¡Desde las criptas bogotanas llega un torbellino de verdades acompañadas por un cóctel molotov con bluegrass, country, blues, western swing, corridos prohibidos, todo balanceado con un buen shot de punk…!”, así empieza el mensaje con el que Mortis y Los Desalmados anuncian el lanzamiento de su primer álbum.

La promesa se cumple y se queda corta, las letras de sus canciones son un recorrido bailable por la historia reciente de Colombia, un zarandeo sabroso que nos dice: “¡Ey, acuérdese que esto pasó!”. Cantan sobre el hacker de nuestro corazón, los efectos del glifosato, la importancia de la movilización social, e incluso, sobre la relación entre élites y corrupción.

Es un trabajo muy versátil, porque con el ritmo de Mortis y Los Desalmados se puede barrer o pegarse una buena pogueada. Nos consta la primera y quedamos debiendo la confirmación de la segunda, mientras tanto, pillen esta banda y cuenten qué canción les trama.

¿El prohibicionismo es la solución?

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Se han venido destapando muchos elementos turbios sobre el papel de las autoridades luego de que se supiera de Timothy Alan Livingston, el gringo que fue encontrado con condones usados y drogas, mientras estaba con dos niñas en un jacuzzi del hotel Gotham de Medellín. Por ejemplo, que fue detenido durante 12 horas sin presentarlo ante la Fiscalía; que esta se enteró de lo ocurrido por las noticias; que la fuerza pública ocultó su nombre y que pudo salir del país sin ningún problema; que todo es tan extraño, que la Procuraduría anunció indagación contra varios de los funcionarios de la policía metropolitana del Valle de Aburrá.

Pero la respuesta del alcalde Federico Gutiérrez nubló aún más el panorama. En un comunicado anunció la puesta en marcha de dos decretos: “Un primer decreto regirá durante seis meses y suspende de manera temporal la demanda o solicitud de servicios sexuales y actividades afines en el espacio público que afectan al parque Lleras, Provenza, la calle 10 y el parque de El Poblado (…). Con un segundo decreto, se pone en marcha un plan piloto temporal de modificación de horarios de funcionamiento de los establecimientos de comercio con venta y/o consumo de bebidas alcohólicas, ubicados en el parque Lleras. Inicialmente, la medida aplica hasta la 1:00 de la madrugada”.

A esto quiero agregar una “denuncia” de una influencer paisa, en el mes de marzo, por la presencia de trabajadoras sexuales en algunas zonas de la ciudad y le pide al alcalde que tome medidas: “Uy, Medellín se churreteó… Parque Lleras, Provenza, eso hace algunos años era súper bacano… ahora uno se consigue a miles de mujeres al rebusque de extranjeros. (… ) No estoy de acuerdo con esto… es terrible la situación… abundan es que no son 10 ni 20, es una aglomeración de mujeres esperando el rebusque de encontrarse un extranjero que les dé dinero”. Una denuncia que sirve de referencia para identificar el tono del debate en la opinión pública.

Frente a esto me surgen varias preguntas:

  • ¿La fuerza pública si sabe que la explotación sexual de la niñez es un delito?
  • ¿Será que primó no solo la corrupción, sino un tema de clase y de edadismo para que la fuerza pública no siguiera el conducto regular?
  • ¿Con la prohibición del ejercicio de la prostitución en estas zonas, no se estará castigando a las trabajadoras sexuales en lugar de proteger a las y los menores explotados sexualmente?
  • ¿De qué van a vivir las personas que ejercen dicho oficio durante los seis meses de prohibición? Un oficio marcado por multiples exclusiones de clase, raza, sexo y género.
  • ¿Será que el “turismo sexual” se combate haciendo firmar compromisos de uso para alquilar un Airbnb?
  • ¿Por qué castigar a las trabajadoras sexuales y no a los pederastas?
  • Pese a que esta no es la primera denuncia de explotación sexual a menores ¿Qué medidas juiciosas están tomando las administraciones locales para erradicarla, acompañar a l_s sobrevivientes y darles garantias de no repetición?

Lo cierto es que el prohibicionismo conservador, como todo prohibicionismo y punitivismo, busca eludir siempre las preguntas de fondo y las alternativas sobre los modos de subsistencia de las personas en condiciones de exclusión, además de eludir el ataque real hacia la explotación sexual y la trata, y del poder económico que existe detrás de estas economías.

“Espera un poco…un poquito más”: el visaje del tiempo en el capitalismo

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“Sala de espera”, “Mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro salvador…”, “Por favor espere su turno”, “Espere una hora para que no se vomite en la piscina” …puedo quedarme echando caspa por horas sobre las veces que he visto y escuchado la palabra “espera” en algún lugar, en alguna conversa cotidiana, en algún letrero aleccionador de la conducta indisciplinada.

Qué vaina que mientras escribo esto voy leyendo un titular que dice: “Irán presenta el primer misil hipersónico capaz de viajar a velocidades 15 veces superiores a la de la luz”. Así es nuestro presente, un choque de tiempos imparable sobre el que es necesario detenernos y leer lo que nos dice. 

Así es nuestro presente, un choque de tiempos imparable sobre el que es necesario detenernos y leer lo que nos dice. 

Hace unos años me sugirieron el texto “Pacientes del Estado” de Javier Auyero, una etnografía política sobre la espera como forma de dominación hacia los pobres. Nunca había leído algo así, y desde entonces, la preocupación por nuestra relación con el tiempo me atraviesa. Hace poco estaba almorzando con mi madre, le pregunté cómo le fue en la mañana y me contó que acababa de llegar a casa después de cuatro horas en una fila esperando por sus medicamentos. Añadía a su relato lo estresante que es ese tiempo porque todo el mundo está enojado, gritando y tratándose mal entre sí, y supongo que es apenas comprensible.

A menos que usted, quien lee esto, sea una persona heredera que esclaviza a alguien para que le haga las diligencias, probablemente ha vivido la experiencia de largas esperas para que le den una cita médica, para que le hagan un procedimiento, para que le respondan una petición, para que le llegue la pensión a su abuelito, para que le paguen una luka que hace rato se ganó, para que pase algo con un caso jurídico, para que llegue el momento en el que unx se sienta cómodx con su vida. “Hay que tener paciencia, y en el culo resistencia”, reza el adagio popular, y yo como que creo que ya me quedé sin raya.

Dice Auyero que: “La experiencia subjetiva de esperar y la práctica cotidiana de hacer esperar a los desamparados se transforman en fenómenos productivos que requieren ser estudiados de un modo más exhaustivo” (2013, p. 25) y que la sostenida exposición a estos tiempos impuestos modelan un comportamiento sumiso en las personas empobrecidas, y yo estoy de acuerdo. Nos movemos en una paradoja constante: nunca tenemos tiempo para nada en medio del movimiento veloz por la vida, pero al mismo tiempo hay que saber esperar la recompensa del sacrificio. Insisto: este choque de tiempos no es ingenuo y hay que leerlo más cuidadosamente. ¿Se han detenido a pensar qué tanto tiene que sentarse a esperar la “gente de bien”? ¿Cuáles son las esperas del 1%?

Ahora, no quiero generalizar. Hace poco conversaba con mi parcera Andrea sobre el tiempo y me contaba que un compañero indígena Misak un día le dijo que su pueblo llevaba miles de años viviendo a su manera, así que ellxs no tenían afán de nada, que cada quien tenía que empezar su tarea y hacerla real, más allá del supuesto tiempo del resultado final. Nos sorprendíamos ambas en nuestra conversación porque allí hay una lectura distinta de la espera, porque se hace presente, se vuelve práctica cotidiana, se hace praxis comprometida porque el tiempo es ahora.

¿Queremos defender un mundo en el que se impone la espera eterna a lxs pobres como sacrificio para que vengan tiempos mejores? ¿o queremos caminar con lentitud, pero con firmeza por estas tierras mientras dejamos nuestras acciones concretas en ellas?

Con todo esto quiero decir que hay de esperas a esperas, y quiero dejar aquí la pregunta o soltar un hilito para la conversación sobre cuál es el tiempo que queremos vivir, o cuáles son los otros tiempos posibles. ¿Queremos defender un mundo en el que se impone la espera eterna a lxs pobres como sacrificio para que vengan tiempos mejores? ¿o queremos caminar con lentitud, pero con firmeza por estas tierras mientras dejamos nuestras acciones concretas en ellas?

El tiempo que mi mamá, que ustedes, que yo, duramos en filas, en espacios sin sentido, en trámites interminables, es un tiempo que se nos roba para el disfrute, para el placer, para la reflexión, para dedicarnos a cualquier otra cosa que nos valga la vida. Tendremos que seguir imaginando y haciendo posibles más Kairós y menos Cronos, más cuerpxs en movida rebeldía y menos vidas adiestradas y dóciles por la espera sacrificada que nos mata de a poco.

Pongan José José: “Espera, aún me quedan en mis manos primaveras”. No aguanta morirse sin intentar echarle fuego al reloj cada que podamos y sin, ahí sí, esperar a que germine la semillita del mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones. ¿Usted quiere ser un paciente que espera mientras riega la semilla o un paciente que espera a que le curen su patología temporal mientras se le va la vida en el sin sentido?

Referencias

Auyero, J. (2013). Pacientes del Estado. Buenos Aires: Eudeba – Universidad de Buenos Aires.

Algunos apuntes sobre la democracia universitaria

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En una democracia universitaria cada tres años se celebra la elección del rector o rectora.

Los estamentos se organizan para apoyar a sus candidatos, hay debates y se vive la fiesta de la democracia.

Llega la consulta que en una democracia universitaria no es vinculante, ni consultiva, ni simbólica, ni nada.

Gana la persona que debería ser rector o rectora, pero eso no importa, porque en una democracia universitaria esa decisión no tiene peso.

En una democracia universitaria lo único que cuenta es un ente que se llama Consejo Superior Universitario, que, en épocas de elección de rector, tiene como tarea desconocer los resultados de las consultas.

Es común que sea elegido o elegida rector la persona que garantice la falta de cambios al interior de la universidad, convirtiéndose en una puerta giratoria. Eso de vez en cuando cambia, pero debe ser por una falla en la matriz.

La democracia universitaria funciona así en las universidades públicas, es una formalidad, un disfraz.

Ahora llegan tiempos de asambleas, tropel y deliberaciones, hasta que el movimiento estudiantil se desgasta porque no hay cambios profundos en la democracia universitaria y, dentro de tres años se repite el ciclo.

Se acercan las elecciones a rector en la gloriosa Universidad Pedagógica Nacional, ¿será que le espera el mismo destino que a la Universidad Nacional? ¿Cómo pinta el panorama en sus universidades?, ¿no será hora de que llegue de verdad un proceso democrático para la elección a rector?

Posdata: tenemos velita prendida para que la Universidad Pedagógica Nacional no siga este ciclo y para que la consulta sea respetada.

Una breve historia de Córdoba, por Gustavo Petro

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Presidente Gustavo Petro Urrego

A Córdoba llegó a principios del siglo XX un inmigrante pobre italiano de ideas revolucionarias: Vicenzo Adamo y fundó escuelas del pensamiento del socialismo libertario para campesinos y campesinas que empezaron a luchar por la tierra. De allí surgieron Juana Julia Guzmán y Manuel Hernández «El Boche» fundaron los baluartes rojos campesinos que eran cooperativas de producción de alimentos, hasta que los terratenientes asesinaron al Boche con sus perros de caza y sus escopetas.

Desde entonces en Córdoba la violencia acompañó la lucha por la tierra del campesinado.

Décadas después otro descendiente de la inmigración pobre italiana en Córdoba, se dejó influenciar de las ideas del fascismo genocida y reaccionó contra la violencia insurgente del EPL que había absorbido el inmenso movimiento campesino que se desarrolló en Córdoba en la época de la reforma agraria a principio de los años setenta: Salvatore Mancuso.

Mancuso con los Castaño venidos del narcotráfico de Antioquia y asesorados desde el Estado por comandantes militares se pusieron en la tarea de exterminar el movimiento campesino que había originado Vicenzo Adamo, y se pusieron a «cazar» los dirigentes campesinos como lo hicieron los terratenientes con «El Boche».

Mancuso y los Castaño desencadenaron la violencia paramilitar en Córdoba y realizaron masacres de comunidades campesinas precisamente donde en los años treinta se crearon los “Baluartes rojos,» de » el Boche» y Juana Julia Guzmán.

La élite terrateniente del departamento, dueña de la política y el poder, habían sido agredidos violentamente por el EPL y de inmediato, aplaudieron, festejaron y entregaron sus hijas, a quienes volvían a Córdoba a su «estado natural»: un departamento sin campesinos, sin rebeldía. Olvidaron el porro y el fandango y escucharon las músicas norteñas mexicanas. Los gritos libertarios se apagaron, el movimiento estudiantil fue asesinado, la universidad de Córdoba pasó a manos paramilitares. Los liberales y conservadores se volvieron uribistas y hasta el EPL, antes guerrillero, y ahora desarmado se pasó en gran parte al bando paramilitar.

La noche vino y el porro se escuchaba en las noches, en silencio.

En los setentas yo escuché de mis tíos las historias de la lucha campesina, el Cordobazo estudiantil “¡Va a estallar una revolución en Córdoba!”, me decían. También éramos descendientes de la inmigración pobre italiana en ese departamento.

Me hice revolucionario del M19 y en Córdoba «me hice libre», siempre soñé con reivindicar su pueblo campesino y hacer allí la reforma agraria. Lo hablaba en las noches de Ciénaga de Oro entre guitarras, porros musicales, poesías y amores con mi amigo Enán Lora Mendoza, el joven que me presentaba los dirigentes campesinos de la ANUC para que entraran al M19, intuía que la violencia contra los ganaderos que desataba el EPL podía ser sustituida por un pacto democrático con el M19. Salimos ambos a la guerra. Enán fue torturado y asesinado por el DAS.

Recogí su cadáver calcinado en una carretera cercana a Bogotá y tuve que mandar el cuerpo del cantor poeta en un avión de carga a su tumba en Ciénaga de Oro sin cumplir el sueño de emancipación campesina.

Ahora me he vuelto presidente de la república y estoy en Córdoba. Me encontraré con Mancuso, el que pudo haberme asesinado, y un Petro, descendiente de campesinos italianos, le pedirá la verdad y su ayuda para que miles de campesinos sin tierra puedan acceder a la tierra que hoy lucho por entregarles. Será la indemnización a la violencia.

Los flujos de la historia y de la humanidad nos encontraron en la guerra y en la paz.

La diversidad étnica, indígena, negra, árabe, italiana, hispana, mestiza de Córdoba y las paradojas de la historia que fluye, ahora nos reúne.

Hace 20 años Mancuso me hubiera asesinado, y hoy desde el gobierno tiendo la mano para que la verdad pueda reconciliarnos y permitir que Córdoba baile de nuevo en la vida y el fandango, en la belleza y su profunda cultura popular.

20 de marzo de 2024
Presidente Gustavo Petro Urrego
Tomado de X