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Ganarse la vida, empezar a morir

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La banda de punk en la que desahogo lo que siento con gritos, Inopia, me recuerda el poder del sentido de una de nuestras letras: “Cerrar los ojos para despertar, que el mejor ritmo sea la lentitud, que avanzar sea mirar hacia atrás, ser improductiva es de gran magnitud”.

Esta noche intento escribir esto mientras los párpados me pesan, me duele la espalda, solo quiero dormir unas veinte horas, poner mis pies en agua caliente, escuchar el río sonar. Mi cuerpo se siente gobernado por el hastío, a veces siento que gran parte de mis actividades me generan cierto fastidio. La banda de punk en la que desahogo lo que siento con gritos, Inopia, me recuerda el poder del sentido de una de nuestras letras: “Cerrar los ojos para despertar, que el mejor ritmo sea la lentitud, que avanzar sea mirar hacia atrás, ser improductiva es de gran magnitud”.

Y es que nos enseñaron que día tras día tenemos que “ganarnos la vida”. ¡Qué asco de expresión! Como si por el hecho de ocupar un lugar en este mundo, ya no fuese suficiente para asumir como propia la vida. Hay que ganarse la presencia en este mundo, además de todo. ¡El puto colmo!

Hoy quiero invitarles a pensar en una de las sensaciones que más verbalizamos en esta época del año: el cansancio. Es altamente probable que la gran mayoría de las personas con las que usted hable por estos días le diga que se siente al borde del colapso, que solo quiere descansar, que sueña con las vacaciones, que su cuerpo no le da para más. Y esto, claramente, no es una casualidad. De todos modos, aquí estamos poniendo como ejemplo a aquellas personas que podemos añorar cierto descanso porque las precarias condiciones así lo permiten, pero hay millones de personas que jamás pueden hacerlo.

De todos modos, aquí estamos poniendo como ejemplo a aquellas personas que podemos añorar cierto descanso porque las precarias condiciones así lo permiten, pero hay millones de personas que jamás pueden hacerlo.

Según el DANE, a septiembre de 2023 la tasa de informalidad en Colombia estaba en el 56,1%, es decir, más de la mitad de la gente que puede trabajar, lo hace en condiciones indignas, injustas y profundamente precarizadas. La última Encuesta Nacional de Uso del Tiempo reveló que los hombres emplean 8 horas y 57 minutos al día en trabajos remunerados, y tres horas y seis minutos trabajos o actividades no remuneradas. Las mujeres, por su parte, invierten 7 horas y 37 minutos al trabajo remunerado, y 7 horas y 44 minutos al no remunerado.

¿Quiénes pueden descansar entonces en un país como este? Para seguirnos deprimiendo con las cifras, la OCDE en su última medición publicó que Colombia es el país que más horas le dedica al trabajo, con 2.405 horas en promedio al año, seguido por México, Costa Rica y Chile. Es bien sabido que no es gratuito que estos países sean latinoamericanos, así como queda claro que el derecho al descanso termina siendo un privilegio de clase, atravesado también por el género, la pertenencia étnica, territorial, entre otras categorías de esta intersección desigual.

Porque entre más cansadx estés, quiere decir que más trabajaste, y si te esforzaste tanto, es porque te ganaste la vida, como debe ser.

Para completar, en el momento en el que unx intenta expresar libremente que se siente cansadx, no falta quien responde pidiéndote que no te quejes, que hay que agradecer que tenemos trabajo, que muchas personas darían lo que fuera por estar en nuestro lugar. ¿En qué momento empezamos a justificar y sostener la lógica de la explotación y el cansancio como las sensaciones satisfactorias que merecemos?, ¿es entonces el cuerpo agotado el que nos venden hoy como deseable? Porque entre más cansadx estés, quiere decir que más trabajaste, y si te esforzaste tanto, es porque te ganaste la vida, como debe ser.

El anarquista Severino di Giovani planteaba en 1927:

“Desde hace mucho tiempo se viene reclamando el derecho al trabajo, el derecho al pan, y, francamente, en el trabajo nos estamos embruteciendo. No somos más que lobos en busca de trabajo, —de un trabajo duradero, fijo— y a la conquista de él se encaminan todos nuestros afanes. Estamos a la pesca continua, obsesionante del trabajo. Esta preocupación, esta obsesión nos oprime, no nos abandona nunca. Y no es que se ame al trabajo. Al contrario, lo odiamos, lo maldecimos: lo cual no impide que lo suframos y lo persigamos por todas partes”.

Hoy su sentir sigue más que vigente, pero es claro que no podemos quedarnos aquí padeciendo nuestro cansancio eternamente, mientras ese agotamiento nos gobierna. Tendremos que encontrar las grietas que se vuelvan refugio, guarida, cobijo ante esta realidad nauseabunda. Probablemente ello no acabe con las mierdas de este engranaje, pero posibilita el respiro de nuestros cuerpos para que el suspiro se vuelva creador. De lo contrario, la búsqueda de placeres momentáneos solo va a servir para que nuestros cuerpos/máquina se aceiten y sigan produciendo, única y exclusivamente condenados a la espera de la próxima excitación efímera.

Las amistades podrían ser una de esas grietas. Dice también di Giovani: “Quiere prohibírsenos hasta el poder sonreír ante las maravillas de la naturaleza, porque se nos considera como instrumentos, nada más que como instrumentos para embellecer su vida parasitaria”. El combate contra la vida parasitaria, contra el proyecto de vida en descomposición que nos plantean, se basa en el cultivo de mejores relaciones entre nosotrxs. La manada es la que puede salvarse a sí misma, y no la lógica depredadora y competitiva que estamos interiorizando.

Dice también di Giovani: “Quiere prohibírsenos hasta el poder sonreír ante las maravillas de la naturaleza, porque se nos considera como instrumentos, nada más que como instrumentos para embellecer su vida parasitaria”.

Muy dizque Grinch y todo, por ratos, pero si algo puedo desearle a quien lee estas letras hoy, es que los próximos días le permitan sembrar amistades y vínculos políticos, o seguirlos germinando, de esos que son casita, hogar, pero también espacio de profundos cuestionamientos, de límites, de conflictos.

¿Cómo desafiar este cansancio que nos invade? Intentando robarle el tiempo a esta automatización de la vida para seguirnos juntando a conspirar, a disfrutar la vida como nos parezca más placentero, para seguir imaginando el sentido de seguir vivxs. Como dice Raquel Gutiérrez (2022): “el problema es el mundo y el desafío para nosotrxs es su subversión, su trastocamiento punto a punto para producir su crisis y abrirnos a posibilidades inéditas de regeneración” (p. 26).

Mientras el fuego siga habitando nuestros corazones y calentando nuestros cuerpos, queda todo por arder y quedan estos cuerpos por seguirse levantando.

Referencias bibliográficas

-DANE. (2021).  Encuesta Nacional de Uso del Tiempo. Recuperado de: https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/pobreza-y-condiciones-de-vida/encuesta-nacional-del-uso-del-tiempo-enut

-Di Giovani, S. (2022). El derecho al ocio y a la expropiación individual. Original de 1927 en italiano publicado en revista “L’Aldunata dei Refrattari”, Nueva York.. Recuperado de: https://www.revistaadynata.com/post/el-derecho-al-ocio-y-a-la-expropiaci%C3%B3n-individual—severino-di-giovani#:~:text=Desde%20hace%20mucho%20tiempo%20se,se%20encaminan%20todos%20nuestros%20afanes.

-Forbes. (5 de octubre de 2023). “Esta es la cantidad de horas de jornada laboral que se trabajan al año en otros países”.  Recuperado de: https://www.forbes.com.mx/esta-es-la-cantidad-de-horas-de-jornada-laboral-que-se-trabajandeal-ano-en-otros-paises/

-Gutiérrez, R. (2022). Carta a mis hermanas más jóvenes. Amistad política entre mujeres. México: Bajo Tierra A.C.

Sionismo gore

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Los ataques de Israel contra Palestina no se explican solamente desde el punto de vista moral o humanitario. El rechazo a lo que está sucediendo es insuficiente si no se tiene en cuenta la sistematicidad de la agresión y si no se reflexiona sobre las razones que movilizan tal nivel de crueldad. Son múltiples las razones de fondo, por eso comparto tan solo algunos apuntes que permitan indagar los motivos que sustentan los mecanismos permanentes de agresión y ocupación. 

  1. Palestina es el laboratorio del post-apocalipsis. La deshumanización y las condiciones de vida de los territorios ocupados no alcanzan a ser siquiera radiografiados en una película de ciencia ficción. Palestina es víctima del robo de órganos, robo de agua, robo de cultivos, asesinato de niñas y niños, contaminación de la tierra, desplazamiento, tortura, apartheid, racismo y desaparición forzada. Palestina es víctima del no futuro. 
  1. Nada de esto es aislado, ni se puede considerar como el capricho de un gobierno de turno, sino que responde a un proyecto colonial que consiste en el desplazamiento sistemático para reemplazar a la población autóctona por la población colona, mediante dos dispositivos, a nivel interno por la vía jurídico-militar; y a nivel externo por la vía simbólica.
  1. El historiador israelí Ilán Pape, en su libro ‘La cárcel más grande de la Tierra. Una historia de los territorios ocupados’, relata cómo fue la construcción de un sistema normativo aplicado a los territorios invadidos, “la normativa y medidas de emergencia del Mandato de Palestina se convirtieron en la infraestructura jurídica de los tribunales militares, esas instituciones a través de las cuales pasarían centenares de miles de palestinos, serían detenidos sin juicio, enviados a la tortura y maltratados. Solo en muy raras ocasiones saldrían ilesos de ellos. Los jueces eran todos oficiales del Ejército y no se requería que tuvieran formación jurídica” (20), se trata de una vía exprés para legalizar la ocupación, el despojo y el racismo.
  1. Para avanzar en dicho objetivo, como es bien sabido, Israel ha recibido el respaldo del proyecto imperialista inglés, y luego del estadounidense, en dos líneas importantes: la económico-militar, con recursos y armamento, y la simbólica, en la legitimación de este proyecto ante el mundo.
  1. Este proceso se puede comprender como ‘capitalismo sionista’. Al no encontrar una definición o caracterización de esta categoría, se podría sugerir que se trata de una expresión del capitalismo que articula el proceso de acumulación por desposesión -de la tierra, del agua y de la producción agropecuaria-, con una justificación identitaria, mediante el racismo y su traducción práctica en el apartheid, así como con el discurso de la “deuda de la humanidad”, con un feroz proceso colonialista sobre el territorio palestino.
  2. Al revisar el avance de este capitalismo sionista, podría plantearse que se ha modificado con el tiempo. El aumento de los niveles de crueldad, que ven un pico en la arremetida de octubre del 2023, en el contexto de espectaculariazación del genocidio en el siglo XXI, nos viene a indicar que hay un nuevo elemento a sumar en dicha caracterización, que podría entenderse mediante la formula capitalismo sionista gore.
  1. Sobre el ‘capitalismo gore’, Sayak Valencia, quien acuñó el término, nos explica: «la explosión de la violencia ilimitada y sobreespecializada da noticia de la ausencia de un futuro (regulable) y del hecho de que en los intersticios del capitalismo nadie tiene nada que perder, porque la vida (el último de los grandes tabúes) ya no es importante. La violencia aquí y ahora como iterancia desdibuja las posibilidades de pensar el concepto de Futuro en la manera en que se ha venido haciendo en Occidente. La violencia implica una revisión de dicho concepto» (21).
  2. Esta explosión de violencia explícita transmitida por redes sociales y legitimada en titulares noticiosos[1], declaraciones de guerra[2], o información que deshumaniza a las víctimas[3], también apunta a una pedagogía de la crueldad en términos de Rita Segato, teniendo en cuenta que el sistema capitalista también deviene en construcción cultural. Lo que vemos en los bombardeos en Gaza y los ataques a Cisjordania, no es más que exposición desritualizada de la muerte. 

Recordemos lo que señala la autora: “Cuando hablo de una pedagogía de la crueldad me refiero a algo muy preciso, como es la captura de algo que fluía errante e imprevisible, como es la vida, para instalar allí la inercia y la esterilidad de la cosa, mensurable, vendible, comprable y obsolescente, como conviene al consumo en esta fase apocalíptica del capital” (Rita Segato: 11).

  1. El racismo es el mecanismo fundamental de esta agresión. Las viejas representaciones coloniales del otro como salvaje, son el discurso clave para justificar la muerte sin el ritual simbólico que la tramite. Porque lo no humano no requiere de rituales, ni de construcción simbólica del tiempo. Lo no humano, en esta concepción, no requiere de un lugar de existencia. Es perfectamente suprimible. La acumulación por despojo no se basta así misma. No es suficiente con saber que para ocupar hay que expulsar y asesinar, es necesario que se muestre, que se haga pedagogía sobre la sangre derramada.

[1] “La guerra contra Hamás” es el común denominador de los titulares de la prensa corporativa, desde que empezó la arremetida contra Palestina.

[2] Yoav Gallant, ministro de defensa de Israel: «Ordené un asedio total sobre la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni alimentos, ni gas, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia».

[3] Como sucedió en Noticias Caracol el 2 de noviembre: “26 días de guerra dejan 8.800 muertos palestinos; 22.000 heridos y del otro lado, por supuesto, 1.400 israelíes asesinados en el ataque inicial del 7 de octubre y 240 israelíes rehenes”.

Referencias

Pappé, I. (2017). La cárcel más grande de la tierra. Una historia de los territorios ocupados.

Segato, R. (2018). Contra-pedagogías de la crueldad.

Valencia, S. (2016). Capitalismo gore. Paidós México.

La real Geopolitik en Oriente Medio

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¿Creen que el conflicto entre Israel y Palestina ha terminado? Pues no, esto es tan solo el comienzo de la escalada.

Empecemos por llamar conflicto y no guerra a lo que está sucediendo en Palestina

Guerra es un concepto muy difícil de digerir teniendo en cuenta lo que se nos revela en las redes sociales, especialmente a través de algunos videos que circulan de niños y niñas palestinos desmembrados por las bombas del gobierno de Benjamín Netanyahu.

¿Guerra de quién? ¿Del Estado Israel en contra de un pueblo palestino?

Israel precisamente con estos actos ha violado casi todas las condiciones suscritas al derecho humanitario internacional, por eso hay que recordar que desde 1967, el Estado de Israel ocupó el 60% del territorio palestino llamado Cisjordania, donde comenzaron varios procesos de colonización que terminaron con el despojo de miles de campesinos palestinos para la construcción de viviendas y edificios de alquiler. Además de no haber dejado de transferir población israelí a estos territorios[1].

Esto incrementó la economía especulativa relacionada con el mercado inmobiliario por parte de Israel. Por un lado, con el beneplácito del gobierno británico las tasas de interés se fijaron para que buena parte de esos ciudadanos israelís pudieran comprar viviendas en lo que fue territorio palestino, precisamente en el momento en el que la agricultura y la economía palestina se insertaba en el mercado global[2].

Ahora, el Estado de Israel viene hostigando el territorio palestino llamado la Franja de Gaza, cuya extensión geográfica es de tan solo 51 km cuadrados, pero donde se aglomera una población de más de dos millones de habitantes.[3] Sin embargo, cabría preguntarnos entonces ¿cuál es el fin económico detrás de toda esta ocupación? Y ¿quiénes son los gobiernos implicados en este proceso de acumulación por desposesión de tierras palestinas?

El actual interés energético de Israel en Palestina

Tanto Israel como Palestina, Egipto, Chipre, Italia, Francia y Jordania hacen parte de un mismo consorcio comercial de energías fósiles llamado EMGF[3]. Dos días antes de declararse la “guerra” en territorio palestino, HAMÁS había hecho cerrar algunas tuberías de gas que pertenecían a los socios comerciales de EMGF y que suministraba gas directamente desde el sur occidente del territorio palestino hacia el mercado energético del mar mediterráneo.

Esta decisión tomada por parte de este grupo político y armado, afectó directamente la extracción de energías fósiles en la región oriental del mediterráneo, a tal punto que la poderosa petrolera estadounidense Chevron, suspendió las actividades de explotación en una de sus plataformas marinas llamada Tamar, la cual se encuentra actualmente cerca de la costa sur oriental del territorio israelí.

Esta situación probablemente afectó los intereses estratégicos del imperio estadounidense debido a la funesta doctrina de sus guerras preventivas y el orden “democrático” del capitalismo global, pues precisamente el pasado mes de junio cuando el gobierno de Netanyahu aprobaba de forma preliminar el desarrollo de Gaza Marine, los ejercicios militares del gobierno Biden comenzaba a incrementar en esta área del mediterráneo[5].

 En este sentido, desde que inició el conflicto de Israel en territorio palestino, los precios del gas han experimentado un considerable aumento. Por ejemplo, en el mercado europeo, el precio del petróleo y del gas sigue ubicándose en torno a los 50 euros por megavatio, un incremento del 35% antes del inicio de la ocupación israelí.

Debido a esta situación, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el comienzo del invierno en el norte global traerá un elevado incremento en las facturas de gas y electricidad en buena parte de la Europa occidental y los Estados Unidos, lo que indicará que el conflicto en entre Israel y el Estado Palestino pueda escalar debido a los intereses en juego de occidente por un lado y de Irán por el otro debido a la compleja situación en materia de seguridad energética. Pero ¿por qué Irán?

Irán es el socio comercial más importante que tienen Rusia y China en oriente medio. Para nadie es un secreto que el armamento utilizado por HAMÁS fue proveído precisamente por la industria iraní, la cual a su vez viene incursionando en el terreno geopolítico del mundo oriental por los recursos energéticos en esta región.

Pero no solo los intereses económicos de Israel e Irán están puestos sobre la mesa, los de Egipto también. De hecho, Egipto es el principal mediador entre Palestina e Israel debido a los intereses de muchas inmobiliarias egipcias que tienen sus negocios especulativos en territorio palestino.

Por un lado, Egipto venia adelantando un proyecto de construcción de tres grandes áreas residenciales en Gaza, pero, por otro lado, el capital obtenido para dichos proyectos proviene paradójicamente de algunos socios israelís. Veintidós de esos proyectos inmobiliarios se venían adelantando en el norte de la Franja de Gaza donde tan solo 35 de estos edificios fueron construidos en el centro de esta pequeña región. Así mismo, Egipto tenía como objetivo invertir en la construcción de una avenida costera que conectaría una ruta alternativa entre Gaza (territorio palestino) con la frontera egipcia, pero todo esto terminó debido a los fuertes hostigamientos de ambos lados en dicha área del mediterráneo.

De esta manera a nivel financiero, el conflicto entre Israel y el pueblo de palestina deja entrever una compleja situación que potencialmente puede beneficiar a la oligarquía global y afectar a toda la población global trabajadora o desempleada en occidente.

Cada día que pasa, millones de personas en el mundo observamos con detenimiento cómo las economías extractivistas y de armamento viene incrementando durante la administración de Joe Biden quien, a sus 81 años, sigue creyendo que la mejor forma de fortalecer la economía estadounidense es a partir del pillaje imperialistas y la privatización de la tierra.

 Los focos de la guerra imperialista, en este caso el de Palestina, son focos que nos deja ver lo que el geógrafo marxista David Harvey conceptualiza como un desarrollo geográfico desigual que busca obtener tasas positivas en el crecimiento de la economía a través de la acumulación de riquezas por desposesión de territorios y vidas humanas.

Palestina debe resistir, de lo contrario, este conflicto abrirá nuevas guerras geoestratégicas que decantarían en una posible confrontación directa entre potencias nucleares.

Por: Julian Escobar Ávila. Geógrafo, periodista e investigador social. Así lo encuentran en redes sociales Instagram: julianescobar60 y en Twitter como @julianaandreses.


[1] La guerra de los seis días en 1967. Archipiélago Palestina: la ruptura de la continuidad territorial de Cisjordania. Ignacio álvarez-ossorio

[2] las raíces del apartheid en Palestina: la judaización del territorio durante el mandato británico. Ferran Izquierdo Brichs

[4] East Mediterranean Gas Forum por sus siglas en ingles.

[5] Proyecto de extracción de gas ubicado a tan solo 20 millas en el interior de las aguas territoriales de la Franja de Gaza.

 

Agendas “informativas”

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La violencia simbólica de su lenguaje demuestra cada vez más el tinte politizado de sus “informativos”, y la necesidad de crear atajos mentales para que sus seguidores se comprometan cada vez más con su causa.

Son verdaderamente nefastas las salidas en falso que prodigan los medios tradicionales y sus portavoces en Colombia. La violencia simbólica de su lenguaje demuestra cada vez más el tinte politizado de sus “informativos”, y la necesidad de crear atajos mentales para que sus seguidores se comprometan cada vez más con su causa. Un ejemplo puntual es Blu Radio, en cabeza del sesgado Néstor Morales, quien entrevistó al empresario de turismo Andrés Felipe Mesa, respecto a la activación del puerto de Buenaventura, como destino atractivo y llegada de cruceros. Los anacrónicos comentarios de este “periodista” van desde la estigmatización del territorio como lugar de violencias sistemáticas y la consolidación de una cultura criminal que puede llegar a avasallar al paseante extranjero. Borrando de cuajo el hecho, de ser una parte territorial, con la cual el gobierno posee una deuda histórica, además de la dignificación cultural en un país con tendencias racistas y marginadoras.  

deslegitima el accionar del actual gobierno, y por otro, busca consolidar un imaginario que designa validez a los discursos derechosos de nuestro terruño.

Los comentarios del cuñado, de quien es hoy por hoy considerado el peor presidente que ha tenido el país, Iván Duque Márquez, fueron por demás denigrantes, además de ajustarse, a una agenda política y económica que, por un lado, deslegitima el accionar del actual gobierno, y por otro, busca consolidar un imaginario que designa validez a los discursos derechosos de nuestro terruño. En este sentido, ¿podríamos determinar que los sesgos informativos de los medios tradicionales del país buscan consolidar el matrimonio grotesco de periodismo/política o si se quiere, periodismo/poderes económicos?

En su obra titulada Sobre la Televisión, el sociólogo francés Pierre Bourdieu, nos recuerda dichos escenarios que consolidan el absurdo sesgo ideologizado de los medios informativos, a este respecto nos enuncia: “El acceso a la televisión tiene como contrapartida una formidable censura, una pérdida de autonomía que está ligada, entre otras cosas, a que el tema es impuesto (…) esta censura, que se ejerce sobre los invitados, pero también sobre los periodistas que contribuyen a imponerla, es política” (Bourdieu 19).

Vender violencia desmedida y el abandono estatal, como si fuera una novedad en nuestro país, fundamentando las claras necesidades de consolidar el statu quo, del territorio, y las viejas fórmulas de la derecha, al cuestionar las políticas de gobierno determinando soluciones, por demás inexistentes en los últimos doscientos años.

Es en extremo categórico lo que enuncia el pensador galo. Si bien, es bastante notorio que dado el contexto histórico en el cual se estructura su texto, la televisión era uno de los medios comunicativos y tecnológicos de avanzada, es también pertinente determinar su vigencia y paralelismo con el fenómeno de pantalla que ofrece la internet, sus diversos aplicativos e incluso la radio. La agenda política que buscan imponer los cacaos del periodismo en el país es clara. La idea es asignar tendencias que confundan y manipulen a la audiencia. Vender violencia desmedida y el abandono estatal, como si fuera una novedad en nuestro país, fundamentando las claras necesidades de consolidar el statu quo, del territorio, y las viejas fórmulas de la derecha, al cuestionar las políticas de gobierno determinando soluciones, por demás inexistentes en los últimos doscientos años. Todo esto de la mano de un periodismo inescrupuloso, que, con el paso del tiempo, ha ido perdiendo su brújula ética y su verdadera razón de existir.

Bourdieu nos manifiesta: “La crónica de sucesos, que siempre ha constituido el pasto predilecto de la prensa sensacionalista; la sangre y el sexo, el drama y el crimen siempre se han vendido bien, y el reinado de los índices de audiencia tenía que hacer que ocuparan las portadas de los telediarios (…) Pero los sucesos son también elementos de distracción (…) La violencia simbólica es una violencia que se ejerce con la complicidad tácita de quienes la padecen y también, a menudo, de quienes la practican en la medida en que unos y otros no son conscientes de padecerla o de practicarla” (Bourdieu 21-22).

Inocentemente como ciudadanos, nos auto saboteamos, asumiendo posturas que van desde el desconocimiento, creado intensamente, por los medios tradicionales; hasta la manipulación consciente e inconsciente a la cual estamos expuestos a diario

Y es que generar la sensación de que todo va mal, forja sus frutos. Inocentemente como ciudadanos, nos auto saboteamos, asumiendo posturas que van desde el desconocimiento, creado intensamente, por los medios tradicionales; hasta la manipulación consciente e inconsciente a la cual estamos expuestos a diario, de la mano de políticos en contubernio con dichas estructuras informativas. Esta desastrosa eventualidad, se manifestó de manera puntual en las pasadas elecciones, con la consolidación de candidatos fuertemente cuestionados, quienes erigieron sus campañas bajo premisas poco argumentadas, que establecían un hecho poco sustentado, pero con una fuerte simbología violenta e ideológica, a saber: “Todo va mal y debemos recuperar el país”.

Nuestros absurdos medios, siempre estarán a la caza de los fast thinkers, aquellos incautos que digieren todo sin procesar. Que vomitan el odio, sirviendo de portavoz a una clase política y empresarial rancia que acapara de manera irracional. Fácilmente son estas organizaciones mediáticas las que nos enseñan a odiar al oprimido, son quienes nos “proponen fast food cultural, alimento cultural predigerido, prepensado, y esto es sólo porque (algo que también forma parte de la sumisión a la urgencia), son ellos los que poseen cierto tipo de contenido, para una audiencia específica. Y no hablamos de aquellos receptores que hacen la función, como diría Roland Barthes, de individuos rumiantes, sino aquellos desprovistos de pensamiento divergente. Sujetos que ven al otro como una amenaza, y al igual que un Néstor Morales, se desprenden de cualquier sentimiento de empatía.

Y no hablamos de aquellos receptores que hacen la función, como diría Roland Barthes, de individuos rumiantes, sino aquellos desprovistos de pensamiento divergente. Sujetos que ven al otro como una amenaza, y al igual que un Néstor Morales, se desprenden de cualquier sentimiento de empatía.

Cerremos con las palabras de quien nos sirvió de base conceptual para el presente texto, especificando como el movimiento paradójico de ocultar mostrando, permea la lógica informativa. A este respecto, Bourdieu nos dice: “el principio de selección consiste en la búsqueda de lo sensacional, de lo espectacular. La televisión incita a la dramatización, en un doble sentido: escenifica, en imágenes, un acontecimiento y exagera su importancia, su gravedad, así como su carácter dramático, trágico” (Bourdieu 25). Estamos expuestos a la máquina picasesos que nos “informa” y es por ello que no sería extraño que nos comportemos en coherencia con el absurdo de Néstor Morales y recreemos la famosísima frase, atribuida a Groucho Marx: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”.  

Referencias

Bourdieu, Pierre. (2007). Sobre la Televisión. Segunda edición. Barcelona, Editorial Anagrama

El poder del funcionariado conservador en el Estado

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También se hablaba de las dificultades encontradas, como los rezagos históricos, las tareas cotidianas, inútiles y desgastantes, la asignación desigual de cargas laborales o los discursos instalados que no permiten avances sustanciales.

En una conversación con distintas personas que trabajan en este momento con el Estado, en instituciones del orden nacional, se resaltaba el ánimo que se tiene por lograr promover la garantía de derechos para las poblaciones. También se hablaba de las dificultades encontradas, como los rezagos históricos, las tareas cotidianas, inútiles y desgastantes, la asignación desigual de cargas laborales o los discursos instalados que no permiten avances sustanciales. En medio de todo esto se destacaba en especial un asunto: la continuidad de contratistas que pertenecen a las estructuras de clientela de los partidos tradicionales, así como la permanencia de un enorme bloque burocrático compuesto por funcionarios —de planta— alineados al uribismo o a posiciones de derechas que torpedean y dificultan mucho más las acciones de cambio. 

Muchos directivos asumen que el concepto que pueden dar es fundamentalmente «técnico», sin sesgos ideológicos, así estén en línea con el uribismo. 

Estos dos hallazgos son esperables, y más teniendo en cuenta la configuración clientelar del Estado colombiano. Lo que se destacó de la conversación fue un asunto que generó gran preocupación: muchos directivos y coordinadores nuevos han hecho de este funcionariado conservador el eje básico de la toma de decisiones, porque asumen que el concepto que pueden dar es fundamentalmente «técnico», sin sesgos ideológicos, así estén en línea con el uribismo. 

¿Qué implica lo anterior? La reproducción de ideas instaladas que parten, por ejemplo, de la desconfianza y el desprecio hacia las comunidades, así como la reproducción de interpretaciones leguleyas de la normatividad que no ponen en primer lugar el beneficio de las comunidades y los territorios.

En un artículo previo, «Ser gobierno no es ser poder», señalaba que en Colombia la garantía de derechos se tradujo en una relación vertical y asistencial con las comunidades, y que esta relación devino en una concepción de la exigibilidad de derechos en la que los derechos se asumen como insumos, mercados, o recursos que no tienen un impacto estructural y a largo plazo sino solo un efecto paliativo y cortoplacista. 

La desconfianza limita la comprensión, y es la cara opuesta de otra interpretación igual de nociva: la romantización e infantilización de las comunidades.

Esta desviación en la concepción de exigibilidad y reivindicación implicó, en una suerte de círculo vicioso, el aumento de la desconfianza hacia las comunidades por parte de este funcionariado incapaz de reconocer las dinámicas sociales y políticas a un nivel estructural. 

De esta forma, en muchas instituciones se respira esta desconfianza, a tono con la vieja estigmatización que relaciona a las poblaciones subalternizadas como colaboradores de uno u otro actor armado, así como con la idea de que las comunidades no tienen la capacidad para reflexionar y decidir sobre los espacios que habitan. La desconfianza limita la comprensión, y es la cara opuesta de otra interpretación igual de nociva: la romantización e infantilización de las comunidades. Son dos lecturas que suponen una visión vertical y colonial que, en la práctica, tiene efectos negativos sobre las formas de relación con las institucionalidad.

Este ejército burocrático supone entonces un freno a los propósitos de transformación institucional, y no podría ser de otro modo, la cuestión que queda sobre la mesa es la visión que se pueda tener sobre este funcionariado. 

El Estado es un espacio de disputa, no sólo un aparato de administración de lo existente porque, precisamente, el Estado ha sido y es un mecanismo fundamental para la continuidad del orden de desigualdad, corrupción y racismo estructural. En ese sentido, es necesario entender que las decisiones en el Estado no son solo del orden técnico, y que las decisiones técnicas son a la vez decisiones políticas, en las que se ponen en juego las ideas sobre lo que se espera para la sociedad. 

El Estado es un espacio de disputa, no sólo un aparato de administración de lo existente porque, precisamente, el Estado ha sido y es un mecanismo fundamental para la continuidad del orden de desigualdad, corrupción y racismo estructural.

Porque: ¿Qué concepto técnico puede emitir un funcionariado que vive del centralismo estatal, que reniega de la complejidad del conflicto armado y, cuyo lugar de privilegio e ideología le impide entender la experiencia de la pobreza y la desigualdad?

Cuando no se entiende que el Estado es un escenario de disputa, se pone en primer lugar al viejo funcionariado que conoce la maquinaria estatal, y se deja de lado la cualificación de nuevas personas que tengan el impulso de transformar desde esos lugares. Se piensa que solo basta con personas que obedezcan «decisiones técnicas» motivadas por esos funcionarios, antes que gente con horizonte estratégico que promueva el cambio en medio del letargo institucional. 

Y por cierto, insisto: toda decisión técnica es una decisión política. 

A un nivel macro, emergen dudas sobre la continuidad de un proyecto de cambio a nivel estatal, ya que de un lado muchas decisiones importantes siguen atadas, de un modo u otro, a viejas estructuras; y del otro, en la dimensión netamente política, se dejan de lado las acciones de militancia como la formación en procesos de base, o la disputa ideológica seria frente a la  arremetida del poder mediático contra el actual gobierno, con todo y sus limitaciones en gestión o programáticas. 

La curva de aprendizaje ya pasó, en las instituciones ya es momento de ir moviendo las fichas para que lleguen más personas cualificadas y con compromiso social a tomar decisiones o a recomendarlas, de otro modo los retos van a seguir siendo insuperables. Y por cierto, insisto: toda decisión técnica es una decisión política. 

Cese al fuego temporal entre el gobierno de Israel y Hamás

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Palestina, 21 de noviembre de 2023. Durante 4 días habrá un cese al fuego entre el gobierno de Israel y Hamás. La tregua tiene como propósito un canje de rehénes de ambas partes.

Cerca de 150 niños y mujeres que se encuentran detenidas por el gobierno de Israel serán liberadas. En anuncio se hace después de centenares de movilizaciones al rededor del mundo contra las violaciones del DIH por parte de Israel, así como de diversas denuncias frente a los bombardeos a Gaza y Cisjordania por parte de gobiernos como Sudáfrica, Argelia, Tunez, Colombia, Bahréin, Jordania, Chile, Colombia, entre otros.

A continuación compartimos los comunicados de las partes.

Comunicado de prensa del Movimiento Hamás: Sobre el anuncio del acuerdo de tregua

«Basándonos en nuestra responsabilidad hacia nuestro pueblo palestino y en nuestro incansable esfuerzo por fortalecer la firmeza de nuestro heroico pueblo en la orgullosa Franja de Gaza, brindar alivio y curar sus heridas y consolidar la voluntad de nuestra resistencia victoriosa el séptimo de octubre frente al enemigo sionista.

Después de negociaciones difíciles y complejas durante muchos días, anunciamos, con la ayuda y el éxito de Dios Todopoderoso, que hemos alcanzado un acuerdo de tregua humanitaria (alto el fuego temporal) por un período de cuatro días, con los persistentes y apreciados esfuerzos de Qatar y Egipto, según a la que:

Un alto el fuego por parte de ambas partes, un cese de todas las acciones militares del ejército de ocupación en todas las zonas de la Franja de Gaza y un cese del movimiento de sus vehículos militares que penetran en la Franja de Gaza.

  • Llevar cientos de camiones con ayuda humanitaria, de socorro, médica y de combustible a todas las zonas de la Franja de Gaza, sin excepción, en el norte y el sur.
  • La liberación de 50 mujeres y niños israelíes menores de 19 años, a cambio de la liberación de 150 mujeres y niños de nuestro pueblo de las prisiones de ocupación menores de 19 años, todos según su antigüedad.
  • Paralización del tráfico aéreo en el sur durante cuatro días.
  • Paralizar el tráfico aéreo en el Norte durante 6 horas diarias, de 10:00 a 16:00 horas.
    Durante el período de tregua, la ocupación se compromete a no atacar ni arrestar a nadie en todas las zonas de la Franja de Gaza.
  • Garantizar la libertad de circulación de personas (de norte a sur) a lo largo de la calle Salah El-Din.

Los términos de este acuerdo fueron formulados de acuerdo con la visión de la resistencia y sus determinantes, que tienen como objetivo servir a nuestro pueblo y fortalecer su firmeza frente a la agresión, y siempre tuvo en cuenta sus sacrificios, sufrimientos y preocupaciones, y condujo estas negociaciones desde una posición de firmeza y fuerza sobre el terreno, a pesar de los intentos de la ocupación de prolongar y posponer las negociaciones.

Mientras anunciamos la llegada de un acuerdo de tregua, afirmamos que nuestras manos seguirán en el gatillo y nuestros batallones victoriosos permanecerán alerta para defender a nuestro pueblo y derrotar la ocupación y la agresión.

Prometemos a nuestro pueblo que permaneceremos leales a su sangre, sus sacrificios, su paciencia, sus vínculos y sus aspiraciones de liberación, libertad, restauración de los derechos y establecimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén como su capital».

Comunicado de prensa del gobierno de Israel:

«El Gobierno de Israel está obligado a devolver a todos los rehenes a su país. Esta noche, el Gobierno ha aprobado las líneas generales de la primera etapa para alcanzar este objetivo, según las cuales al menos 50 rehenes –mujeres y niños– serán liberados en cuatro días, durante los cuales se realizará una pausa en los combates. La liberación de cada diez rehenes adicionales resultará en un día adicional de pausa.

El Gobierno de Israel, las FDI y los servicios de seguridad continuarán la guerra para devolver a todos los rehenes a sus hogares, completar la eliminación de Hamás y garantizar que no habrá ninguna nueva amenaza para el Estado de Israel desde Gaza».

¡Hágase la violencia!

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Si bien, es bastante arriesgado opinar o tan siquiera hablar del tema, en palabras de Zizek, podemos tratar de arañar un poco la superficie de este “corazón de las tinieblas” que representa el conflicto de oriente próximo.

En su texto sobre La Violencia, el filósofo esloveno Slavoj Zizek, determina un elemento crucial en la práctica política de nuestros tiempos posmodernos. A saber, aquellas habilidades que se cimientan en los conceptos de pospolítica y biopolítica. Dicho ejercicio de manera sincrética, fundamenta en primera instancia el dejar de lado las viejas luchas ideológicas y partidistas que nunca llegaban a nada (pospolítica); y en segundo aspecto, la lucha por el supuesto componente humano, el individuo y su bienestar en general (biopolítica). Dos caras de una misma moneda que subrepticiamente, vendrán a activar dispositivos de control social. Veamos lo que nos dice Zizek: “Está claro que estas dos dimensiones se solapan: cuando se renuncia a las grandes causas ideológicas, lo que queda es sólo la eficiente administración de la vida… o casi solamente eso” (Zizek 45).

Este primer párrafo es tan solo una breve introducción de la intencionalidad del presente texto. La actual disputa de la NO ideologización del escenario político, deja un gran espacio a los juegos administrativos neoliberales que encausan sus “justas” cruzadas por la seguridad y el bienestar común. Pero nada más alejado de la realidad. Tan solo podemos percibir en el enrarecido ambiente, un miedo rotundo a la otredad y un gran desencadenamiento de violencia irracional con propósitos legitimados. Y es precisamente a esto último a lo que le echaremos un breve vistazo.

Si bien, el ejercicio de la biopolítica, de manera socarrona, ha sido el de potenciar el miedo y crear enemigos donde no los hay, como dispositivo regulador de los Estados, es bien sabido, que en dicho conflicto trasciende una violencia primordial, casi mitológica, sin temor a acuñar dicho concepto.

En los últimos días, ha sido completamente notoria la oleada de violencia ejercida sobre la población palestina en La Franja de Gaza. Si bien, es bastante arriesgado opinar o tan siquiera hablar del tema, en palabras de Zizek, podemos tratar de arañar un poco la superficie de este “corazón de las tinieblas” que representa el conflicto de oriente próximo. El ejercicio de la biopolítica, de manera socarrona, ha sido el de potenciar el miedo y crear enemigos donde no los hay, como dispositivo regulador de los Estados, además sabemos que en dicho conflicto trasciende una violencia primordial, casi mitológica, sin temor a acuñar dicho concepto.

Es plausible que cualquier tipo de comentario que surja al respecto puede llegar a ser tildado de antisemita. Pero, es también pertinente enunciar que el ideal no es el señalamiento cultural, sino la posible interpretación del trasfondo violento de las acciones ejercidas por Israel y cómo estas se acentúan en un tinte mitológico. Aquel arquetipo del pueblo elegido en busca de la tierra prometida tiende a legitimar cualquier lucha irracional, por más arcaico que se antoje el concepto hoy en día. Y es que en un contexto pospolítico, en donde un estado patriarcal se ha hecho acreedor, no solo a deudas históricas de opresión nazi, sino a ser epítome de creencias religiosas, aprehendidas por una comunidad blanca occidental, urgida por condenar la diferencia, no va a ser complejo ejercer una violencia que contenga todo el peso simbólico del deber ser paternalista.

Referenciando al filósofo esloveno una vez más:

“En el caso del Estado de Israel, sus orígenes “ilegítimos” no se han ocultado todavía. Sus efectos aún se sienten. Todo ello nos trae a la mente el lema de Bertolt Brecht en La ópera de cuatro cuartos: ¿Qué es el robo de un banco comparado con la fundación de un banco? En otras palabras, ¿qué es el robo que vulnera la ley comparado con el robo que tiene lugar dentro de los límites de la ley? (Zizek 143).

La cita, claramente especifica la legitimación estatal y global del ejercicio de la violencia israelí. Un Estado ilegítimo que se erige valiéndose de deudas morales, además de fundamentarse como símbolo mitológico del deber ser universal. En este sentido, cabe el postulado de Zizek: ¿qué es un acto de terrorismo frente a un poder estatal que hace la guerra contra el terror? Desafortunadamente el Estado palestino es obligado a perder todo lo que lo concibe como tal. Su origen y tradición cultural, está condenada al señalamiento global. La esfera de la pospolítica le instiga a dejar de lado su pleito territorial, desconociendo su historia y, por otro lado, la biopolítica lo señala de enemigos de la seguridad y soberanía del Estado de Israel.

Aquel arquetipo del pueblo elegido en busca de la tierra prometida tiende a legitimar cualquier lucha irracional, por más arcaico que se antoje el concepto hoy en día.

Bajo esta nefasta condición, Israel pretende fomentar su señorío moral. Increíblemente aducen que están en plenas facultades históricas y religiosas para erradicar al pueblo palestino, mientras éste último propende por el ejercicio inverso, luchar cultural e ideológicamente por el derecho territorial, en un juego perverso que ha invertido los símbolos. Tengamos en cuenta las hipotéticas declaraciones palestinas enunciadas por Zizek:

“Nuestros enemigos nos llaman terroristas (…) Personas que no eran nuestros amigos ni nuestros enemigos (…) también usaron este nombre latino. (…) Y, aun así, no éramos terroristas. (…) Los orígenes históricos y lingüísticos del término político “terror” demuestra que no puede ser aplicado a una guerra revolucionaria de liberación (…) ¿Qué relación existe entre la lucha contra la opresión, en pro de la dignidad del hombre y el terrorismo” (Zizek 144).

¿Cómo podemos romper este círculo vicioso de oscilación eterna entre los pros y los contras que lleva a la razón tolerante a un punto muerto debilitador? Solo hay un modo: rechazando los términos en que se plantea la cuestión. Como Gilles Deleuze subrayó en repetidas ocasiones, no solo hay soluciones correctas y equivocadas a los problemas, también hay problemas correctos y erróneos

En última instancia, ¿No estamos frente a un proceso capitalista de colonización? ¿No es el Estado de Israel una representación clara del germen occidental que invade, margina y elimina, persiguiendo fines económicos bajo estandartes morales? Vuelve a ser completamente jabonoso dar una respuesta afirmativa a lo anterior. La historia simplemente nos ha demostrado la potencia de los pilares mitológicos en el ejercicio de poder. La violencia legitimada configura su lenguaje para ser aceptada. Occidente cree ciegamente en la lucha contra el terrorismo y la avala con las acciones más viles, siempre y cuando estas sean ejecutadas sobre quienes representan lo distinto. Es en este punto donde el cuestionamiento de Zizek cobra una gran validez: ¿Cómo podemos romper este círculo vicioso de oscilación eterna entre los pros y los contras que lleva a la razón tolerante a un punto muerto debilitador? Solo hay un modo: rechazando los términos en que se plantea la cuestión. Como Gilles Deleuze subrayó en repetidas ocasiones, no solo hay soluciones correctas y equivocadas a los problemas, también hay problemas correctos y erróneos (Zizek 156).    

REFERENCIAS

Slavoj Zizek (2008). Sobre la Violencia. Barcelona. Editorial Paidós

Palestina tiene el potencial de transformar y ampliar la conciencia política de nuestros movimientos contemporáneos

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Fragmento de entrevista a Angela Davis por Gaye Theresa Johnson y Alex Lubin, publicada en NUSO N° 289.

En mi propia trayectoria política, Palestina siempre ha ocupado un lugar fundamental, precisamente por las similitudes entre Israel y eeuu: su colonialismo y sus procesos de limpieza étnica con respecto a los pueblos indígenas, sus sistemas de segregación, su uso de la ley, sus sistemas para promover la represión sistemática, etc. 

(…)

En la medida en que los impulsores del movimiento de bds se han inspirado en la campaña contra el apartheid de Sudáfrica, los activistas estadounidenses han señalado que se pueden extraer lecciones profundas de aquella política de boicot.

Los encuentros entre las luchas de liberación negra en EEUU y los movimientos contra la ocupación israelí de Palestina tienen una larga historia. El libro de Alex Lubin, Geographies of Liberation: The Making of an Afro-Arab Political Imaginary [Geografías de la liberación. La creación de un imaginario político afro-árabe] intenta cartografiar aspectos importantes de esta historia. Sin embargo, a menudo no es en el ámbito explícitamente político donde se descubren los momentos de contacto. Como destacó Cedric Robinson, a veces estos operan en el ámbito cultural. Por supuesto, Freedom Dreams: The Making of the Black Radical Imagination [Sueños de libertad. La creación de la imaginación radical negra], de Robin Kelley, sitúa el campo del surrealismo como una zona de contacto especialmente productiva. A fines del siglo xx, fue la poeta feminista negra June Jordan quien puso en primer plano el tema de la ocupación de Palestina. A pesar de los ataques que sufrió por parte del sionismo, y de perder temporalmente su amistad con Adrienne Rich (quien más tarde también se convirtió en crítica de la ocupación), June se volvió una poderosa defensora de Palestina. En su poesía encarnó la causa de la liberación negra y palestina: «Nací una mujer negra / y ahora me he convertido en palestina / contra la risa implacable del mal / cada vez hay menos espacio para vivir / ¿y dónde están mis seres queridos? / Es hora de regresar a casa».

Los activistas de Black Lives Matter y otros vinculados con este momento histórico tan importante demuestran una creciente conciencia colectiva en este terreno que puede desempeñar un papel importante en obligar a otros sectores del activismo por la justicia social a asumir la causa de la solidaridad palestina

En los años posteriores a nuestro viaje, muchas otras delegaciones de académicos y activistas han visitado Palestina y han ayudado a acelerar, ampliar e intensificar el movimiento de solidaridad. En la medida en que los impulsores del movimiento de bds se han inspirado en la campaña contra el apartheid de Sudáfrica, los activistas estadounidenses han señalado que se pueden extraer lecciones profundas de aquella política de boicot. Muchas organizaciones y movimientos dentro de eeuu han visto cómo la incorporación de estrategias anti-apartheid a sus agendas transformaba radicalmente su propio trabajo. La campaña contra el apartheid no solo ayudó a fortalecer los esfuerzos internacionales para acabar con el estado de apartheid, sino que también revitalizó y enriqueció muchos movimientos nacionales contra el racismo, la misoginia y la injusticia económica.

nos recuerdan la profunda necesidad de unir los esfuerzos antirracistas y desafiar la islamofobia y el antisemitismo mediante la resistencia global a las políticas y prácticas de apartheid del Estado de Israel.

De la misma manera, la solidaridad con Palestina tiene el potencial de transformar y ampliar la conciencia política de nuestros movimientos contemporáneos. Los activistas de Black Lives Matter y otros vinculados con este momento histórico tan importante demuestran una creciente conciencia colectiva en este terreno que puede desempeñar un papel importante en obligar a otros sectores del activismo por la justicia social a asumir la causa de la solidaridad palestina, en concreto, el bds. Las alianzas en los campus universitarios que incluyen a organizaciones estudiantiles negras, Students for Justice in Palestine [Estudiantes por la Justicia en Palestina] y los Jewish Voice for Peace [Voz Judía por la Paz] nos recuerdan la profunda necesidad de unir los esfuerzos antirracistas y desafiar la islamofobia y el antisemitismo mediante la resistencia global a las políticas y prácticas de apartheid del Estado de Israel.

Teórica e ideológicamente, Palestina también nos ha ayudado a ampliar nuestra visión de la abolición, entendida como la abolición del encarcelamiento y la vigilancia. La experiencia de Palestina nos empuja a revisitar conceptos como el de «Estado carcelario» para comprender seriamente las vicisitudes cotidianas de la ocupación y la vigilancia por parte no solo de las fuerzas israelíes, sino también de la Autoridad Palestina. Esto, a su vez, ha estimulado otras vías de investigación sobre los usos del encarcelamiento y su papel, por ejemplo, en la perpetuación de nociones binarias con respecto al género y en la naturalización de la segregación basada en la capacidad física, mental e intelectual.

Judíos sudafricanos denuncian limpieza étnica por el gobierno israelí y genocidio en Gaza

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Compartimos este comunicado de Sajews For Free Palestine, en el que judíos sudafricanos rechazan los ataques a Palestina y el régimen de apartheid al que está sometida.

Hacemos parte dea Alianza Informativa Palestina Libre

Judíos sudafricanos denuncian limpieza étnica por el gobierno israelí y genocidio en Gaza

27 de octubre de 2023

¡Cese al fuego ahora! ¡Decolonización ahora!

Con cada día que pasa, el gobierno de Israel intensifica una ofensiva fundamentalmente inmoral y criminal en contra de la población de Gaza. El bombardeo deliberado de casas, escuelas, universidades y hospitales, combinado con el bloqueo de agua, comida, insumos médicos y combustible, junto con el intento de expulsión de más de dos millones de palestinos al desierto en Egipto son crímenes de guerra inadmisibles bajo el derecho internacional humanitario.

No puede haber justificación para esas atrocidades. Si la mesa se invirtiera, y dos millones de israelíes estuvieran siendo internados en una prisión al aire libre, bombardeados indiscriminadamente y privados de alimentos, y fueran obligados a dejar su tierra bajo pena de muerte, nosotros asimismo estaríamos igualmente llamándolo por lo que eso: castigo colectivo, limpieza étnica y genocidio.

Esta masacre sucede después de más de un siglo de brutal colonialismo, el cual comenzó con la ocupación británica en 1917, y con la subsecuente creación del programa de asentamientos coloniales sionistas, donde 750.000 palestinos fueron expulsados de sus casas durante el Nakba, la catástrofe. Durante este tiempo, el estado de Israel ha continuado imponiendo un régimen de violencia brutal en contra de los palestinos colonizados. Ha ocupado ilegalmente el territorio palestino, administra el territorio bajo un sistema de Apartheid y colonialismo, y mantiene a Gaza bloqueada bajo el mayor asedio mundial, produciendo el mayor campo de concentración a cielo abierto que se tenga memoria.

El gobierno de Israel ha convertido este campo de concentración en un matadero para enmascarar sus propias fallas en la administración de este proyecto colonial etno-nacionalista. Este genocidio es permitido e incentivado por los Estados Unidos de América y el Reino Unido, quienes han proveído ayuda económica, militar y diplomática para sostener las políticas de Apartheid de Israel, de la misma manera que lo hicieron con el Apartheid en Sudáfrica. El sionismo es un proyecto colonial etno-nacionalista encubierto por Occidente, el cual ha forzado al pueblo palestino a pagar el precio por la perpetración del holocausto en Europa.

En este contexto, no faltan los clamores oportunistas para degradar la integridad judía, la memoria y el luto como una moneda de cambio social para intercambiarla por una campaña de venganza mortal, y en el proceso sacar dividendos políticos en su rol de comerciantes.

Como judíos, como sudafricanos, como seres humanos, rechazamos que nuestros nombres sean invocados para respaldar esta crueldad, esta mascarada de razonamientos moral que lo rodean, o la lógica de muerte del etno-nacionalismo que yace a ella. Apartheid, limpieza étnica, y genocidio son crímenes de lesa humanidad, de los cuales no puede haber justificación.

Muchas de nuestras familias y ancestros huyeron de la masacre y el genocidio en Europa, solamente para enfrentar la violencia del colonialismo en Sudáfrica. Nuestra comunidad muchas veces resistió el Apartheid, pero también muchas veces fue cómplice de este. Hoy no seremos más cómplices. Hoy reafirmamos de manera fuerte y clara: la lógica de la deshumanización del racismo anti-negro, anti-musulmán, anti-judío están todas conectadas a través de una historia común de colonialismo, fascismo y sionismo. La lucha en contra de una debe ser una indivisible lucha en contra de todas.

Hoy estamos de luto por la violencia y hacemos duelo desde lo más profundo por cada vida perdida —palestino, israelí o visitante extranjero. Toda vida es sagrada. Y precisamente porte toda vida es sagrada, insistimos en que el duelo no se puede convertir en arma para justificar el genocidio. ¡No en nuestros nombres judíos!

Hoy juntamos nuestras voces con otras muchas sudafricanas, y con todos aquello de todas las creencias religiosas en el mundo, que protestan en contra del apartheid en Israel. Hacemos un llamado a todos los sudafricanos y judíos con conciencia para rechazar los crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad que el gobierno de Israel ha cometido:

• Demandar un inmediato cese al fuego
• Apoyar los llamados de los palestinos a aislar al régimen de Apartheid de Israel a través de boicots, desinversión y sanciones, tal como fue hecho con Sudáfrica durante el Apartheid.
• Demandar que el gobierno de Sudáfrica corte relaciones diplomáticas con el régimen de Apartheid en Israel, tal como muchos gobiernos hicieron con el régimen de Apartheid en Sudáfrica.
• Demandar que el gobierno de Sudáfrica presione las Naciones Unidas para reinstalar el comité especial anti-Apartheid, de manera que se apliquen sanciones institucionales y una fuerza de paz internacional proteja a los palestinos de la agresión genocida del régimen de Apartheid de Israel.
• Rehuirse a aceptar la propaganda israelí y de Occidente que pretende legitimar las acciones genocidas del régimen de Apartheid de Israel, y recordar que los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido respaldaron el régimen de Apartheid en Sudáfrica, tal como lo hacen ahora en Israel.

Palestina, donde lo cotidiano es imposible

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“Gaza se ha convertido en un cementerio de niños” titula un artículo publicado por el portal de la ONU al retomar la expresión de un delegado de UNICEF. Son más de 3.000 niñas y niños asesinados por los bombardeos de Israel. 

Lo único que les queda es esperar, envueltos de miedo y terror, con la esperanza de no sufrir ningún daño. Cientos de miles de personas ya han abandonado sus hogares en un intento desesperado por protegerse a sí mismos y a sus familias, y todavía no hay un lugar seguro en la Franja

En un artículo publicado en octubre, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados explicaba por qué los bombardeos afectan, en lo fundamental, a la población civil: 

“En Gaza no hay lugar donde esconderse y los residentes no tienen forma de protegerse: no hay refugios de emergencia, ni espacios protegidos, ni alarmas que les permitan escapar. Lo único que les queda es esperar, envueltos de miedo y terror, con la esperanza de no sufrir ningún daño. Cientos de miles de personas ya han abandonado sus hogares en un intento desesperado por protegerse a sí mismos y a sus familias, y todavía no hay un lugar seguro en la Franja”.

El filósofo israelí Ariel Feldman, en su ya célebre artículo publicado en la revista Jacobin “Gaza: Sobre sionismo, judaísmo, racismo y barbarie”, basado en las cifras de la misma organización, afirma que lo que ha sucedido en los últimos 10 años “no es una guerra sino simplemente una masacre. El 95% de los muertos son palestinos, y entre ellos, un alto porcentaje son niños”. 

“El 15 de mayo de 1948, más de 700.000 palestinos fueron expulsados de su patria y más de 500 aldeas palestinas fueron destruidas en lo que se conoce como la Nakba o «catástrofe»”

Pero la situación no es en absoluto reciente, tiene antecedentes históricos de larga duración. La corta duración se remontaria a los tres años posteriores al fin de la segunda guerra mundial, cuando por una decisión imperial, como lo explica el periodista Taj Ali, “El 15 de mayo de 1948, más de 700.000 palestinos fueron expulsados de su patria y más de 500 aldeas palestinas fueron destruidas en lo que se conoce como la Nakba o «catástrofe»” con el inicio de la implantación del Estado de Israel.

La expansión del Estado de Israel ha tomado tres formas principales: la militar, por medio de los bombardeos; la administrativa, por medio de los controles y las restricciones de los territorios palestinos que fueron separados a la fuerza —Gaza, Cisjornadia y Jerusalén este—; y la civil, con colonos armados que poco a poco, amparados en la violencia física y simbólica, van despojando y desplazando a familias palestinas. 

Desde el estallido de las hostilidades, al menos 13 comunidades de pastores han sido desplazadas de sus tierras (…) Los agricultores palestinos son especialmente vulnerables ahora, durante la temporada de recolección de aceitunas. Saben muy bien, y los colonos también, que si no consiguen recoger las aceitunas, perderán el sustento de un año entero.

Sobre este último punto, el comunicado del 29 de octubre, firmado por organizaciones como Amnistía Internacional Israel, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, la Asociación por los Derechos Civiles en Israel, o Padres contra arrestos de niños, es muy diciente. En el escrito denuncian cómo los colonos sionistas en Cisjordania están aprovechando la atención puesta en Gaza para seguir desplazando a las familias palestinas:

“Desde el estallido de las hostilidades, al menos 13 comunidades de pastores han sido desplazadas de sus tierras (…) Los agricultores palestinos son especialmente vulnerables ahora, durante la temporada de recolección de aceitunas. Saben muy bien, y los colonos también, que si no consiguen recoger las aceitunas, perderán el sustento de un año entero. Ayer, Bilal Muhammad Saleh, de la aldea de As-Sawiya, al sur de Nablus, fue asesinado mientras cuidaba sus olivos. Fue el séptimo palestino asesinado por colonos desde el estallido de la guerra actual”.

Esta acción de ocupación, respaldada por los imperios occidentales en el propósito de consolidar un punto de control y expansión geoestratégico en el oriente, tuvo en su momento, y tiene en la actualidad, una modalidad colonial, de control económico, y político, así como de legitimación racista. 

la deshumanización del pueblo palestino, es un eje fundamental del régimen de apartheid que sostiene Israel sobre Palestina, régimen que reconoció la misma ONU en el 2022.

En una conferencia, el periodista judío Gideon Levy, señalaba que en Israel existen tres dispositivos culturales para sustentar y legitimar sus prácticas coloniales:

“A la mayoría de los israelíes (…) creen profundamente que nosotros somos los elegidos, y si somos los elegidos tenemos derecho de hacer todo lo que queramos. B. Hubo ocupaciones más brutales en la historia, (…) pero en la historia nunca hubo una ocupación en donde el ocupante se presentara a sí mismo como la víctima, y no solo como la víctima sino como la única víctima del entorno. Esto también permite que cada israelí viva en paz, porque ‘nosotros somos las víctimas’ (…) C. En la sociedad israeli hay una sistemática deshumanización de los palestinos, piensan que no son seres humanos y que no es un problema de derechos humanos. Si le rascan la piel a casi todos los israelíes, se encontrarán con eso. Casi nadie tratará a los palestinos como seres humanos iguales a nosotros”.

Y justamente este último punto, la deshumanización del pueblo palestino, es un eje fundamental del régimen de apartheid que sostiene Israel sobre Palestina, régimen que reconoció la misma ONU en el 2022.

El régimen de apartheid se hizo conocido en Sudáfrica por separar a la población blanca, descendiente de los colonos holandeses e ingleses, de la negra que era histórica de la región. Esta separación tenía como principio despojar a la población negra de sus tierras y orillarla a espacios específicos y reducidos, conocidos como bantustanes, así como privarla de derechos políticos para impedir su organización y lucha legal, mientras otorgaba la ciudadanía, la tierra y los recursos naturales a la población blanca. Cabe decir que el apartheid es un crimen de lesa humanidad entendido por el Estatuto de Roma como “régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen”.

el apartheid es un crimen de lesa humanidad entendido por el Estatuto de Roma como “régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen”.


En el informe de Amnistía Internacional, El apartheid israelí contra la población palestina. Cruel sistema de dominación y crimen de lesa humanidad, se expone de forma clara esta separación que puede ser identificada con la lógica de los bantustanes. En el Estado de Israel, a la población árabe-palestina, si bien se le reconoce la ciudadanía, le es negada la igualdad de derechos, como el del acceso a propiedades y a la participación política. Mientras que a la población de los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) se le reconoce la “residencia permanente”, recortando de esta forma los derechos parciales que supone la ciudadanía. El resto de la población palestina debe someterse “al régimen militar israelí y a las draconianas órdenes militares adoptadas desde 1967”. 

Como se explica en uno de los apartados del informe: 

“La misma existencia de estos regímenes jurídicos separados, sin embargo, es una de las principales herramientas con las que Israel fragmenta a la población palestina y aplica su sistema de opresión y dominación, y sirve, como señala la Comisión Económica y Social para Asia Occidental (CESPAO), ‘para ocultar la misma existencia del régimen [de apartheid israelí]’. De hecho, las políticas de Israel tienen por objeto (…) tratar de forma diferente a cada comunidad palestina con el fin de debilitar los lazos entre ellas, eliminar cualquier forma de disidencia sostenida contra el sistema que ha creado y garantizar un control político y de seguridad más efectivo sobre las tierras y las personas en la totalidad de los territorios”.

la idea de “guerra de Israel contra Hamas”, reproducida por los grandes medios corporativos nacionales e internacionales, es intencionalmente engañosa, ya que lo que en realidad está teniendo lugar es la puesta en marcha del proyecto de expansión total del Estado de Israel

A la luz de esta estructura discriminatoria, la idea de “guerra de Israel contra Hamas”, reproducida por los grandes medios corporativos nacionales e internacionales, es intencionalmente engañosa, ya que lo que en realidad está teniendo lugar es la puesta en marcha del proyecto de expansión total del Estado de Israel a partir de la dominación, expulsión y asesinato del pueblo palestino.

La matriz noticiosa de “guerra contra Hamas”, que omite la correlación desigual de fuerzas e insiste en la idea simplificada de “terrorismo árabe”, sirve para justificar, precisamente, las tres formas de expansión colonial del Estado de Israel ya mencionadas: la militar, con las incursiones y los bombardeos; la administrativa/cultural, con los distintos mecanismos del apartheid; y la civil, con las prácticas paramilitares de ocupación de los colonos sobre lo que queda de las tierras palestinas. 

En estos medios no se muestran las imágenes de los niños palestinos que son detenidos por el ejército israelí, ni se mencionan los traumas que viven por las formas de represión a las que son expuestos a temprana edad. Se omite que sea la niñez una de las principales víctimas, y se descarta el análisis tras estas acciones, para no reflexionar sobre lo que esto puede suponer simbólica y materialmente: el hecho de impedir un horizonte, una visión de futuro para la nación palestina.

En estos medios no se muestran las imágenes de los niños palestinos que son detenidos por el ejército israelí, ni se mencionan los traumas que viven por las formas de represión a las que son expuestos a temprana edad.

Franz Fanon explicaba en su libro “Los condenados de la tierra” que la colonización también es una experiencia de subordinación. No solo basta con la dominación, los colonizadores idean métodos de humillación para que los colonizados asuman ese estado de dominación en las entrañas, con el control de la alimentación, los medicamentos, del sueño y las pesadillas. En Gaza hay incertidumbre sobre el próximo bombardeo o la próxima incursión armada. La violencia es la regla. Con Fanon se puede decir: “en esta atmósfera lo cotidiano se vuelve simplemente imposible”.

Lo que sucede hoy en Palestina es la evidencia de lo que, en teoría, se había superado tras el cierre del siglo XX: el colonialismo, el apartheid, el genocidio. Lo que sucede en Palestina recuerda la opresión colonial e imperial sobre Argelia, Vietnam o Sudáfrica, e incluso lleva a pensar en la persecución contra la población judía por parte del zarismo ruso o el nazismo en Alemania. Solidarizarse hoy con el pueblo palestino es empatizar con la causa de los oprimidos de la historia. 

Mi apellido: ofendido; mi nombre: humillado; mi estado civil: la rebeldía; mi edad: la edad de piedra.

Aimé Césaire

Revista Hekatombe hace parte de la Alianza Informativa Palestina Libre.